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Las ranas de Esperanza Aguirre

Esperanza Aguirre.

Esperanza Aguirre. / EFE

Primero fue una rana; luego fueron dos; a día de hoy ya son un sinfín. La última, su mano derecha y sucesor en la Comunidad de Madrid, Ignacio González. A Esperanza Aguirre ya se le ha quedado pequeña la charca para albergar tantos batracios que le han ido apareciendo.

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En su declaración ante la Audiencia Nacional sus líneas de respuesta fueron las de costumbre: "no me consta", "no sabía nada", "no lo conocía", "yo no estaba", "yo no me ocupaba de esos asuntos", "esas personas ya estaban cuando yo llegué". Y como colofón, su proclama preferida: "Yo descubrí la trama Gürtel, sin saberlo". Vamos, que no se enteraba de nada de lo que sucedía a su alrededor ni de los tejemanejes de sus más estrechos colaboradores. Evidentemente ese discurso no cuela y eso le ha abocado a presentar su dimisión como portavoz del grupo popular en el Ayuntamiento de Madrid, para lo cual su partido, interesadamente, ya le dio un empujoncito. Las responsabilidades penales que se le puedan atribuir ya se irán viendo conforme avancen los diversos procesos judiciales abiertos o que se puedan abrir en el futuro.

Cuando las ranas críen pelo quizás la charca se vaya vaciando de esos colaboradores deshonestos y traidores que han puesto a los pies de los caballos a su cándida benefactora.

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