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La inmigración en la segunda revolución industrial

Con varios libros en la mochila, entre otros, ‘A Peu pel Pallars’ i la ‘Vall d'Aran’ (1956). Han pasado 60 años del primer libro de viajes, de mi maestro Josep María Espinás. Ambos, comenzamos el viaje en el restaurante “Palermo” en Pobla de Segur. Espinás: “No puc tenir una entrada al Pallars mes afortunada. Menjo al “Palermo”, que es un lloc de bona cuina, les primeres i ja no superables truites de riu”. A la salida del restaurante me encuentro al fotógrafo de la Pobla de Segur, y gran aficionado a la historia, Joan Fusté Múnich, conversamos acerca de la Guerra Civil, y de los Maquis. Joan me dice: “Antonio, mi padre fue corneta del General José Moscardó, la trompeta la conservo en una vitrina. Moscardó, fue un militar franquista. Se le recuerda por su defensa del Alcázar de Toledo durante la Guerra Civil.

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La visita al Museo Hidroeléctrico de Capdella (Lérida) me descubre la participación de la inmigración en la Segunda Revolución Industrial de Catalunya. Emili Riu i Periquet natural de Sort, procedente de una familia humilde, fue el impulsor de un proyecto de aprovechamiento de los lagos y ríos de la Vall Fosca. En Cataluña, ni la Banca Arnús, ni la Banca Marsans confiaron en su proyecto. Riu, tuvo que buscar la financiación en Francia. Antonio Salvadó, en el video dice: “Riu, me dijo varias veces que si fracasaba no tendría más remedio que pegarse un tiro”. Emili Riu falleció en Madrid el año 1928; prácticamente en el anonimato. Decían que se había vendido las aguas a los extranjeros.

Emili Riu tampoco pudo contar con los habitantes de la Vall Fosca. No les interesó el trabajo. Conocían las duras condiciones meteorológicas de trabajar en los lagos a 2.000 metros de altura. La mayor parte de la mano de obra provenía de Andalucía, Murcia, y Aragón. Las obras de la Central finalizaron en un tiempo record de 23 meses gracias al esfuerzo humano de miles de trabajadores, que vivían en barracas, y trabajaban 13 horas todos los días. Ello desencadenó en una huelga los días 11 y 12 de junio de 1913.

La Central se puso en funcionamiento el 28 de enero de 1914, cinco años antes de que se consiguiera en Barcelona la jornada de ocho horas, y 48 semanales. Se establecieron en la colonia 40 familias, que provenían de la Vall Fosca, y de las comarcas. El agua almacenada en los estanques llegaba a la central de un salto de 840m,  a una presión de 84 kg/cm2. La electricidad a través de líneas de alta tensión era transportada a toda Cataluña; para iluminar  Barcelona, y mover las fábricas de su área metropolitana. 

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