Carta de una musulmana: no todo es odio, también hay quien nos entiende y ayuda

En respuesta al reportaje Miedo a un turbante en Barcelona: Sí, no hace más de dos semanas, en Londres, un hombre empujó a una mujer musulmana para arrojarla a las vías del tren. Sí, hay gente que acrecienta su odio hacia los musulmanes y cada día lo alimenta con más virulencia. Sí, algunos políticos utilizan el discurso eufemístico incitando procesos de exterminio de una parte de la sociedad que deberían darnos miedo.

Sin embargo, parece dar morbo conversar de todo lo malo que ocurre y se nos olvida todo lo bueno que sucede a todo nuestro alrededor.

Se nos olvida agradecer: agradecer a todos los que nos han acogido; se nos olvida agradecer a los medios de comunicación que no solo presentan el horror que está sacudiendo el mundo, sino que también hacen agradable encender el televisor. Se nos olvida agradecer a los compañeros de la universidad o a aquellos grandes amigos que toman contigo un café para preguntarte qué es lo que realmente predica el Islam y por qué Daesh no nos representa. Se nos olvida la sonrisa de nuestros profesores, la del conductor que nos transporta y la de la dependienta que nos recibe. Y es que hay tantas personas a las que agradecer su apoyo y comprensión hacia los musulmanes convertidos también en víctimas del fanatismo enfermizo y del culto al odio, que yo, en público, quisiera hacerlo.

Gracias: a mis compañeros, a mis amigos, a la sociedad. A la sociedad que no discrimina y te hace sentir una ciudadana más. Pero, sobre todo, gracias a todas aquellas personas que, antes de juzgar un modo de vida, el Islam, se preocupan primero de juzgar su propia ignorancia. Porque, recuerdo, no somos musulmanes, ni cristianos, ni agnósticos o ateos. Somos personas.