Carta de un maestro: Penalizado por la osadía de seguir formándome

Multadme. Soy un desconsiderado, un sinvergüenza, un delincuente sin escrúpulos. Ya no puedo más, necesito redimirme. Me disculpo por ser un curioso insaciable que no puede (ni quiere) dejar de aprender.

Por ser un maestro con la mala costumbre de querer ofrecer lo mejor a sus alumnos. Por ser un apasionado de la educación y tener la osadía de seguir formándome. Por desvivirme por la lectura y especializarme para que los más pequeños se emocionen, crezcan, se transformen y amen el mundo de los libros.  Por haber entendido aquello tan socrático de “yo solo sé que no sé nada”. 

Hoy pagaré mi merecida penitencia, un 40% de multa por estudiar el segundo máster (ya la pagué por el segundo grado) que impone la Generalitat de Catalunya. La abonaré encantado. Y me autoimpondré otra pena: seguiré aprendiendo, porque solo cuando has presenciado aquellas miradas llenas de ilusión, comprendes la verdadera trascendencia de lo que tenemos entre las manos.

Queridos representantes, que os aproveche.