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Agredida sexualmente y humillada al pedir ayuda

Manifestacion en Barcelona contra la violencia machista.

Manifestacion en Barcelona contra la violencia machista. / CARLOS MONTAÑÉS

Andrea Caparrós Rodriguez

Abro Facebook y me encuentro con un artículo sobre otra agresión sexual en Barcelona. Otra, otra vez. Esta vez en una discoteca barcelonesa situada al lado de las Ramblas.

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La víctima relata que estaba bailando y que, a pesar de sus múltiples negativas, el agresor consiguió ponerle los dedos por debajo de la falda, tras lo cual la chica le empujó, pero el chico consiguió salirse con la suya y huir. Ante esta situación la chica agredida acudió a los porteros de la discoteca en busca de ayuda y eso fue justo lo que no encontró. Se rieron de ella y le dijeron que si estaba bailando qué se esperaba. ¿Perdón? ¿Cómo? ¿A estas alturas? Tan tolerantes que somos y tan modernos. ¿Cómo puede haber alguien que piense que una agresión sexual se busca? Por alguna razón es una 'agresión' y no una 'relación' sexual.

Hay más, no se acaba aquí la humillación por parte de los porteros. La chica agredida iba acompañada de una amiga que iba ebria y, por tanto, asumieron que ella también debía estarlo y que era seguro que se lo habría buscado o que no se acordaría de mucho.

Pongámonos en el caso de que la víctima realmente fuera ebria, ¿qué derecho le da al agresor a atentar contra su persona? ¿Desde cuándo el estado de embriaguez justifica las agresiones sexuales o cualquier otro tipo de agresión?

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