ALICIA FERNÁNDEZ. DIRECTORA JOAQUIM RUYRA

«La reforma es solo un alarde de poder»

Profesores, padres alumnos. La reforma educativa impulsada por el ministro de Educación no es un asunto que concierne solo a políticos y pedagogos, sino también a quienes viven cada día, en cada escuela, en cada clase, el complejo desarrollo del sistema educativo. 

«La reforma es solo un alarde de poder»_MEDIA_1

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INMA SANTOS HERRERA / Barcelona

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Con la experiencia que dan 28 años de dedicación a la docencia, 13 de ellos como directora de la escuela pública Joaquim Ruyra de Barcelona, Alicia Fernández resume su opinión sobre laley Wert: «Es una golosina política» que, a su juicio, se limita a los detalles externos, no afronta los problemas de fondo del sistema educativo. «Es un alarde de poder», añade, algo que se aprecia, por ejemplo, en la voluntad de fijar los contenidos («prioriza doctrina frente a competencias»).

«Una ley educativa que vele por la calidad de la enseñanza» -explica la docente- «debería abordar cuatro pilares básicos: profesionalización de la dirección, autonomía de centros, liderazgo pedagógico y la carrera profesional del profesorado». Nada de esto se encuentra en la ley, subraya Fernández, quien recuerda que la LEC (ley de educación de Catalunya) sí contempla esos puntos.

No es la postura de Fernández frontalmente contraria a la LOMCE. Por ejemplo, está a favor de las evaluaciones externas y el sistema de reválidas. El problema es que no está nada claro cómo serán («¿Van a valorar la capacidad de memorizar o las competencias adquiridas? ¿Quién va evaluar? ¿Enviarán inspectores desde Madrid?»). Lo mismo sucede con otra de las medidas contempladas en la norma, avanzar a 4º de ESO la decisión de elegir FP y el Bachillerato. No hay nada malo en impulsar la FP, sostiene la directora del Joaquim Ruyra, la cuestión es que ello debe ir acompañado de un profesorado con perfil adecuado --«que sepa orientar, que haya trabajado en una empresa»--, y estrechar lazos con empresas. «Pero laley Wertse queda en los detalles externos, no en el fondo», lamenta.

Consenso

¿Supondrá esta ley un cambio profundo? Para responder, Alicia Fernández echa mano de su experiencia. «La escuela es una maquinaria lenta; se necesitan 5 o 6 años para recoger resultados» -explica-. «Para entonces, ya habrá habido elecciones y se volverá a modificar la ley». Por eso, la mejor receta para la educación es justo la que parece más difícil: consenso entre partidos y comunidad educativa.

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