'Kintsugi'

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Taza sometida a la técnica japonesa del 'kintsugi'

Taza sometida a la técnica japonesa del 'kintsugi'

Carla Torres

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La cultura japonesa se caracteriza por su espiritualidad y la creencia de que todos los seres vivos están conectados entre sí y que todo pasa por algo. Durante siglos, la tradición japonesa ha estado bajo la influencia de diferentes corrientes espirituales como el sintoísmo, el budismo o el taoísmo, entre muchos otros. Esto ha enriquecido sus creencias y sus métodos para afrontar los desafíos de la vida.

Una de las técnicas más famosas de la filosofía japonesa es el 'kintsugi', que viene de las palabras 'kin' (oro) y 'tsugi' (unir o reparar). Aunque muchos lo conocen directamente como la "reparación de la cerámica rota" o "la belleza de las cicatrices".

Resiliencia y aceptación

Para los japoneses, esta palabra es sinónimo de resiliencia y aceptación. El 'kintsugi' explica que las cosas pueden ser incluso más bonitas después de haberse roto, siendo imperfectas. Para ello, usan la cerámica como metáfora de algo que se rompe y que, por mucho que intentes pegar o reconstruir, nunca lograrás dejar con su aspecto inicial. Sí podrás conseguir que tenga la misma función, pero visiblemente nunca será igual.

Por eso, la filosofía del ''kintsugi' sostiene que es mejor dedicar los esfuerzos a darle una forma bonita y útil que intentar que tenga el aspecto que tenía antes de romperse.

Una técnica del siglo XV

Esta técnica tiene su origen en el siglo XV, cuando el 'shogun' (que se refiere al título de comandante militar en la historia japonesa) Ashikaga Yoshimasa rompió su taza de té china favorita. La envió a China para repararla, pero regresó con grapas de metal que desfiguraban la taza. El 'shogun' entonces encargó a los artesanos japoneses que encontraran una forma de reparar la taza que no solo la hiciera funcional de nuevo, sino que también la hiciera más hermosa.

Los artesanos desarrollaron la técnica del 'kintsugi', que consiste en reparar la cerámica rota con una laca especial que se mezcla con polvo de oro. La laca se aplica a las grietas y se deja secar. Una vez que la laca está seca, se pule la superficie de la cerámica para revelar las líneas doradas que dan un nuevo aspecto -igual o más bonito- a la taza reparada.

Nunca es posible romper dos objetos de la misma manera, así que el resultado final siempre será una obra de arte única en el mundo, lo que la hará todavía más especial y preciosa.

La belleza de la imperfección

El 'kintsugi' no es solo una forma de reparar la cerámica rota. También es una filosofía que celebra la belleza de la imperfección. Este método nos enseña que nuestras experiencias de vida, tanto las buenas como las malas, nos hacen quienes somos. Y que incluso nuestras imperfecciones nos hacen únicos y especiales.

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