Armonía oriental

Cómo hacer un jardín japonés en casa

Un jardín japonés

Un jardín japonés

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Vega S. Sánchez
Vega S. Sánchez

Periodista

Especialista en animales, plantas y curiosidades

Escribe desde Barcelona

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La definición de un jardín japonés podría ser la de una estructura natural que refleja las perspectivas filosóficas y religiosas tradicionales que creen en la eternidad del alma y la naturaleza. Es decir, no es únicamente un paisaje que refleja la belleza de la naturaleza, sino que además muestra un mundo singular con objetos naturales como los árboles, la hierba, el agua y las rocas.

A pesar de ello, no existe un único jardín japonés, ni un único concepto del mismo. "Y tampoco existe una cuota de elementos básicos en un jardín japonés", asegura Enrique Acevedo, paisajista especializado de Jardines Japoneses, empresa que, como su nombre indica, diseña y construye jardines zen y japoneses ("que son la misma cosa, no hay diferencia", matiza) por toda España.

La clave de un jardín japonés reside en el equilibrio, no tanto en los elementos que se pongan en él. "Es tan importante lo lleno como lo vacío", asegura Acevedo. De hecho, tampoco importa tanto como se cree el tamaño. "Yo he hecho jardines japoneses en metro y medio", añade.

Belleza

Pero no hay que confundir el equilibrio de un jardín japonés con el feng shui que, además, es un concepto chino. El feng shui podría definirse como la ocupación y distribución armónica del espacio para lograr una influencia positiva sobre las personas que lo ocupan.

En cambio, en un jardín japonés o jardín zen a priori solo se busca aportar paz y belleza, sin ir más allá. "Los japoneses ven a la naturaleza como una energía en sí misma, algo que se carga de energía positiva, pero no tiene que influir en las personas de ninguna otra manera, solo aportando belleza y armonía", explica Acevedo.

Elementos principales

En definitiva, un jardín japonés no deja de ser un microcosmos, una pequeña parcela de los elementos naturales característicos de Japón y su tradición milenaria, cargada de toda la simbología que estos representan. "El truco es que, aunque sea un espacio pequeño, simule ser un espacio muy amplio", dice Acevedo. "Un espacio lleno de colores, olores... con sensaciones presentes".

Y aunque no cuenta con unos elementos básicos ni fundamentales, sí es cierto que hay componentes que suelen ser comunes en todos los jardines japoneses, en tanto en cuanto representan esa naturaleza viva nipona, esa energía positiva isleña oriental. Los elementos que se pueden hallar en cualquier jardín japonés son:

Rocas

Simbolizan las montañas, la orografía de las casi 7.000 islas que conforman el estado de Japón, pero también las propias islas en sí, el terreno. Las más usadas son aquellas de origen volcánico, sobre todo el basalto. También la grava y la arena, como parte esencial de esa tierra oriental milenaria.

Agua

Aunque es cierto que en Occidente el jardín japonés más extendido es el jardín seco o karesansui -que consiste en un campo de arena poco profunda que puede contener grava, rocas y ocasionalmente hierba o musgo-, el agua es un elemento asociado a Japón, un país formado por islas. Para la cultura nipona, como para casi todas, el agua simboliza la vida y el ruido que hace al fluir proporciona paz y tranquilidad.

Puentes, islas, puertas y casas

Las casetas, puentes o incluso islas son una constante de los jardines japoneses. Cabe recalcar que los japoneses recrean en sus jardines su casa, su isla, el paisaje en el que nacieron. Los puentes, además, no solo sirven para cruzar de una casa a otra (o de una estancia de paz a otra), sino que también son el paso al paraíso. Lo mismo sucede con las puertas y los torii -los arcos tradicionales japoneses- que simbolizan la transición de lo profano a lo sagrado.

Plantas

"Dependiendo del área geográfica, se pondrán unas plantas u otras", explica el paisajista Enrique Acevedo. El acer palmatum o acer rojo, el típico japonés, "no se da demasiado bien en Catalunya, por ejemplo. Aunque sí puede crecer ahí", matiza. Y, por supuesto, bambú, pino negro japonés y cualquier tipo de bonsái. Cualquier árbol o arbusto que proporcione esa imagen de frondosidad y color sirve.

Desde el siglo VIII

Los jardines japoneses son parte de la tradición del país nipón desde el siglo VIII y pueden estar situados en casas privadas, parques públicos y templos.

Pero también se han extendido allende los mares. Uno de los jardines japoneses más famosos que hay en Occidente es el de Mauléier, situado en la región de los Países del Loira (Francia). Con sus 29 hectáreas es, además, el jardín japonés más grande de Europa. El parque forma parte de la propiedad del Castillo Colbert, que se fundó en 1680 por Edouard François.

Homenaje al volcán de La Palma

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En España, hay jardines japoneses públicos de envergadura en Alcobendas (Madrid) -en el Parque de la Vega- y en Alhaurín de la Torre (Málaga), que cuenta con una laguna y cascadas artificiales, y tres pagodas (una de ellas, con una altura de dos plantas en forma de torre), por ejemplo. Y otros muchos, en casas privadas repartidas por toda la geografía española.

Además, hay espacios japoneses en distintos jardines botánicos de toda España, como el jardín zen negro inaugurado el pasado día 10 en el Real Jardín Botánico de Madrid. Fabricado con cenizas del volcán de Cumbre Vieja de La Palma, erupcionado en septiembre pasado, homenajea a todas la víctimas de la catástrofe.

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