Consejos prácticos

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Un empelado de una gasolinera sirve combustible a un motorista.

Un empelado de una gasolinera sirve combustible a un motorista. / ELISENDA PONS

Lola Gutiérrez

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Prácticamente todos los conductores dan por hecho que a la hora de repostar se rellena el depósito con la cantidad de gasolina o diésel que han comprado previamente. Sin embargo, ante la posibilidad de que esto no siempre sea así y que surja cualquier tipo de manipulación, son pocos los que se aseguran de confirmarlo.

Si bien es cierto que existen inspecciones periódicas en las gasolineras que velan por que estas cosas no sucedan -de hecho, los surtidores deben ser verificados anualmente por una entidad que a su vez esté homologada por ENAC para realizar esas inspecciones-, los usuarios también tienen la posibilidad de comprobar por su propia mano si el surtidor les ha provisto de los litros de carburante correctos por medio de un truco muy sencillo.

Prueba de la probeta

Las gasolineras están obligadas a ofrecer a sus clientes la prueba de la probeta, un método rápido para confirmar si el surtidor está calibrado correctamente. Esta revisión consiste en seleccionar los litros deseados y, en vez de introducir la manguera en la obertura del depósito, hacerlo en un recipiente volumétrico que indique la cantidad de combustible depositada.

El recipiente es un matraz con un gran cuello en el que se indica exactamente dónde están los 10 litros. Por encima y por debajo de esta marca hay cifras en porcentaje del sobrante o la falta de líquido. La prueba, por tanto, es sencilla: coge la manguera y pon la gasolina. Tras ello, espera un poco a que baje la espuma y comprueba si la cifra del surtidor es la misma que la de la probeta.

En caso de advertir una menor cantidad de carburante de la solicitada, el usuario está en su derecho de denunciar dicha estafa, la cual se suele saldar con multas y, en los casos más extremos, el cierre de la estación de servicio.

Pequeña variación

Como mucho, puede haber una variación inferior o superior al 0,5%, es decir, el equivalente a medio litro por cada 100 litros. Todo lo que esté dentro de estos márgenes será legal e indicará que la gasolinera está sirviendo la cifra correcta.

Pero lo cierto es que los surtidores suelen estar bien calibrados, porque están precintados de fábrica para que no puedan ser manipulados. Es decir, el surtidor lleva precintos en los tres elementos principales: el medidor de caudal, el generador de impulsos y la placa informática. Por tanto, para que salga menos combustible hay que desprecintarlos y manipularlos. Y volver a precintarlos.