Mito derrumbado

Los expertos revelan la verdad sobre comer las pepitas negras de la sandía

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Sandía

Sandía / Pexels / Yan Krukau

Alexandra Costa

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El calor sigue apretando, aunque nos adentremos en la segunda quincena de septiembre, y la sandía sigue siendo una aliada para combatirlo. Sienta de lujo, es un 'must' de cada verano y todavía está en todos los supemercados. Eso pese a que su consumo, junto con el del melón, ha caído en picado debido al incremento de su precio: se ha doblado y los consumidores pagan a 1,5 euros el kilo. La sandía lleva consigo una coletilla que seguro que habrás escuchado alguna vez: es malo comerse sus pepitas negras. De hecho, muchas personas suelen quitárselas antes de comerla o directamente optan por comprar sin. Ahora los expertos han revelado la verdad sobre las semillas de esta fruta. ¿Son buenas o malas?

Los expertos coinciden en decir que las frutas contienen nutrientes esenciales, previenen las enfermedades y potencian el bienestar general. Son tan importantes que sustentan la base de la pirámide de una alimentación saludable y se recomienda comer dos o tres raciones al día.

Sin embargo, algunos consumidores tienden a verle peros. Sobre todo si llevan piel o tienen semillas dentro. Es el caso de las uvas, que dejan una estampa curiosa cada fin de año: hay quienes se las comen enteras, quienes las pelan o le sacan las pepitas o, directamente, las dos cosas. De hecho, ya existen las uvas sin pepitas. Y ojo, no son transgénicas.

Sucede lo mismo con las sandías sin pepitas: no están modificadas genéticamente. Existen, son naturales. No tienen trampa ni cartrón. Entonces, por qué reusamos comernos las semillas de las frutas. ¿A caso creemos que nos crecerá una planta en el estómago?

Muchos nutrientes

Las pepitas negras de la sandía son comestibles. Como las de la manzana y cualquier otra fruta. "El cien por cien de la sandía es utilizable", confirma Stephanie Barlow, directora comunicación de la Junta Nacional de Promoción de la Sandía (NWPB) del Reino Unido (sí, existe una asamblea con este fin). Además, ha pedido a un grupo de científicos que averigue sus propiedades nutricionales.

Las semillas de la sandía son más beneficiosas de lo que piensas. "Son una fuente natural de manganeso, fósforo, potasio, proteínas, ácido fólico, ácidos grasos esenciales, hierro y zinc", afirma la dietista Lauren Manaker en la revista británica 'Southern Living'. "El manganeso ayuda al funcionamiento adecuado del cerebro y del sistema nervioso, mientras que el fósforo ayuda a la formación saludable de huesos y mejora la digestión", añade.

Son sanas, pero...

Si bien es cierto que las semillas negras están llenas y maduras, y se pueden plantar, también son saludables para comer. Eso sí, "tienen poco sabor", dicen los expertos. Asimismo, comentan que "son mucho más difíciles de masticar que las pepitas blancas, que son inmaduras". Lo dicen los dietistas y lo corroboramos los consumidores, todo sea dicho.

Hay más buenas noticias. Por un lado, tanto las semillas de sandía blancas como las negras contienen fibra y  se cree que las semillas de sandía germinadas brindan aún más beneficios nutricionales. Cuando se tuestan, se parecen a las de calabaza y son un complemento saludable.

Por el otro, el magnesio de las semillas desempeña un papel clave en la producción de energía del cuerpo, la función nerviosa y el mantenimiento de la presión arterial estable. Por último, las pepitas aportan ácidos grasos que reducen los niveles de colesterol y disminuyen las posibilidades de sufrir un ataque cardíaco o un derrame cerebral, dicen los expertos. Así que ahora ya lo sabes: la sandía solo es peligrosa si te cae en el pie