Polémico cierre forzoso

El restaurante de La Mola podría renacer en la piscina de Sabadell o una masía de Sant Feliu

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Clàudia Mas

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El cierre forzoso del restaurante que hay en la cima de la Mola desde hace 57 años genera una fuerte polémica en el Vallès y entre los excursionistas que suben a la famosa montaña del Vallès Occidental. La decisión de la Diputació también cayó como un jarro de agua fría al local, que regenta la familia Gimferrer desde sus inicios. Se aferran a la esperanza de un giro de guión que evite la clausura el próximo lunes 22 de enero, pero también exploran alternativas para salvar el negocio.

Lo pilota la tercera generación, tres hermanos, y sirven unas 25.000 comidas al año. Tendrán diez meses de margen para abandonar el local, ubicado en un antiguo monasterio románico del siglo X protegido como Bien de Interés Cultural de Interés Nacional. A menos de una semana y pese a los anuncios políticos, el hermano mayor, Ferran Bernadí, de 34 años, no descarta por completo una amnistía de última hora. “Tengo esperanzas que esta semana la Diputación nos diga que podemos seguir abiertos unos meses o años más", confiesa en conversación con EL PERIÓDICO a 1.100 metros de altitud. "Esta es nuestra casa”, reivindica.

¿Qué les parece a los visitantes de La Mola el cierre del restaurante?

Así viven los excursionistas y los dueños los últimos días del restaurante de la Mola / Foto: Zowy Voeten | Vídeo: Zowy Voeten, Claudia Más y Patricio Ortiz

La copropietaria del restaurante, y madre de Ferran, Gemma Gimferrer, enfatiza que no únicamente dan servicio de restauración, sino que también cuidan del entorno y los excursionistas -sobre todo ellas- disponen de lavabos. Lamenta que ellos mismos "se encargan de limpiar los desechos que la gente sube, pero que luego no bajan".

Plan B: Sabadell o Sant Feliu del Llobregat

Como las películas que (dicen) son buenas tienen segundas partes, la familia propietaria del restaurante también prepara la suya. A día de hoy, tienen dos opciones encima de la mesa. Una es regentar el restaurante del Club Natació de Sabadell y la otra es abrir un negocio propio en una masía que actualmente se está reformando en Sant Feliu de Llobregat. 

“Toda la vida hemos hecho esto, no lo dejaremos de hacer y menos si nos lo dicen prácticamente de un día para el otro”, dice Ferran Bernadí. 

El abastecimiento con burros

Pero si hay algo que distingue La Mola de otras cimas es la tradición de transportar con mulas los víveres que necesita el establecimiento, una práctica que se remonta a la década de los sesenta. Efectivamente, la única vía de acceso es el mismo sendero por el que transitan los excursionistas.

Una postal pintoresca para muchos, aunque ofensiva para los animalistas. En caso que abriera otro restaurante dentro de dos años, estaría por ver cómo abastecerlo. Sin embargo, no es seguro que llegue a haberlo: la Diputación de Barcelona no pueden confirmar a día de hoy si volverá a haber restaurante en la Mola en un futuro próximo.

Concentración el sábado: “Haremos mucho ruido”

"Traigan pancartas, banderas catalanas... Intentaremos causar revuelo a ver nos hacemos notar con fuerza. Todos están cordialmente invitados". Este es el mensaje que los propietarios del restaurante han escrito en sus redes sociales a modo de convocatoria. La protesta tendrá lugar el próximo sábado 20 de enero, a las 12 del mediodía en la cima de la Mola. “Estaremos en pie hasta el último día y haremos mucho ruido”, avanza Ferran Bernadí, que añade que el objetivo de la concentración es mostrar el "descontento popular" y a la vez celebrar una gran despedida.