Audiencia de Barcelona

Los forenses creen que la acusada del parricidio de Vilanova exageraba problemas mentales

Los expertos aseguran que Alba Andreu no sufría ningún tipo de trastorno, más allá de un cuadro depresivo-ansioso producto de su encarcelamiento por el crimen

Alba Andreu, durante el juicio que se celebra en la Audiencia de Barcelona.

Alba Andreu, durante el juicio que se celebra en la Audiencia de Barcelona. / ZOWY VOETEN

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Peritos forenses del Instituto de Medicina Legal y Ciencias Forenses de Catalunya (IMELEC) han defendido este martes que la acusada de inducir a un amigo con esquizofrenia paranoide en 2019 a que matara a su propio padre, Alba Andreu, exageraba sus problemas psicológicos, según informa la agencia Efe. Así lo explicaron en la nueva sesión del juicio con jurado que se ha celebrado en la Audiencia de Barcelona.

Los expertos mantienen que la acusada no sufre ningún tipo de trastorno más allá de uno depresivo-ansioso adaptativo a estar en prisión. Los forenses, además, han destacado que Alba no presentaba ningún tipo de trastorno o discapacidad, que su inteligencia es media-baja dentro de la normalidad, y que tiene poca expresividad emocional, tendencia a aislarse y rasgos de sadismo.

Una de las peritos ha relatado que la procesada explicó la historia que describió en su declaración en el juicio. En concreto, que su expareja -y amigo también del parricida- la maltrataba, "incluso la violaba estando en casa de sus suegros". "Una persona maltratada no va echando culpas a esta persona, sino todo lo contrario", destacó, para después subrayar que las víctimas que sufren violencia de género sienten culpabilidad y no explican la historia "como si estuvieran contando un cuento".

Los forenses consideran que la acusada tiene una "moderada tendencia" a la presentación negativa, que tiene capacidad para manipular su propia imagen en función de lo que le pueda convenir y que quería mostrarse como una persona dependiente y sumisa.

Las psicólogas de la defensa

Los tres peritos han contravenido el testimonio aportado por otros de parte, que habían asegurado que Alba sufría estrés postraumático como consecuencia de haber sido víctima de acoso escolar, aunque no pudieron determinar si también le venía de los supuestos malos tratos de su expareja.

Las dos psicólogas privadas aseguraron que cuando a la imputada le aplicaron una primera prueba de inteligencia esta dio un resultado de 69, una puntuación muy baja que rozaba por el margen inferior el límite de la normalidad, un nivel que solo tiene el 2,2 % de la población. Las peritos puntualizaron que dudaban de si Alba tenía una inteligencia superior con capacidad para falsear la prueba o verdaderamente tenía problemas para realizarla. En un segundo test, este más sencilla, la muchacha siguió dando resultados bajos, aunque más normalizados, que reflejaban que lo hacía "lo mejor que podía".

Preguntada por la defensa de Alba, las dos peritos alegaron que la acusada "puede mentir", pero que no cuenta con la capacidad "de manipular de una manera compleja" y planificada. El tercer perito de parte, un psiquiatra, defendió que Alba "no es capaz de crear una manipulación de esta manera ni de convencer a alguien para que haga algo", puesto que tiene "incapacidad" para la persuasión. El facultativo afirmó que las "mentiras fabuladas" que explicaba la procesada para construir todo el relato "tipo Netflix", como el grupo parapolicial, el personaje de Julia o los embarazos ficticios, se deben a la construcción de un "mundo imaginario" ante una vida "plana y poco agradable" que se sostenía con más historias.