Juicio en Barcelona

"Mi amiga Alba me dijo que tenía que matar a mi padre, que era de la mafia"

La fiscalía sostiene que Alba Andreu manipuló a Ismael Molina, que sufre esquizofrenia paranoide, para cometer el crimen

La acusación sostiene que la procesada se inventó la existencia de una falsa novia para el acusado y un falso embarazo

Alba Andreu e Ismael Molina, en el banquillo de los acusados durante el juicio que se celebra en la Audiencia de Barcelona.

Alba Andreu e Ismael Molina, en el banquillo de los acusados durante el juicio que se celebra en la Audiencia de Barcelona. / ZOWY VOETEN

J. G. Albalat

J. G. Albalat

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"¿De verdad tengo que hacerlo, no hay otra alternativa?", le preguntó Ismael Molina a su amiga Alba Andreu el 8 de junio de 2019. "Sí, tienes que matarlo. No tienes un cuchillo por ahí, cógelo y se lo clavas en el cuello". Ismael siguió a pies juntillas las indicaciones de la muchacha, que entonces tenía 18 años, y asesinó a su progenitor porque esta le había convencido de que era el contable de la mafia. "No creía que mi padre era quien decía ser (...) Era una amenaza para mí y para mi familia", explicó el joven, que padece esquizofrenia paranoide, durante el juicio que empezó a celebrarse esta miércoles contra ambos en la Audiencia de Barcelona.

Ismael, tras acuchillar a su padre, continuó las instrucciones de su amiga que, según las acusaciones, lo manipuló durante meses y llegó a inducir el crimen. Así, se deshizo de pruebas prendiendo fuego a la vivienda familiar, en Vilanova i la Geltrú, rociando con un líquido inflamable el colchón de una cama. "Después me dijo que cogiera el teléfono, lo reseteara y borrara todo, y lo tirara al mar". Una llamada alertó a la policía del incendio. Cuando los agentes llegaron allí, se encontraron el cadáver del padre.

Alba, al entender de la fiscalía, aisló a Ismael de su familia, se inventó la existencia de una amiga, Julia, que tenía interés sentimental por él y le convenció de que ella formaba parte de un grupo secreto que colaboraba con los Mossos en la investigación sobre trata de personas. Todo un pretexto para sacarle dinero. El joven imputado le entregó varias cantidades de dinero, hasta 7.400 euros, para cursos de informática que no se realizaron y para gastos de ella. Y, al final, le reclamó otros 20.000 euros de una supuesta deuda de su padre.

Relato rocambolesco

Una trama rocambolesca y un relato delirante con falsos embarazos, ecografías ficticias, secuestros simulados e, incluso, un supuesto contrato con el membrete de la policía autonómica para probar esa ficticia unidad secreta. Ismael, que confesó el crimen ante la policía cuando fue detenido, se creyó totalmente esa engañosa y virtual relación sentimental. Llegó a enamorarse, según reconoció, de la tal Julia, aunque nunca la conoció en persona y solo mantuvo conversaciones a través de mensajes móviles y de Instagram. La única imagen que vio de ella era una foto que Alba le había enseñado.

La fiscala Teresa Yoldi reclama para Alba 35 años de prisión por asesinato por inducción, incendio por inducción y estafa. En cambio, para Ismael, al igual que su defensa, reclama el internamiento en un psiquiátrico por un máximo de 25 años, al aplicarle la eximente completa de trastorno mental porque padece una esquizofrenia paranoide que le impidió ser consciente de lo que hacía. El abogado de Alba, por su parte, solicita la absolución y en su informe inicial dibujó a una chica que era incapaz de manipular mentalmente a nadie y, menos aún, incitar a cometer un crimen, culpando al exnovio de la chica de inventarse la trama y que ella le hizo caso porque la maltrataba. ¿Ángel o demonio? ¿Amiga y confesora o cruel manipuladora? ¿Culpable o inocente?. O como resumió la fiscala: ¿Alba incitó a Ismael a que matara a su propio padre y quemara el piso?".

Una relación delirante

Alba e Ismael se conocieron en la primavera de 2018 a través del novio de ella que, además, era amigo de él desde la infancia. Según la fiscalía, a través de los numerosos encuentros entre los tres fue "consolidándose una gran intimidad" entre ellos, que sirvió a la acusada como "contexto a través del cual fue construyendo su plan criminal consistente en obtener dinero de forma subrepticia del patrimonio de los padres de Ismael".

Como el joven sentía admiración por el trabajo policial, Alba fingió que formaba parte de un grupo que colaboraba con los Mossos y le ofreció la posibilidad de entrar en él. "Llegué a hacer hasta 16 vigilancias", relató Ismael en la primera sesión del juicio. "No podíamos dar información a nadie y no nos podíamos negar a hacer los servicios".

Alba, según las acusaciones, "para reforzar la verosimilitud de la extravagante historia contada por ella misma, creó personajes ficticios, entre ellos a Julia, un tal Xavi y una psicóloga. Con Julia, Ismael creyó tener una relación sentimental y hasta le propuso casarse con él. A pesar de que sus contactos eran virtuales, él aceptó también tener un bebé con ella y entregó en un lugar que no detalló un bote con esperma para una fecundación 'in vitro'. Alba, siempre según su versión, le enseñó una ecografía del supuesto feto y él se creyó el embarazo.

Nada, nada era real. La fiscalía sostiene que Alba "se valió de la situación mental" de Ismael. Con el pretexto de que el padre de este tenía conexiones con la mafia, la joven comentó a su amigo que la vida de su madre y su hermana y del falso hijo con Julia corrían "grave peligro" si no acababa con la vida de su progenitor y pagaba 20.000 euros.

El 8 de junio del 2019, Ismael llegó a la casa familiar. Se percató que su madre y su hermana no estaban en la residencia y de que su padre se encontraba durmiendo. "Movido por la urgencia del mandato que había recibido", llamó a Alba para que le confirmara si tenía que proceder a cometer el crimen y este "le interpeló directamente y expresamente" para que llevara a cabo la acción. "La culpa es algo que nunca va a desaparecer del todo", reconoció Ismael. Está previsto que Alba declara este jueves.