Educación en Catalunya

Una mañana en el aula del futuro: llegan (con lentitud) las primeras pizarras inteligentes a la escuela catalana

La Vista Alegre de Mataró es una de las escuelas que ya cuenta con un panel interactivo en todas sus aulas

El Departament, que quiere que todos los centros dispongan de estos dispositivos en 2025, ha invertido 88 millones de los fondos Next Generation

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Criaturas con una pantalla táctil en el aula de infantil 5 de la escuela Vista Alegre de Mataró.

Criaturas con una pantalla táctil en el aula de infantil 5 de la escuela Vista Alegre de Mataró. / ELISENDA PONS

Helena López

Helena López

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Los niños de I-3 se sitúan sobre el día en el que viven a partir de unas cajitas de madera con muñecos de ‘minimons’ (figuras también de madera), junto a la alfombra del corro de la mañana. Tienen siete casitas, y cada día sacan un muñeco de la casa. Si sacamos el tercero, quiere decir que es miércoles; si sacamos el cuarto, jueves. Una vez ‘descubierto’ el día ‘manipulando’ figuritas de madera, uno de los niños se levanta y pone la fecha en el "panel interactivo" situado en la otra punta del aula. La Vista Alegre de Mataró es una de las primeras escuelas de Catalunya en recibir las nuevas pizarras ‘enriquecidas’ en las que el Departament de Educació invertirá 88 de los 200 millones de los fondos Next Generation para la digitalización escolar. Pantallas cuya distribución va "bastante más lenta de lo previsto" (llevan instaladas muchas menos de las previstas a estas alturas del curso), pero que la conselleria quiere tener a punto en todas las aulas en 2025.

La Vista Alegre de Mataró es una de las 500 escuelas que ya disponen de una de estas pantallas en cada aula, de I3 a sexto de primaria. Se trata de uno de esos muchos centros creados hace ya más de cuatro décadas para dar respuestas a las necesidades de los barrios periféricos de las ciudades, que crecieron exponencialmente con el ‘boom’ de la inmigración, en aquel momento andaluza. Una escuela de infantil y primaria pequeña –de una sola línea- que recibió la etiqueta de "alta complejidad" después de la pandemia, crisis que supuso un antes y un después en una escuela (esta y tantísimas otras) que en aquel entonces no tenía ni entorno virtual, por lo que tuvieron que hacer un "esprint bestial", en palabras Noelia Figueredo, directora del Vista Alegre desde hace seis años.

Aula digitalizada en la escuela Vista Alegre de Mataró, hace unos días.

Aula digitalizada en la escuela Vista Alegre de Mataró, hace unos días. / ELISENDA PONS

Cuando el Departament puso a disposición de los centros el catálogo de dispositivos adquiridos gracias a los fondos Next Generation -formado por más de 32.000 paneles interactivos, 4.000 kits de robótica y 2.700 maletas audiovisuales-, Figueredo no dudó en aprovecharlo. Si le hubieran preguntado en qué quería invertir ese dinero quizá habría respondido alguna otra cosa, pero ese no fue nunca el planteamiento. La propuesta era: tenemos este material a vuestra disposición, ¿lo queréis?

De 'Bee-bots' a Lego 'spike'

La respuesta, sobra decirlo, fue que por supuesto, algo de lo que está satisfecha y que vive como una oportunidad. Además de las pizarras interactivas -que sirven para que el alumnado haga desde sudokus en infantil arrastrando los números con el dedo hasta trabajos en grupo incluso con estudiantes en la otra punta del mundo en ciclo superior-, el equipo de Figueredo solicitó también kits de robótica. "Ya usábamos los 'bee-bots' [sencillo robot en forma de abeja para iniciarse en la programación: avanza dos cuadrados, gira a la derecha] en infantil y los Lego 'spike' en ciclo superior y teníamos un 'gap' en el ciclo medio, así que nos fue perfecto poder coger los 'blue-bots', robots con más opciones, para llenar ese vacío", explica la implicada directora del colegio en la biblioteca (ahora mediateca), junto a la renovada colección de libros (con el dinero del plan Proa+, línea de ayudas para escuelas de alta complejidad).

'Blue-bot', uno de los artilugios de robótica que ha llegado a la escuela Vista Alegre de Mataró.

'Blue-bot', uno de los artilugios de robótica que ha llegado a la escuela Vista Alegre de Mataró. / ELISENDA PONS

En cuanto al contraste entre la arquitectura del edificio (de más de 40 años) y lo nuevo de las pantallas y robots, Figueredo insiste en la necesidad de aprovechar todas las oportunidades. Una de las que más agradece es en técnico de integración social que la conselleria les asignó a jornada completa cuando les dio la categoría de alta complejidad. "Gracias a su trabajo podemos hacer un seguimiento mucho más exhaustivo de las familias vulnerables y hemos podido crear un espacio familiar los viernes por la tarde, en el que por ejemplo madres y padres nos han ayudado a arreglar el huerto del patio", narra con orgullo la directora.

Del robot al huerto

El huerto es, de hecho, una de las joyas de la corona de esta escuela, cuyo equipo directivo tiene claro que la tecnología está ahí afuera y tiene que guiar a su alumnado, pero también que todo tiene su momento y que es imprescindible que aprendan, por ejemplo, a escribir primero bien con papel y boli.

En ciclo superior -quinto y sexto de primaria-, además de la pizarra virtual y los Legos de robótica, cada alumno tiene su portátil [estos sí han sido entregados, los 77.000 que siguen pendientes son los de primero y segundo de ESO, que en principio empezarán a distribuirse en abril]. Lejos de estar todo el día sobre el pupitre, los tienen guardados en un armario al final de la clase -donde también duermen, no se los llevan a casa-, y los cogen solo para actividades puntuales. Los muchos dibujos en las paredes -hechos a mano, como toda la vida- que forran no solo esta aula, sino todo el colegio, demuestran que no miente.

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