Avances médicos

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Vacuna del covid.

Vacuna del covid. / Juan Manuel Serrano Arce - Europa Press - Archivo

ACN - Redacció

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IrsiCaixa, el Centro de Investigación en Sanidad Animal del Instituto de Investigación y Tecnología Agroalimentarias (IRTA-CReSA), y el Barcelona Supercomputing Center (BSC) han desarrollado dos nuevas candidatas a vacuna contra el covid. Estas se basan en dos versiones mutadas de la proteína de la espícula o proteína S –aquella que cuenta con un papel principal en la actividad del virus– del SARS-CoV-2, llamadas S29 y V987H.

Estas variantes, con innovadoras modificaciones genéticas, permiten aumentar hasta en cinco ocasiones la producción de la proteína S en comparación con otras vacunas ya comercializadas. Las vacunas se han mostrado efectivas en modelos preclínicos y están optimizadas a nivel de producción. El desarrollo ha contado con financiación de Grifols.

Respuesta inmunitaria

La revista 'Nature Communications' ha publicado unos resultados que demuestran la efectividad de ambas vacunas para generar una respuesta inmunitaria protectora en dos modelos preclínicos distintos. La publicación 'Frontiers in Immunology' y 'NPJ Vaccines' ya habían publicado resultados al respecto. Con todos estos datos, el equipo investigador apunta a la posibilidad de incorporar las mutaciones de las variantes S29 y V987H en las nuevas generaciones de vacunas basadas en la proteína S.

La mayor parte de las vacunas contra el covid comercializadas hasta ahora se basan en la proteína S por dos motivos. El primero, porque es un elemento esencial para el proceso de infección, y el segundo, porque activa el sistema inmunitario contra el virus. A pesar de estas ventajas, la proteína S también representa un reto puesto que no es estable. Esto complica su producción e implica que ciertas conformaciones escondan la región de la proteína, llamada RBD, con mayor capacidad de activar el sistema inmunitario. De ahí que la mayoría de vacunas centradas en este compuesto, como las de Pfizer, Moderna, AstraZeneca y Janssen, estabilicen la proteína S con la incorporación de dos mutaciones, dando lugar a la variante llamada 2P.

El investigador principal de IrsiCaixa, Jorge Carrillo, ha explicado que, a pesar de los esfuerzos realizados hasta ahora, la proteína se sigue produciendo a niveles bajos y es necesario encontrar mutaciones alternativas que incrementen su producción.

Una producción hasta cinco veces mayor

Mediante técnicas de supercomputación, el equipo ha identificado diversas mutaciones que favorecen la estabilidad de la proteína. El investigador del BSC, Víctor Guallar, ha explicado que han utilizado herramientas informáticas para prever qué mutaciones consiguen reducir su movilidad y han escogido las que ofrecían una versión más estable de la proteína S, y con una mejor exposición al dominio RBD.

A partir de estas mutaciones, el equipo ha generado dos nuevas variantes de la proteína S, la S-29 y la S-V987H. La primera contiene las mutaciones S758E, T912R, K947R, K986P y V987P, y la segunda la mutación V987H. Estas variantes han demostrado que logran mejorar la producción respecto a las vacunas actuales basadas en la proteína S. En concreto, multiplican de dos a cinco veces el nivel de producción de la proteína en el laboratorio. La evaluación con dos modelos preclínicos diferentes ha demostrado que estas nuevas vacunas protegen frente a la infección por las variantes ómicron, beta y D614G del SARS-CoV-2.

Protección ante una infección grave

En concreto, las vacunas protegen del progreso a infección grave en el modelo de enfermedad severa. Por otra parte, se ha observado que reducen la cantidad de virus presentes en los tejidos en el modelo de enfermedad moderada. La investigadora principal en el IRTA-CReSA Júlia Vergara-Alert ha afirmado que explicando su respuesta inmunitaria ya la infección, han identificado que las vacunas inducen la producción de anticuerpos capaces de neutralizar la variante original, la beta, la delta y la ómicron.

Otro de los investigadores, Joaquim Segalés, ha destacado la importancia de contar con estudios como éste, que sirve de base de cara a nuevas generaciones de vacunas e identifica nuevas modificaciones que podrían optimizarlas.

Así, los investigadores han destacado que los resultados ponen a la luz el potencial de las variantes S29 o V987H para incrementar la producción de la proteína S, mostrar mejor el dominio activador del sistema inmunitario y proteger de la infección.