Prevención

La herencia europea del covid: una autoridad antipandemias, ocho vacunas e inversiones millonarias

"Demasiados miraron por su propio interés en un primer momento", dijo Von der Leyen

MULTIMEDIA: El viaje de los virus y bacterias por un mundo globalizado

Un niño recibe vacuna contra el covid-19 en Catalunya.

Un niño recibe vacuna contra el covid-19 en Catalunya. / David Zorrakino - Europa Press

Silvia Martinez

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El 5 de mayo de 2023, la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaraba, tres años después de que paralizara el mundo, el fin de la emergencia sanitaria del covid19, la peor pandemia en generaciones vivida en el viejo continente. Una época que, tras unos primeros meses de absoluta descoordinación, enfrentamientos y muchas tensiones, por la falta de protocolos comunes, restricciones nacionales masivas, escasez de equipamiento médico y falta de vacunas, hizo que la Unión Europea pasara de mera comparsa en la política sanitaria europea a adoptar medidas inéditas que la han convertido en un actor clave.

“Hubo demasiados que solo miraron por su propio interés en un primer momento, demasiados que optaron por responder ‘todo para mí”, afeaba el 26 de marzo de 2020 la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, en pleno comienzo de la pandemia. “Nadie estaba preparado”, admite echando la vista atrás Sara Cerdas, eurodiputada y coordinadora socialista de la comisión especial sobre el covid del Parlamento Europeo. Aún así, considera que esta crisis ha permitido lograr “avances significativos” y ha consolidado nuevos mecanismos de coordinación y emergencia que no existían antes del 2020, como una campaña de vacunación que en el futuro podría aplicarse a otras enfermedades.

Autoridad antipandemia

Un año después de prometer su creación ante el pleno del Parlamento Europeo, en su primer discurso sobre el estado de la unión en septiembre de 2021, Bruselas puso en marcha la Autoridad Europea de Preparación y Respuesta ante Emergencias Sanitarias (HERA), una especie de autoridad antipandemias. Se creó con el objetivo de anticipar amenazas y nuevas crisis mediante la recopilación de información y la evaluación continua de deficiencias, de forma que los Estados miembros estén listos para actuar en caso de amenazas sanitarias transfronterizas y no repitan el desbarajuste de los primeros meses del covid. La autoridad también deberá actuar en modo “emergencia”. Esto significa que cuando se produzca una crisis será la encargada de determinar las necesidades y negociar la producción y distribución de medicamentos, vacunas y otras contramedidas médicas, como guantes y mascarillas. Por ejemplo, en junio de 2022 fue HERA, quien cerró un contrato con la empresa Bavarian Nordic para la compra de casi 110.000 dosis de vacunas de tercera generación para combatir los brotes de la viruela del mono. En su consejo de dirección se sientan representantes de los Estados miembros y en el consejo de crisis la presidenta de la Comisión y la comisaria de salud entre otros. La prueba de fuego de su eficacia llegará con la próxima crisis sanitaria.

Estrategia de vacunas

Lo primero que hizo Bruselas en marzo de 2020 cuando el desconocido virus empezó a propagarse fue prometer una vacuna contra el coronavirus para ese mismo 2020. Removió cielo y tierra, prometió financiación europea y agilizó trámites que hasta entonces requerían años. El 21 de diciembre de 2020, la UE cantaba victoria con la autorización de la vacuna desarrollada por BiNTech/Pfizer. Desde entonces la Agencia Europea del Medicamento ha aprobado la comercialización de siete más: Moderna, AstraZeneca, Johnson&Johnson, Novavax, Valneva, Sanofi-GSK y la catalana Hipra, la última en recibir luz verde el 30 de marzo de 2023. En todo ese tiempo, Bruselas se garantizó 4.600 millones de dosis. Desde la creación de la HERA es esta autoridad la encargada de gestionar las vacunas y ayudar a los Estados miembros a acceder a las mismas por medio de contratos existentes -la UE tiene uno en marcha con BioNTech- o de nuevos acuerdos. En junio de 2023 firmó un contrato marco con cuatro productores de vacunas como son Bélgica, Irlanda, Países Bajos y España que tiene como objetivo fomentar “capacidades de fabricación” suficientes para los distintos tipos de vacunas existentes en el mercado (ARNm, vectores y proteínas). Estas capacidades, según el acuerdo, se mantendrán operativas y podrán activarse con rapidez, garantizando un total de 325 millones de dosis anuales en caso de emergencia de salud pública.

Inyección multimillonaria

De la pandemia nació también la necesidad de lanzar un plan de recuperación económica de 800.000 millones de euros acordado por la UE para relanzar la economía europea en el mayor ejercicio de endeudamiento europeo acordado por los gobiernos europeos. Hasta el momento, según el balance presentado a mediados de febrero, Bruselas ha desembolsado 225.000 millones de euros y calcula que alrededor de la mitad del aumento previsto de la inversión pública entre 2019 y 2025 se deberá a inversiones financiadas con el presupuesto europeo y, particularmente, con los fondos Next Generation EU. Además de los fondos de recuperación, la UE también ha relajado estos últimos años las ayudas de estado temporales para permitir a los gobiernos a inyectar liquidez en la economía y ha alumbrado un instrumento de apoyo temporal para proteger el empleo, llamado SURE. Este mecanismo nació con fecha de caducidad y dejó de funcionar el 31 de diciembre de 2022. Hasta entonces permitió distribuir 98.000 millones entre 19 Estados miembros y ayudar a 31,5 millones de trabajadores y 2,5 millones de empresas. Principalmente el dinero se utilizó para financiar regímenes de reducción del tiempo de trabajo, y casi un tercio a medidas similares para los trabajadores por cuenta propia.

Certificado digital de viaje

Lo primero que hicieron los gobiernos en cuanto el covid empezó a propagarse fue cerrar a cal y canto fronteras. Para garantizar la libre circulación la Comisión Europea planteó varias soluciones, incluido un certificado digital que logró poner en marcha en julio de 2021 y que permitía probar que una persona había sido vacunada o había dado negativo en un test. La medida es una de las que, como el SURE, han dejado de utilizarse -expiró en junio de 2023- pero fue una de las soluciones de éxito. De hecho, pese a las limitadas competencias de la UE en materia de salud pública, el Tribunal de Cuentas Europeo ha concluido recientemente que la Comisión actuó con celeridad para proponer soluciones tecnológicas adecuadas para facilitar los desplazamientos. La Organización Mundial de la Salud intenta también implantar un sistema similar para facilitar los desplazamientos en todo el mundo.

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