Alergias e intolerancias, la desinformación las vuelve epidémicas

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MARIA IGLESIAS / BARCELONA

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Las alergias e intolerancias se han convertido en una de las dolencias más frecuentes. Un 25% de la población catalana sufre algún tipo de alergia pero solo el 3% reacciona ante alérgenos alimenticios, según datos de la Societat Catalana d'Al·lèrgia i Immunologia Clínica (SCAIC). Sin embargo, más de un tercio asegura padecerlas sin haber visitado a un experto.

El alergólogo Moisés Labrador, del Hospital del Vall d’Hebron, asegura que existe un gran desconocimiento y que suelen confundirse las alergias alimentarias con enfermedades digestivas y con casos puntuales de intoxicación o de aversión psicológica. “Ante la mínima dolencia, muchos se informan a través de internet, donde los datos tienen menos garantías que una evaluación médica”, apunta el alergólogo.

DIFERENCIA ENTRE ALERGIA E INTOLERANCIA

Una alergia alimentaria se produce cuando el sistema inmunitario del organismo, encargado de luchar contra las infecciones, interpreta que un componente de la comida es invasor. Como respuesta autoinmune, el cuadro clínico va desde picores bucales (SAO), manchas o urticaria, hasta problemas respiratorios o anafilaxis, en los casos más graves.

Las intolerancias provocan malestar de diversa sintomatología (dolor abdominal, gases, disentería o náuseas) que suele deberse a dificultades para digerir ciertos alimentos. En el caso de la leche es por la carencia de la enzima que diluye la lactasa.

La celiaquía, dependiendo del nivel de afectación, se considera una enfermedad en sí misma ya que el consumo de gluten en los pacientes puede provocar problemas crónicos en el aparato digestivo.

“La diferencia entre una alergia y una intolerancia es que la primera puede demostrarse mediante pruebas diagnósticas”, asegura Labrador. Cuando las diferentes pruebas clínicas son negativas, en base al historial médico y a los síntomas subjetivos del paciente, se diagnostica una intolerancia.

“No todos los componentes de un alimento provocan alergias, solo ciertas proteínas”, dice el doctor. El resto no son lo suficientemente complejos como para que el organismo los detecte. Tampoco lo son los aditivos conservantes.

APARICIÓN DE LA PATOLOGÍA

“No se puede ser alérgico a algo que nunca se ha comido. Antes, debe haber un primer contacto para crear anitcuerpos”, explica Labrador, y señala que, en el caso de las proteínas vegetales, estas también pueden encontrarse en el polen, por lo que muchas alergias respiratorias están relacionadas con las alimentarias.

Está por determinar qué provoca una alergia. Si bien, existen factores, como la genética, que predisponen a una persona a ser alérgica o intolerante. Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS, el 40% de la población es susceptible de padecerlas. En el caso de las intolerancias, apunta Gemma Moralesnutricionista y autora del libro 'Plan Anticáncer', los factores medioambientales, como la contaminación, los aditivos y los pesticidas sí pueden ser determinantes.

CAMBIO EN LA CALIDAD DE VIDA

El director de la unidad de Alergología del Hospital Germans Trias i PujolAlbert Roger, asegura que las alergias infantiles al huevo y a la proteína de vaca se curan en el 90% de los casos. Pero si una alergia se da en edad adulta, “puede considerarse crónica”.

El único tratamiento efectivo es evitar la ingesta del producto al que se es alérgico y reconocer los síntomas de un brote, aunque no siempre se manifiestan de la misma forma, intensidad y gravedad, dice Roger, lo cual incide en la calidad de vida de estos pacientes.

AUMENTO REAL E IRREAL DE LOS CASOS

En los últimos 20 años, la prevalencia de las alergias se ha duplicado: de un 3’6% a casi un 8%, indica Roger. Los expertos reconocen que ha aumentado el número de personas que se somete a las pruebas de detección, en parte por la alarma social que se ha despertado, comenta la nutricionista.

La cifra de intolerantes y alérgicos que hay en España y en Catalunya es difícil de estimar. Según Roger, cerca del 20% de los casos son autodiagnosticados, mientras que un 50% de quienes sí padecen la afección no lo saben.

Ante el hecho de que el diagnóstico de alergias e intolerancias se ha extendido, ahora hay una mayor sensibilización de esta realidad y mayor acceso a productos especiales. Aquellos sin gluten, por ejemplo, se encuentran ya en todas las cadenas de supermercados, a pesar de que solo un 2% de la población es celíaca y un 6%, intolerante, expresa Morales.

Para Labrador existe un claro ‘boom’ que la industria ha sabido explotar. “Hay dietas que promueven que es más sano evitar el gluten pero sin argumentos válidos que lo apoyen”, asegura. “Nos toca lidiar a diario con la pseudociencia”, concluye.

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