Protestas tras el crimen de Mas d'Enric

Los funcionarios tratan de poner en jaque a las prisiones catalanas: el bloqueo confina a 5.000 presos en sus celdas

Los empleados de las cárceles plantan a la consellera de Justícia y mantienen el pulso para reclamar más seguridad

Un interno de la cárcel de Tarragona mata a la cocinera del centro y se suicida

J. G. Albalat
Germán González
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El asesinato de Nuria, la cocinera de la cárcel de Mas d'Enric (Tarragona), el miércoles a manos de un interno, ha elevado este viernes la tensión en el sistema penitenciario catalán. Los funcionarios de prisiones han salido a la calle para clamar por la falta de seguridad y han bloqueado desde primera hora de la mañana los accesos a los centros penitenciarios. Se han podido ver barricadas hechas con piedras, neumáticos, palos, señales y hogueras en entradas de algunas prisiones. A última hora de la tarde, la intención era mantener las protestas organizadas en varios centros.

Los internos de seis cárceles, en total 5.000 internos, no han podido salir de sus celdas en todo el día por la escasez de personal y han estado confinados en unos pocos metros cuadrados. Sus quejas y malestar han ido in crescendo.

La tensión podría agravarse este fin de semana con las visitas de los familiares a los reclusos 

Mientras tanto, las relaciones entre los sindicatos de prisiones y la Conselleria de Justícia se han resquebrajado. Hasta tal punto, que los representantes de los trabajadores han dado plantón a la consellera Gemma Ubasart. Para reanudar el diálogo, estas organizaciones exigen la dimisión de la titular de Justícia y la del secretario de Mesures Penals, Reinserció i Atenció a la Víctima, Amand Calderó. Ambos han descargado dejar el cargo.

Los sindicatos han considerado el asesinato de la cocinera de Mas d'Enric una "línea roja" que ha resquebrajado la relación con Justícia

Las reivindicaciones de los sindicatos han hecho saltar por los aires la buena sintonía que se respiró el 22 de marzo de 2023, cuando alcanzaron un acuerdo con la conselleria para incrementar las plazas en las cárceles y la inclusión de medidas de seguridad ante el incremento de las agresiones a los empleados. Desde la Generalitat se anunciaron tres pruebas pilotos estrella: la implementación de cámaras en los uniformes de funcionarios, como los Mossos; el análisis a través de las imágenes registradas por las cámaras de vigilancia y de la inteligencia artificial de las expresiones, y el ensayo para el uso de aerosoles para reducir a los internos conflictivos. Estas dos última reivindicaciones fueron, finalmente, desechadas. Esas decisiones provocaron que los sindicatos empezaran a dudar de las propuestas, calificando, por ejemplo, de "error histórico" el rechazó a los pulverizadores.

La espoleta y "línea roja"

Desde entonces, el desasosiego y la crispación por la actuación de la conselleria ha ido en aumento entre la plantilla de las prisiones. Era una calma tensa hasta el miércoles, cuando corrió como la pólvora el asesinato de la cocinera de Mas d'Enric. Los sindicatos de funcionarios de prisiones salieron de nuevo a protestar. El jueves, frente a la Conselleria de Justícia (con carga de Mossos incluida), y este viernes, bloqueando las cárceles catalanas y alterando su funcionamiento.

Una protesta a la que se han unido, en forma de concentración, los empleados de los centros penitenciarios de toda España. El crimen de Nuria ha sido la espoleta que ha disparado de nuevo las reivindicaciones sindicales. Para los funcionarios, el asesinato de la cocinera es la "línea roja" y, por eso, piden la dimisión de la consellera y del secretario de Mesures Penals. Si no se soluciona el conflicto en las próximas horas, este fin de semana, con las habituales visitas de familiares a los reclusos, la tirantez puede agravarse.

Durante este viernes, internos de las prisiones de Mas d’Enric (Tarragona), Wad Ras (de mujeres de Barcelona), Brians 1 y Brians 2 (Sant Esteve de Sesrovires), Ponent (Lleida) y Lledoners (Sant Joan de Vilatorrada) han estado en sus celdas sin poder salir por el bloqueo de los trabajadores penitenciarios. El malestar entre los reclusos no ha pasado de ahí, de momento, aunque se corre el riesgo de que la situación se convierta en una bomba de relojería.

Desde la Conselleria de Justícia aseguran que todas las cárceles tienen personal para garantizar el servicio de alimentación y la atención médica, pero que en todos los recintos se han impuesto restricciones y se han suspendido actividades. Para conocer de primera mano la evolución de los acontecimientos, la consellera se ha reunido con los directores de los centros. Ubasart y Calderó han hecho un llamamiento a los sindicatos a retomar las conversaciones. "Extiendo la mano para reprender el diálogo", ha insistido la titular de Justícia.

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