Lotería de Navidad

El Gordo cae en Sant Vicenç dels Horts: “Es un número feo que también toca, hoy es bonito”

Víctor, el lotero que ha repartido el Gordo y cuatro premios más en Barcelona: poseedor de una piedra de la suerte y aprendiz de su abuela

88008, el primer premio más tardío de la historia de la Lotería de Navidad

El Gordo de Navidad, en la administración 1 de Sant Vicenç dels Horts

El Gordo de Navidad, en la administración 1 de Sant Vicenç dels Horts / FERRAN NADEU

Germán González

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Ángeles Toro lleva trabajando 22 años en la administración número 1 de Sant Vicenç dels Horts, primero como empleada y desde hace una década como propietaria junto a Daniel Juárez. Nunca han dado un premio de Navidad y este año se estrenan con el 88.008, el Gordo de la Lotería. Han repartido “uno a uno” 10 números en ventanilla, lo que supone unos 4 millones de euros, y por el momento, como es habitual, nadie se acerca a la administración.

Rodeados de su familia, los loteros explican que lo han vendido a gente del pueblo, “obrera”, que acuden a pedir un número cualquiera. “Nos dicen ‘dame uno’ y este mismo, aunque no es muy bonito”, explica Daniel, quien añade que “al final es un número feo que también toca, todos están en el bombo”.

Primera vez

El 88.008, el Gordo más remolón también ha estado muy repartido en numerosas administraciones de Lotería de toda España. En Sant Vicenç, Ángeles explica: “Estaba quitando los carteles para poner los del Niño, escuché el número y salí corriendo a celebrarlo”. Hasta tenían botellas de cava con el nombre y dirección de la administración preparados.

Y eso que nunca había tocado un premio de Navidad. “Hemos dado de Lotería Nacional, Primitiva y otros sorteos, pero nunca de Navidad y nos hemos estrenado con el Gordo”, cuenta Ángeles, quien asegura que “no es el último, vamos a por el Niño”, en referencia al próximo sorteo importante por estas fechas.

La venta en esta administración de “toda la vida” ha sido por ventanilla, ya que hay quien le gusta que el décimo lleve una cifra repetida y otros no. “La gente confía en el número que tú le das, se lleva uno al azar. Este era un número feo que también toca, hoy es bonito”, explica Ángeles. Más o menos agraciado, este 88.008 ha repartido ilusión en este pueblo del Baix Llobregat.