Testigo directo

Sergi Claramunt, víctima del robo de 200 kilos de olivas: "Es mucho dinero para un payés"

La subida de precio del aceite convierte los campos de olivas en objetivo de los ladrones

Las alternativas de la OCU ante el precio disparado del aceite de oliva

Sergi Claramunt en su finca

Sergi Claramunt en su finca / ACN

Germán González

Germán González

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La tarde del pasado 16 de noviembre Sergi Claramunt pasó por la finca que tiene en Vilallonga del Camp (Tarragonès) a dar el último repaso a los olivares antes de la recolección que tenía prevista para la mañana siguiente. Cuando llegó, descubrió que durante la noche había sufrido un hurto: los ladrones se habían llevado buena parte de la producción de olivas; el fruto de todo un año de trabajo.

El agricultor advierte de "posibles intoxicaciones" ya que los ladrones se llevan aceitunas que todavía tienen tratamiento fitosanitarios

En concreto, a Claramunt le robaron 200 kilos de olivas que representan "mucho dinero para un payés". Tenía previsto recogerlas con un remolque y cuando llegó a la finca, tras movilizar todo el material para recolectar la cosecha de la cuarentena de olivares que tiene, descubrió que había sido víctima de ladrones. Claramunt explica que, por suerte, los ladrones no le cortaron muchas ramas, cosa que habría perjudicado la producción de olivas para los próximos años.

Claramunt anima a otros payeses a denunciar para que la justicia pueda actuar contra los multirreincidentes

En declaraciones a EL PERIÓDICO, explica que este año el kilo de olivas se paga a un euro, un precio "digno" frente al "irrisorio" de hace unos años, que era de unos 40 céntimos. "Al subir el precio del aceite, sufriremos más robos", señala este agricultor que forma parte de Unió de Pagesos. Apunta que en el campo catalan siempre hay hurtos ya que apenas hay vigilancia. Este año toca robar aceitunas por el encarecimiento del producto como cuando hace dos años pasó algo similar con las algarrobas.

Hurtos y no robos

También puso la denuncia ante los Mossos d'Esquadra, que han incrementado los controles por la zona del Camp de Tarragona para tratar de prevenir estos asaltos aunque ya se han producido unos cuantos en esta demarcación este año. Claramunt lamenta que los agentes no lleguen a todos lados y que cuando encuentran a sospechosos con furgonetas cargadas de productos agrícolas tampoco sea fácil castigarlos.

Así, señala que los agentes identifican a los cacos tras requisar lo que llevan pero que cuando estos comparecen en el juzgado "no les pasa nada" ya que acumulan "numerosos" antecedentes por delitos de hurtos, y no robos ya que no hay violencia, sin que se les aplique la multirreincidencia. Por eso, Claramunt lamenta que tan pocos agricultores quieran denunciar. Subraya que la denuncia es importante para que la justicia puede actuar.

Cuando los sospechosos son sorprendidos cortando ramas de olivos para conseguir aceitunas, como pasó con dos detenidos in fraganti por los Mossos en una finca de Móra d’Ebre el pasado 9 de noviembre, se les puede aplicar un delito de daños además del hurto, lo que incrementaría el castigo.

Riesgo para la población

Claramunt remarca que existe riesgo de "posibles intoxicaciones" para la población si compra aceite hecho a partir de olivas que todavía están con tratamientos fitosanitarios. Explica que existen plazos de seguridad en la aplicación de los mismos, como por ejemplo para el control de plagas o para evitar que maduren antes de tiempo. Si el ladrón no sabe si el producto es óptimo para el consumo "o se las llevan antes" genera un riesgo para la población.

Olivas de un campo tras el robo

Olivas de un campo tras el robo / ACN

Junto al patrullaje y a la prevención, los Mossos también investigan quienes pueden ser los posibles beneficiarios del robo de aceitunas. En este sentido, indagan si existen molinos privados en los que prensar las olivas robadas o bien si otros agricultores supuestamente pagan por conseguir producción ajena para hacerla pasar por suya. Las olivas son productos muy perecederos que en cuatro días se ponen en mal estado, por lo que en el momento de robarlas los cacos deben tener contactos para convertirlas en aceite en poco tiempo

Es una de las hipotesis en la investigacion policial del robo de 4.000 kilos de aceitunas en varios días a principios de noviembre en una finca de Mont-roig del Camp valoradas en 6.000 euros, según explicó el propietario, Francesc Pascual, a TarragonaDigital. Además, señaló que los cacos sabía lo que hacían al hurtar aceitunas arbequinas, que son las que en estos momentos demandan los molinos.

Sequía dura

El aceite se ha convertido en un producto de lujo por la fuerte sequía que se vive en el campo catalán y que amenaza no sólo a la produccíón de este año sino a la de los próximos, según Unió de Pagesos, que reclama a la a Generalitat ayudas a las explotaciones para paliar pérdidas que oscilan entre el 60 y el 90%. 

En total se espera una producción de 7.000 toneladas cuando lo habitual es 33.000, aunque el año pasado, también afectado por la sequía, fue de 16.000 toneladas. La superficie de olivo de secano en Catalunya es de 80.979 hectáreas y la de regadío de 23.126, según datos del Departament de Acción Climática. 

Unió de Pagesos denuncia que el incremento del precio del aceite de oliva para el consumidor no se corresponde con el percibido por los agricultores y añade que, además de la sequía, influye la especulación de algunas empresas y de la gran distribución. Además, recuerdan que durante muchos años el precio de venta de las olivas ha estado por debajo de los costes de producción y que está dinámica del mercado comporta que ahora se consideren "excesivos" un coste superior a los 4 euros el litro de oliva virgen extra "cuando hace unos 10 años era el precio mínimo habitual de este producto".

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