Educación en Catalunya

Identificar las 'fake news': el (urgente) reto de la alfabetización digital de niños y adolescentes

Domi Viñas, directora de instituto El Til·ler de Barcelona: "Con las redes, la vida del aula se mueve en cualquier espacio las 24 horas y no lo podemos controlar"

Mi hijo habla como un tipo de Vox: así prende la extrema derecha en los móviles de los adolescentes

El 81% de los jóvenes tienen miedo a estar sin el móvil y el 40% admite que se conecta “para no sentirse solo”

Domi Viñas, directora del IE El Til·ler de Barcelona, en un aula del centro.

Domi Viñas, directora del IE El Til·ler de Barcelona, en un aula del centro. / Joan Cortadellas

Helena López

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El de 'brecha digital' no es un concepto nuevo; es algo de lo que se habla desde hace una década y que vivió su momento álgido con el estallido de la pandemia, el cierre de los colegios y el confinamiento. Pero, aunque suele conocerse solo una de sus tres dimensiones -la más evidente: ¿tienes acceso a la tecnología o no lo tienes?- esta no es hoy por hoy la principal preocupación al respecto. De hecho, esta es una cuestión en la que todas las administraciones se han puesto a trabajar y, pese a que no puede decirse que haya desaparecido del todo, lo hará en breve. Prácticamente la totalidad de los adolescentes catalanes tienen acceso a internet a través de su 'smartphone', pero ¿acaba ese acceso universal a internet con la brecha digital? Ni mucho menos: se abren otras brechas.

El proyecto Centres Desfake de la Fundación Bofill y Verificat busca situar el problema de la desinformación en el centro del debate social y académico

Como señala Héctor Martínez, técnico de proyectos de Equidad Digital de la Fundació Bofill, la brecha digital tiene otras dos dimensiones mucho menos conocidas y todavía pendientes de resolver: la competencial -una vez tienes acceso a la tecnología, ¿la sabes usar?- y, la última y más difícil de resolver, el empoderamiento: cómo hacer que esa tecnología sirva para generar oportunidades, y no para dar alas a la desinformación y los mensajes de odio; como está sucediendo de forma alarmante.

El 74% de profesores perciben que sus alumnos están desinformados y un 67% echan a faltar alfabetización mediática en las aulas

Sobre esta última dimensión se centrará este miércoles la jornada 'No m'ho empasso! Construïm espais de confiança mediàtica', organizada por la Fundació Bofill y Verificat, entidades tras el proyecto Centres Desfake, que busca dar a docentes y adolescentes herramientas para saber diferenciar una noticia real de una 'fake new', en un contexto en el que nuestra infancia y adolescencia está altamente expuesta a grandes volúmenes de información de baja calidad e incluso malintencionada, con un impacto clarísimo en el aumento de los discursos que niegan el machismo o el cambio climático entre los más jóvenes, quienes reproducen de forma acrítica a los 'influencers' mimados por el algoritmo.

Hechos y opiniones

Pese a que todos los informes, estudios y expertos internacionales alertan sobre la gravedad del problema -la principal vía de informarse de los jóvenes son las redes sociales [TikTok e Instagram], y estos no son capaces de discernir entre un hecho y una opinión-, el problema de la desinformación todavía no está lo suficiente en el centro del debate social y académico (eso es precisamente lo que persiguen con la organización de jornadas como la de este miércoles en el Hub Social de la calle de Girona). "El primer paso es problematizar la desinformación, y ese es el punto en el que estamos", señala Cristina Figueras, responsable de Verificat Escola, consciente de que los centros tienen muchísimas otras prioridades, todas urgentes.

De hecho, el 74% de los profesores en España perciben que sus alumnos están desinformados y un 67% señala que no se han invertido recursos en impartir alfabetización mediática en las aulas para enseñar a los alumnos a tener una actitud crítica frente a la información, según el informe sobre Alfabetización Mediática en España, de la Fundación Luca de Tena publicado este año.

Una vez reconocido el grave problema de la desinformación -y sus consecuencias en la convivencia, salud democrática de los centros y salud mental de los chavales-, se trata de buscar estrategias para trabajar la Alfabetización Mediática Informacional (AMI), algo que desde Verificat Escola llevan tiempo haciendo, poniendo sobre la mesa los riesgos reales de manipulación ideológica, desmotivación por el aprendizaje, desafección democrática y polarización.

"Lo primero que decimos a los docentes es que deben aproximarse al alumnado; conocer sus hábitos informacionales, cuáles son sus referentes", indica Figueras, quien resume la estrategia a seguir en cuatro pasos: pararse ante una información; preguntarse quién hay detrás; contrastar con fuentes expertas y mirar las pruebas que aporta; algo que suena muy sencillo pero no lo es (de hecho, 'comerse' noticias no contrastadas no es algo en lo que caigan solo los adolescentes, precisamente).

"La educación mediática e informativa es un derecho irrenunciable en la equidad educativa", añade Martínez, quien insiste en la urgencia de actuar. Por el momento, en el proyecto Centres Desfake se han sumado 10 centros y 43 docentes. Uno de ellos es el Institut Escola El Til·ler, en el barrio del Bon Pastor, en Barcelona. "Nos sumamos al proyecto porque éramos muy conscientes del problema, ya que era algo que ya está afectando a la democracia del centro. Había temas que sentíamos que ya no podíamos tratar; sobre todo cuestiones de coeducación y política", explica Domi Viñas, directora del centro, muy satisfecha del resultado de la participación en el proyecto, que convierte a sus participantes, en su caso los estudiantes de cuarto de ESO, en verdaderos 'fact-checkers'.

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