Redes sociales

Las 'granjas de influencers' en Asia: ¿Un modelo de negocio que llegará a Occidente?

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'Influencers' virtuales: qué son y cómo se mueven por las redes (para no provocar repelús)

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fotoefectos.com (10) / EPC

Aina Moreno

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Los 'influencers' o creadores de contenido se dedican al trabajo del momento, con el que muchas personas han conseguido vivir -muy bien- de él; no obstante, el 'modus operandi' de esta profesión no es igual en todos los lugares del mundo.

La realidad finalmente ha superado la ficción y lo que podría ser un capítulo de 'Black Mirror', ya existe en sitios como Indonesia o China. En estos países los 'influencers' -la mayoría son chicas- se desplazan a lugares llamados 'granjas de creadores de contenido' a grabar publicidad para las redes sociales. Son oficinas muy grandes, en las que se encuentran espacios destinados, únicamente, a generar contenido para marcas. 

Todos los 'streamers' tienen un despliegue de medios a su alcance, como trípodes, aros de luz o micrófonos. Se sitúan en pequeñas habitaciones que constan de mesas y sillas y transmiten en directo promocionando todo tipo de productos: desde cosméticos, ropa hasta comida. 

¿Cómo funciona este modelo de negocio?

En el vídeo compartido en YouTube por el creador digital Pol Corominas (en TikTok se viralizó enseguida), se explica en que consiste este negocio que es muy común en Asia, y que considera que no es tan diferente del modelo que ya tenemos en Occidente, pero allí se ha profesionalizado mucho más. "Los creadores trabajan para los clientes de la agencia mostrando todo tipo de productos incitando a la compra impulsiva en emisiones en directo", comenta Corominas. 

Este modelo de negocio no es un 'co-working', ya que los creadores de contenido -que no tienen por qué ser 'influencers'- trabajan para la agencia, que es la propietaria de la oficina y quien prepara estos espacios de grabación. La agencia ofrece servicios de producción de contenido a diferentes empresas, es decir, las personas que trabajan en estas zonas no lo hacen para su propia marca sino para los clientes de la agencia. Tal y como especifica Corominas los servicios que ofrecen son: contenido en vídeo para TikTok o Instagram y emisiones en directo (las denominadas 'ventas live') que suelen costar entre 300 o 400 dólares.

Otras prácticas en China

No es la primera vez que esta situación se hace viral en redes sociales. Hace unos meses, la 'influencer' Naomi Wu, compartía un hilo de Twitter en el que explicaba prácticas similares. A diferencia del vídeo anterior, las chicas no hacen los 'streamings' en lugares cerrados, sino en plena calle, en los barrios ricos de China (como es el caso de la zona de Guilin) y es habitual que estén situadas debajo de puentes. Las creadoras de contenido aprovechan la geolocalización de la aplicación desde donde emiten sus directos para recibir mayores donaciones y más visitas.

Según explicó la usuaria que difundió las imágenes, las jóvenes se sienten a gusto colaborando entre ellas y compartiendo espacios -que consideran seguros porque todo aquello malo que pueda pasar será grabado-. La mujer explica que para poder triunfar debes "ser inteligente y tener algo de talento como cantar o pintar" a no ser que seas guapa, que es más "fácil". La publicación se llenó de comentarios de usuarios impresionados con este trabajo y muchos lo consideraron una "distopía", aunque Wu defendió esta práctica: "He visto lo mal que mi país fomenta la creatividad dentro de un rango muy limitado de libertad de expresión. Gente en la calle, con rarezas y arte es bueno".

Jornadas nocturnas

El 'youtuber' Luisito Comunica, también compartió un vídeo en su canal de YouTube en el que se adentraba en las calles de China para realizar un reportaje sobre esta profesión. En su vídeo destaca que las 'influencers' no solo promocionan productos, sino que también cantan, bailan y pintan. Tal y como se muestra en el vídeo, las jornadas de trabajo de estas 'streamers' suelen empezar a las 9:30-10:00 h de la noche y terminar a las 3:00 o 3:30 h de la madrugada, ya que muchas de ellas tienen otros trabajos durante el día.

Luisito Comunica también descubrió una 'academia de streamers' donde se enseña a las personas que se quieran dedicar a generar contenido, como monetizarlo y en la que pueden alquilar estudios para grabar los vídeos, si en sus casas no disponen de espacios donde realizarlos. Sin duda, el negocio de los creadores de contenido, está llegando mucho más allá en los países asiáticos y representa el comportamiento social que actualmente vivimos, también en Occidente.

Regulaciones para los 'influencers'

En China se empezaron a instaurar regulaciones para los 'influencers' del país y los obligan a demostrar que están debidamente cualificados para poder hablar de temas divulgativos durante sus conexiones de 'streaming'. El Gobierno chino publicó un código de conducta con 18 puntos y 31 prácticas que están prohibidas, como por ejemplo publicar cualquier contenido que "perjudique o debilite el criterio del liderazgo del Partido Comunista Chino" o que la Administración tiene el poder para borrar aquellas publicaciones que no sean del gusto del Gobierno.