Inmigración

Una persona muere cada 5,5 horas en la ruta canaria

En los primeros seis meses del año han fallecido 778 migrantes intentando llegar al Archipiélago, según el balance de la oenegé Caminando Fronteras

Un grupo de migrantes que arribó a Tenerife en cayuco.

Un grupo de migrantes que arribó a Tenerife en cayuco. / EFE

I. Durán

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Rescates que se demoran y terminan con decenas de desaparecidos en el mar. Disparos a las lanchas para evitar su salida. Cayucos perdidos en el océano Atlántico. Parteras a la deriva durante varias jornadas. Estas son solo algunas de las tragedias que ha vivido la ruta canaria de las migraciones en lo que va de año y que han terminado con la vida de 778 personas. Una cada 16 horas. La travesía que une el oeste de la costa africana con el Archipiélago concentra el 82% de las muertes de migrantes que intentan alcanzar Europa a través de España. Una cifra que llega hasta las 951 víctimas mortales, entre las que se encuentran 112 mujeres y 49 niños, solo en el primer semestre del año, según el informe publicado por el colectivo Caminando Fronteras.

La ruta canaria se confirma como la más peligrosa de la frontera occidental euroafricana, seguida de la argelina que termina en las costas de Levante, con 102 muertos; la del Estrecho, con 50; y la del Mar de Alborán, con 21 fallecidos. Los meses más mortíferos fueron junio, con 332 víctimas mortales, seguido de febrero, con 237, y enero, con 138. En lo que va de año, Caminando Fronteras ha documentado medio centenar de tragedias, de las que 28 se produjeron en la ruta Atlántica.

Uno de cada diez migrantes que opta por la ruta canaria perece en la travesía. En comparación con el año pasado, el porcentaje de fallecidos con respecto a los que logran su objetivo de llegar a las Islas se mantiene igual, a pesar de que el número de llegadas se ha reducido un 17,5%. Hasta finales de junio, según los datos publicados por el Ministerio del Interior, habían llegado al Archipiélago 7.213 personas de manera irregular, frente a las 8.741 que lo hicieron el año pasado, cuando se registraron 800 víctimas mortales en la ruta.

Mala coordinación en los rescates

La oenegé, liderada por Helena Maleno, sostiene en el balance semestral que detrás de las tragedias han detectado un aumento de las causas ligadas a las políticas de control migratorio en detrimento de aquellas relacionadas con las dificultades físicas y de riesgo de las propias rutas. Entre los factores que el colectivo considera que han incrementado la tasa de mortalidad de los migrantes está la demora a la hora de activar los medios de búsqueda y rescate, cuando se tiene suficiente información para ello, el incremento de métodos de búsquedas pasivas y las malas prácticas durante los rescates. "Destacamos decisiones sobre la no activación de protocolos de defensa de la vida que abocaron a la omisión del deber de socorro", apunta el informe, que también revela que los medios de búsqueda marinos son insuficientes y los aéreos tienen una escasa participación.

Las negociaciones entre países también retrasa las actuaciones de rescate de las pateras, neumáticas y cayucos que zarpan hacia las costas españolas, según señala la oenegé, que además critica la "mala coordinación" entre los servicios de rescate a ambos lados de la orilla que deben activar sus mecanismos para actuar ante una tragedia. "En el caso de España y Marruecos, la coordinación no está basada en la defensa del derecho a la vida, sino en las negociaciones bilaterales de control migratorio", expone Caminando Fronteras.

Derecho a la vida

La oenegé denuncia que las supervivientes de las tragedias han sufrido "detenciones, desplazamientos forzosos, ataques físicos o retenciones en aplicación de la ley de extranjería" y que no tuvieron acceso a un seguimiento psicosocial adecuado. Por otro lado, lamenta que los cuerpos de los fallecidos que fueron localizados sufrieron enterramientos en fosas comunes y nunca fueron identificados. Según sus datos, las víctimas mortales desaparecidas sufrieron "negación del derecho a ser buscadas" y sus familias no tuvieron acceso a la información de las administraciones públicas para poder recuperar los cuerpos de sus seres queridos y cerrar su duelo.

"El derecho a la vida de las personas migrantes debe estar por encima de las políticas de control migratorio", concluye el balance de Caminando Fronteras, que insta a aplicar los protocolos de atención a víctimas de tragedias -en el caso del Estado español el Protocolo de Sucesos con Víctimas Múltiples- y respetar los derechos humanos de los supervivientes. Además, exige que las decisión política de control de fronteras no violen los derechos humanos y que se termine con "la instrumentalización de instituciones democráticas de defensa del derecho a la vida con fines de control migratorio". También hace un llamamiento para que se mejoren los protocolos y la coordinación transnacional a la hora de identificar los cuerpos de las víctimas, así como los sistemas de búsqueda de personas desaparecidas.

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