Más denuncias

El maestro de karate de Claret lleva 40 años abusando de niños en Barcelona: "Me ponía una toalla en la cara"

Dos exalumnos de La Salle Gràcia revelan que también sufrieron agresiones sexuales por parte de Carlos Fernández en una etapa anterior al Esportiu Claret 

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Fachada del colegio de La Salle en el barrio de Gràcia

Fachada del colegio de La Salle en el barrio de Gràcia / JORDI OTIX

Guillem Sánchez

Guillem Sánchez

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La cifra de denuncias presentadas contra Carlos Fernández (Puig-reig, 1959), el maestro de karate del Esportiu Claret, ha ascendido a nueve, según fuentes consultadas por EL PERIÓDICO. Algunas son por supuestas agresiones sexuales anteriores a su paso por este recinto deportivo. Dos, en concreto, las han presentado sendos exalumnos del colegio de La Salle Gràcia de Barcelonya y atañen a delitos perpetrados a finales de los 80 e inicios de los 90. Este maestro ha impartido clases a menores en once centros distintos de Barcelona durante 40 años. Además, según ha podido confirmar este diario, Fernández ya fue detenido por abusos sexuales en 1998. "Es un depredador, probablemente habrá muchas más víctimas", aseguran las dos víctimas de La Salle. 

Fernández fue detenido el pasado 18 de mayo por los Mossos d’Esquadra tras la denuncia presentada por la familia de un menor al que enseñaba karate en el Esportiu Claret. El 20 de mayo, por orden del juzgado de instrucción 24 de Barcelona, Fernández ingresó en prisión preventiva. Aquella denuncia detuvo por fin a un pederasta que ha agredido sexualmente a chicos durante 4 décadas, protegido por la admiración que los alumnos sentían por su 'sensei', intimidados por el negro de su cinturón y por una reputación distinguida en el entorno del karate de Catalunya. 

Once centros distintos

Fernández comenzó a dar clases de karate a menores en 1982, en el club Shere-Kan de Barcelona. En 1984 cambió de centro y ejerció en el club Set i Mig de la calle Martínez de la Rosa. Cuatro años más tarde, el AMPA del colegio de La Salle de Gràcia lo contrató para dar karate a los alumnos como una actividad extraescolar. El 11 de agosto de 1998 fue arrestado por la Policía Nacional

En su web particular, un lugar en el que detalla, vanidoso, cada uno de sus logros de su trayectoria, oculta ese arresto, que le obligó a cerrar el club Set i Mig y que además parece coincidir cronológicamente con el fin de su etapa en La Salle. A pesar de esa denuncia y de esa detención por abusos sexuales, Fernández –que logró evitar el juicio– siguió en contacto con menores, contratado por centros, algunos públicos y otros concertados, que ignoraban esa grave alarma. 

En 1999 se traslada al Club 2000 y en 2001, regresa a un colegio, el CEIP El Carmel. En 2002 se incorpora como entrenador en el Podium de Barcelona. En el 2003 entra en el Club Esportiu Mediterrani y en el 2004, en el Eixample Fitness. En el 2005 desembarca en el Esportiu Claret, donde ha cosechado actualmente el grueso de denuncias. En 2013 sale por primera vez a enseñar karate fuera de Barcelona, lo hace en el Dojo Cervantes de Mataró. 

"El mejor profesor"

Fernández simultaneaba hasta el 18 de mayo –desde ese día se encuentra entre rejas– su trabajo en el Esportiu Claret con dos clases semanales en el Eixample Fitness. El dueño de este último negocio atiende a EL PERIÓDICO y subraya que Fernández era uno de sus mejores profesores. "Nos tenía completamente engañados", asegura. "Parecía una persona con valores y alguien que se tomaba muy en serio su trabajo. Llegaba cada día una hora antes y limpiaba a fondo el tatami para que estuviera impecable para los niños", describe. 

"Me ponía una toalla en la cabeza"

Este diario ha entrevistado a dos víctimas de Fernández. Son dos exalumnos del colegio de La Salle de Gracia cuyos delitos han prescrito. Ambos pertenecen a generaciones distintas y exigen anonimato antes de hacer pública su caso.

El primer exalumno sufrió agresiones sexuales por parte de Fernández durante varios cursos. Comenzaron cuando tenía 11 años. Explica que para ganarse su confianza, el maestro le remarcaba las cualidades que tenía para el karate y que lo premió con tres cambios de cinturón el primer año.

"Después, me dijo que podía ayudarlo a él a dar clases a los más pequeños. Me hizo sentir especial. Me propuso comenzar a usar su vestuario y cambiarme con él". Fue allí donde comenzaron las agresiones. "Me colocaba siempre una toalla o una camiseta en la cara", recuerda. "Y me hacía una felación o me penetraba analmente con los dedos", detalla. "Fueron años muy duros, de mucha confusión, de no entender nada", recuerda. 

"Me aseguraba que eran cosas que hacía todo el mundo y me pedía que no lo contara", subraya. "Nunca dije nada, a nadie. No quiero que mis padres se enteren ahora de lo que pasó entonces", ruega. 

“Me encerró en su despacho de La Salle”

El segundo exalumno es algo mayor que el primero pero sufrió los abusos de Fernández en paralelo, a principios de los 90. "Me invitó a entrenar con él en el club Set i Mig. Para los de la Salle los del Set i Mig eran ídolos. Y que mi maestro de karate quisiera estar conmigo en un día festivo en ese tatami me llenó de orgullo", reconoce. 

Fernández abusó sexualmente del chico durante aquel encuentro de sábado. Tras entrenar, le propuso hacerle un masaje en el vestuario para liberar tensión en las piernas, lo desnudó y acabó practicándole una masturbación. "No sabía lo que estaba pasando, me llevó muchos años comprenderlo", asegura. Mientras llevaba a cabo esa agresión, alguien llamó a la puerta y eso salvó al menor, que pudo marcharse. Pero Fernández no se rindió. 

"A los pocos días, me propuso repetir. Sigo sin entender por qué acepté, por qué no me di cuenta de lo que iba a ocurrir. En aquella segunda ocasión, Carlos me llevó al gimnasio de La Salle, que está en un sótano. Como el colegio estaba cerrado, en cuanto me encerró en su despacho supe que aquella vez nadie le interrumpiría". 

Estos dos exalumnos insisten en que es importante que el resto de personas que hayan sufrido los abusos de Fernández acudan a los Mossos y presenten una denuncia. "Aunque estén prescritos, como en nuestro caso, debe salir a la luz todo lo que ha hecho, para que los menores del Claret que lo han denunciado ahora no se queden solos".

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