Investigación policial

Narcos en Alella: la policía vincula los dos últimos tiroteos a enfrentamientos entre bandas extranjeras

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Tiroteo en Alella

Tiroteo en Alella / Guillem Sánchez

Guillem Sánchez

Guillem Sánchez

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Las trabajadoras de la parafarmacia de Alella (Maresme) confundieron las detonaciones de los disparos con los petardos de la verbena de Sant Joan, que el viernes por la tarde ya llevaban rato sonando cuando se produjo junto a su establecimiento comercial un tiroteo que se ha saldado con dos muertos. Tres semanas antes, el 3 de junio, se produjo otro episodio en el que intervinieron armas de fuego en la misma localidad: un hombre fue herido en otro enfrentamiento entre bandas enemistadas. Los Mossos d'Esquadra, que investigan ambos casos, aún no han practicado ninguna detención. Según las fuentes consultadas por EL PERIÓDICO, ambos episodios están relacionados con el tráfico de drogas.

"Habíamos bajado el toldo por el sol y no imaginamos que podían ser pistolas", explica una de las farmacéuticas este lunes por la mañana sobre el tiroteo más reciente y el más grave, ocurrido solo hace tres días. "Quizá por eso escogieron ese día, para que sus disparos pasaran desapercibidos", especula un pintor que adecenta una pared interior de un inmueble ubicado justo al lado de la botica y que señala que en la casa en la que se desencadenó el intercambio de disparos había "trapicheos" desde hacía tiempo. 

En el resto de la calle, quizá también por el camuflaje que los petardos festivos proporcionaron a las balas, la mayoría de los vecinos consultados por este diario no se enteraron del tiroteo. Y los pocos que acceden a describir cómo eran los moradores de la casa atacada a balazos deslizan, como el pintor, que los rumores señalaban que había droga en su interior y que se veía "movimiento" de gente entrando y saliendo. "No eran vecinos conocidos que se hubieran presentado en la calle", concluye una propietaria. 

El origen extranjero de las redes criminales complica la resolución de los casos

Los Mossos d'Esquadra han regresado este lunes al escenario del doble crimen, una casa de fachada blanca y adosada a otra, gemela. Los investigadores del grupo de homicidios de Regió Policial Metropolitana Nord de la policía catalana –una demarcación que está acumulando el grueso de las muertes violentas producidas este 2023 en Catalunya–, acaban de arrancar las pesquisas, pero sospechan que se trata de un tiroteo vinculado a organizaciones criminales. 

Los agentes que han vuelto al domicilio eran miembros de la policía científica, especialistas en balística y en huellas dactilares en busca de indicios presentes en el terreno que les permitan reconstruir cómo se produjo la secuencia del intercambio de disparos y también, en la medida de lo posible, obtener pistas que puedan identificar a los implicados y qué hizo cada uno de ellos. 

Parte de la investigación debe aclarar ahora qué tipo de droga había en esa casa –un trabajo que corresponde al laboratorio– y también cuánta se llevaron los asaltantes. Serán elementos que ayudarán a comprender si se trató de un narcoasalto o un 'vuelco' –nombre que reciben las acciones de traficantes contra otros traficantes destinados a adueñarse de su mercancía– o si el ataque del viernes guarda más relación con un ajuste de cuentas y la droga que supuestamente se llevaron fue solo parte del botín de un golpe que activaron por otras cuestiones. 

Varios asaltantes

Según las fuentes consultadas por este diario, el tiroteo comenzó antes de las siete de la tarde. Varios individuos asaltaron esta casa de Alella con armas de fuego. En su interior se encontraba un hombre de 32 años de edad y de nacionalidad colombiana que trató de repeler el ataque con una pistola. Los atacantes lograron abatirlo pero la víctima también abrió fuego e hirió de gravedad a uno de ellos, que acabó falleciendo en el interior de uno de los coches que habían usado para desplazarse hasta el lugar del crimen. Los policías catalanes creen que los compañeros de esta segunda víctima, un hombre de 48 años y de nacionalidad dominicana, optaron por darse a la fuga en otro vehículo. 

La víctima vivía en esa casa con su madre y con un tío. Ambos se encontraban en el interior del domicilio cuando fue atacado y se trata, por lo tanto, de dos testimonios de gran valor para los investigadores. 

Sin colaboración

Que el doble crimen guarde relación, presumiblemente, con dos organizaciones criminales de origen extranjero complicará y alargará mucho la resolución del caso, dado que obliga a los policías a enfrascarse en gestiones con cuerpos de otros países y estamentos supranacionales que no se desplazan a la misma velocidad que los sospechosos, que podrían haber optado ya por abandonar España. 

Investigar a miembros de organizaciones criminales de origen extranjero –presentes en España sobre todo a causa del boom cannábico que sigue expandiéndose por el territorio, especialmente por el catalán– no resulta tampoco sencillo porque ni las propias víctimas acostumbran a colaborar con la policía. El hombre de origen armenio que recibió un disparo al ser atacado por miembros de un grupo rival –en otro narcoasalto vinculado a la marihuana– no ha querido denunciar los hechos ni tampoco declarar ante los Mossos.

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