Crimen organizado
Cuarenta años de la mafia en Catalunya: pizzas, ladrillo y droga
Los miembros de la Camorra o la 'Ndrangueta que anidaron hace años en Barcelona o la Costa Brava están tan diluidos en el tejido social catalán que resultan irreconocibles
Guillem Sánchez
Redactor
Periodista de sucesos. Antes trabajé como redactor de sociedad en la Agència Catalana de Notícies (ACN).
Profesor asociado en la Facultat de Comunicació i Relacions Internacionals Blanquerna.
Libros Publicados: 'El Estafador' (Editorial Península) y 'Crónica del Caso Maristas' (Ediciones B).
"Las personas que viven en Catalunya y pertenecen a las mafias italianas están tan diluidas dentro del tejido social catalán que resultan irreconocibles. Hablamos en algunos casos de vecinos que pertenecen a segundas o terceras generaciones, nos cruzamos con ellos por el centro de Barcelona o por Platja d’Aro o por Tarragona y no los detectamos", explican fuentes de los Mossos d’Esquadra consultadas por EL PERIÓDICO. A los mafiosos italianos les gusta España, al final y al cabo las culturas italiana y española no son tan distintas y además pueden camuflarse sin problemas entre la extensa comunidad italiana que reside en la costa catalana.
La última gran intervención policial activada contra el crimen organizado italiano se produjo en julio de 2017, una operación bautizada como 'Búfala' en la que los Mossos d'Esquadra, actuando conjuntamente con la Guardia Civil y la policía italiana, arrestaron a una quincena de miembros de la Camorra napolitana instalados en Barcelona. Desde entonces, la mafia ha sido noticia en medios catalanes de forma intermitente y porque se ha arrestado aquí alguno de sus miembros perseguido por la justicia italiana.
La aparición del crimen organizado
"La mafia italiana llegó a Catalunya en la década de los 80, después de diversas guerras entre familias", explican otras fuentes de los Mossos consultadas por este diario. Lo que hicieron fue "invertir en restauración y en negocios inmobiliarios", subrayan.
Ese anidamiento coincide con un cambio social y también delincuencial en España. Como señalaba la exposición 'Crim i Delicte', que acaba de finalizar en el Museu d’Història de Catalunya y que repasaba la criminalidad durante el franquismo, con la llegada de la democracia y la eclosión de la industria turística España se abrió a Europa y, oculto entre tantas cosas buenas, también se coló el crimen organizado, hasta entonces inédito en un país que temía más a los policías que a los delincuentes.
Aquellos primeros mafiosos italianos eligieron la capital, Barcelona, y pertenecían sobre todo a la Camorra. En otros lugares como la Costa Brava o Tarragona fueron llegando más tarde miembros de la 'Ndrangheta. Un investigador de los Mossos aconseja alejarse del retrato que Francis Ford Coppola hizo de la mafia en la trilogía de 'El Padrino' porque no son cuerpos tan rígidos y los lazos que unen a sus miembros a menudo son inestables.
En lo de su devoción por la comida italiana Coppola no se apartó un milímetro de la realidad. Y muchos de los restaurantes que abrieron --la mayoría de comida típica italiana-- funcionaron, como lo hicieron asimismo algunas de sus inversiones inmobiliarias. La prosperidad económica entregó a los mafiosos una estructura legal que después comenzaron a usar para blanquear dinero procedente de actividades criminales.
La droga
La mafia en Catalunya históricamente no ha cometido asesinatos ni perpetrado delitos ruidosos porque su prioridad ha sido pasar desapercibida y ganar dinero. Su actividad criminal se ha centrado en el narcotráfico, comprando grandes cantidades de droga para venderla a otras organizaciones criminales gracias a sus contactos. Una forma de actuar que se acreditó en la operación 'Búfala' de 2017 y que no se limita a la cocaína. También trafica con marihuana --como casi todo el mundo criminal en España-- y también con el renacido hachís: el litoral catalán es un lugar ideal para recibir esta droga procedente de Marruecos y después conducirlo por la vía terrestre hasta Italia.
Pero además de la ubicación estratégica que ofrece Catalunya para traficar --dispone de puertos de gran actividad como el de Barcelona o Tarragona para recibir la droga y está muy cerca de la frontera francesa para exportarla-- y de que aquí poseen desde hace años negocios legales ideales para blanquear dinero negro, la mafia italiana tiene otro motivo para sentirse a gusto: el Código Penal.
Leyes laxas
La policía catalana dispone de un grupo especializado en investigar estructuras mafiosas de origen extranjero: la Unitat Central d'Organitzacions Criminals Transnacionals. Sus agentes ven maneras de actuar distintas entre los mafiosos italianos, los originarios de países de Europa del este o los procedentes de Asia. Pero tienen algo en común: "Cuando los detenemos, lo que más les preocupa es si van ser juzgados en España o en su país", aseguran fuentes de los Mossos. Saben que las penas que se dictan en España son sensiblemente más bajas que las que recibirán si regresan a casa.
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