Medio ambiente

"La cementera nos ha envenenado": vecinos de Montcada exigen que la fábrica cierre "de una vez"

"Trabajé durante 36 años en la fábrica de cemento de Montcada"

Fotogalería | Denunciada la Generalitat por dar trato de favor a la cementera de Montcada

El fiscal denuncia a la Generalitat por ignorar a la justicia y dar trato de favor a la cementera de Montcada

Las anécdotas vitales de ciudadanos del municipio están envueltas de polvo y humo

Guillem Costa

Guillem Costa

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Las anécdotas vitales de los vecinos de Montcada i Reixac están envueltas de polvo y humo. Los recuerdos, en el barrio de Can Sant Joan, van acompañados por un ruido incesante. Son las consecuencias de vivir a pocos metros de una gran cementera. "Siempre ha estado aquí, hace más de 100 años, es parte de nuestra cotidianidad", reconoce José Luis Conejero.

Un día, a principios de este siglo, decenas de vecinos del barrio se cansaron de quitar polvo de todas partes e iniciaron un proceso legal para que la actividad de LafargeHolcim cesara. Sin embargo, pese a que el Supremo les dio la razón, "la cementera sigue haciendo sombra al barrio", en palabras de uno de los vecinos.

Denunciada la Generalitat por dar trato de favor a la cementera de Montcada

Miguel San Nicolás, en el barrio de Can Sant Joan. / ZOWY VOETEN

Miguel San Nicolás ha visto sufrir a los suyos: "Mis padres trabajaron en Lafarge y lo pasaron muy mal. Un día, mi padre se quedó encerrado limpiando filtros ahí dentro". Cuenta que lo jubilaron a los 52, achacado por varias enfermedades: "Desgaste del hueso de la columna vertebral, bronquitis, problemas en los riñones y, finalmente, un cáncer que se lo llevó por delante."

"Un vecino instaló placas solares y al cabo de tres meses producían poco por culpa del polvo"

"Nadie pudo demostrar que fue culpa de la cementera, pero esta fábrica nos envenenó a todos, también a mi tío, que murió a los 62", añade.

Denunciada la Generalitat por dar trato de favor a la cementera de Montcada

Varios miembros de la asociación de vecinos, con la fábrica al fondo. / ZOWY VOETEN

Polvo escolar

Manolo Gómez, Antonio Cera, Diego Álvarez y Antonio Cabañero, todos jubilados, han quedado en el centro del barrio para hablar del tema estrella en sus encuentros. "¿Que por qué todavía sale humo de la chimenea? Buena pregunta. Yo creo que el sistema político está al servicio de las grandes empresas como Holcim. Si no, no me lo explico", dice Cera.

Denunciada la Generalitat por dar trato de favor a la cementera de Montcada

Polvo procedente de la cementera, según los vecinos. / ZOWY VOETEN

"Mira los coches, tienen un polvo que no es el habitual, fíjate", señala Conejero. La falange de su dedo, tras reseguir el capó del coche, es de un color gris claro. Álvarez se acuerda de lo que le pasó a un vecino: "Instaló placas solares y al cabo de tres meses producían poco. Las tuvo que limpiar con salfumán para que funcionaran de nuevo".

Polvo acumulado en las placas solares de un vecino.

Polvo acumulado en las placas solares de un vecino. / Vecinos de Can Sant Joan

Ahora la cementera ya no emite tanto polvo como antes. Además de producir cemento, también actúa como incineradora y el humo que sale es distinto: "Pero no te creas que no está lleno de partículas de cenizas, mercurios, compuestos orgánicos y metales volátiles, las famosas PM10, de diámetro muy pequeño, ya que instalaron filtros más restrictivos".

"El equipo de futbol del barrio lleva el nombre de la fábrica en la camiseta, a mí me duele verlo"

Son emisiones que cumplen con la normativa. "Pero esto nos da igual, ¿te crees que no nos perjudican?", insiste uno de los vecinos. Al lado de la cementera, está la escuela pública del barrio, con más de 400 alumnos. Antonio Alcántara lleva a sus hijos a este colegio: "No es que nos inquiete, es que directamente muchas familias queremos que se cierre de una vez". "¿Cómo afectan las partículas en suspensión a la hora de estudiar?", se pregunta, preocupado.

Denunciada la Generalitat por dar trato de favor a la cementera de Montcada

Al fondo, la cementera. Antes, el campo de futbol y la escuela, a la derecha del césped. / CLAIRE LOUIS

El debate, para muchos de estos ciudadanos, no es si la chimenea debe tener más o menos filtros. "No queremos chimenea y punto", piden, enfadados. A alguno de ellos, el tema les obliga a levantar la voz sin darse cuenta: "Perdón, pero es que estamos hartos. Y me sabe mal por los trabajadores, les tienen que encontrar una solución. Pero toca cerrar".

Ruido de fondo

Durante la conversación, alguien propone hacer un museo. "Lo que sea, pero que se acaben el humo y el polvo", responde otro. La fábrica patrocina al equipo de fútbol de Can Sant Joan: "Llevan el nombre de la fábrica en la camiseta y la empresa también da dinero al club. A mí me duele verlo."

Denunciada la Generalitat por dar trato de favor a la cementera de Montcada

Un cartel con los colaboradores del equipo de fútbol. / ZOWY VOETEN

Después está el ruido. Cabañero asegura que ha tenido que poner una doble ventana en su casa para poder dormir: "Ni con las persianas hasta abajo se deja de escuchar el ruido". Todos coinciden en que es un ruido de fondo al que te acabas acostumbrando: "Es la sinfonía que acompaña nuestro día a día".

Varios políticos les han asegurado que trabajarán para que la fábrica cierre de una vez por todas. Pero las banderas y pancartas que cuelgan en el barrio exigiendo el fin de la cementera aún seguirán ondeando durante decenas de meses, como mínimo.

Denunciada la Generalitat por dar trato de favor a la cementera de Montcada

Una calle del barrio, con la cementera a lo lejos. / ZOWY VOETEN

Hace unos años, por carnaval, decidieron reconvertir el entierro de la sardina: "Hicimos una procesión para simular el entierro de LafargeHolcim". De momento, aquel carnaval sigue siendo un sueño sin cumplir en Montcada i Reixac.

El "entierro de la cementera" que teatralizaron los vecinos.

El "entierro de la cementera" que teatralizaron los vecinos. / Vecinos de Can Sant Joan

Suscríbete para seguir leyendo