Pederastia en la escuela

Tercera víctima del cura jesuita Francesc Roma: "Yo también sufrí sus abusos"

El jesuita Francesc Roma, acusado de abusos sexuales por dos exalumnos del colegio de Casp

Los jesuitas catalanes enviaron al pederasta condenado Lluís Tó con los niños de Bolivia

El sacerdote fue objeto recientemente de un proceso interno al recibir la organización una queja a la que dieron credibilidad

L.B.M., tercera víctima conocida de los abusos de Francesc Roma, ante el colegio Jesuïtes Casp, en Barcelona.

L.B.M., tercera víctima conocida de los abusos de Francesc Roma, ante el colegio Jesuïtes Casp, en Barcelona. / Jordi Otix

Guillem Sánchez

Guillem Sánchez

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

La noticia de que dos exalumnos del colegio de los Jesuitas de la calle Casp de Barcelona acusaban de abusos sexuales al sacerdote Francesc Roma, publicada por EL PERIÓDICO este jueves, generó dos correos electrónicos antagónicos que sirven para ilustrar la complejidad que entraña la pederastia, sobre todo cuando aflora tras décadas de encubrimiento. El primero lo escribía una exalumna que, en nombre de "un grupo numeroso", se mostraba "indignada" con la información destapada por este diario y deseaba salir en "defensa" de un sacerdote que "influyó tan positivamente" en sus vidas. El segundo correo decía esto: "Yo también sufrí los abusos del padre Roma, gracias por el artículo". 

Francesc Roma Padrosa, el 'pare Roma', era alguien especialmente querido en el colegio Sagrat Cor. Ha bautizado y dado la comunión a buena parte de los alumnos creyentes. Como decía el primer correo, son muchos los exalumnos que lo que sienten hacia él es gratitud: "por sus valiosas enseñanzas, su vida ejemplar y el dulce recuerdo" que les dejó. A diferencia de lo que sucede con otro cura acusado de pederastia en el mismo colegio, Francesc Peris, la figura de Roma no despertaba sospechas, despertaba afecto. 

Un sacerdote querido

Roma era un sacerdote que ejercía de 'conciliari', una figura equivalente a un tutor religioso que guiaba a los alumnos de los cursos de primaria. El autor del segundo correo, ya en conversación posterior con este diario, explica que Roma a él lo engatusó cuando sus padres se divorciaron. No fue una separación sencilla, y Roma se convirtió en un "paño de lágrimas", un adulto que se acercó a consolarlo. "Ahora sé que lo que hizo en realidad fue aprovecharse de mi debilidad".

Como hizo con las otras dos víctimas localizadas por este diario, también a L.B.M. –las iniciales de este alumno nacido en 1967– Roma lo acorraló en su despacho, durante las tutorías. Sucedió cuando cursaba 5º o 6º de Primaria y tenía 10 o 11 años. "Entraba en clase y me llamaba a su despacho", rememora. El cura cerraba la puerta, le pedía que se sentara sobre su regazo, lo abrazaba y comenzaban las caricias. 

El cura cerraba la puerta, le pedía que se sentara sobre su regazo y comenzaban las caricias

"Vestía calcetines hasta las rodillas y pantalones cortos. Lo tenía muy fácil", lamenta L.B.M., que describe que las manos del tutor comenzaban a tocar por las piernas y después, mientras hablaba, subían y se colaban por debajo de los pantalones, hasta los genitales, una zona que no es capaz de aseverar si llegó a palpar. El mismo abuso sucedió en cuatro o cinco ocasiones. 

"¿Qué hacía?"

L.B.M. subraya que el divorcio de sus padres fue más traumático que los tocamientos de Roma, pero con el paso de los años no dejó de preguntarse: "¿Por qué los hizo?". Al cumplir los 20 años recuerda que sentía rabia, sobre todo por el hecho de que hubiera usado su herida para abusar de él, y se presentó en el colegio a pedir explicaciones. "Pregunté por Roma pero no pude hablar con él", asegura. 

L.B.M. presentará una denuncia ante los Mossos en los próximos días

Más adelante, quiso investigar si alguien lo había desenmascarado. Pero descubrió lo contrario, que décadas después, Roma seguía gozando del mismo cariño. "Es una persona muy inteligente, llenaba en cada misa que hacía", asegura. 

Ahora que finalmente ha habido dos exalumnos que lo han acusado públicamente a través del diario, L.B.M. también ha querido aportar su testimonio y, como ha hecho también uno de ellos, presentar una denuncia en los Mossos d’Esquadra, un trámite que llevará a cabo en los próximos días. Será la segunda denuncia que recaerá sobre Roma. Como la primera, presentada en 2016, también atañe a hechos prescritos y la justicia ordinaria no actuará. 

El proceso interno

Fuentes de los Jesuitas afirman que el sacerdote Roma fue objeto de un procedimiento interno al tener constancia la organización de una queja presentada después de la pandemia. Los jesuitas dieron credibilidad a la queja y Roma, actualmente, tenía los movimientos restringidos. Por ese motivo, según las citadas fuentes, se le prohibió que la semana pasada presentara su último libro en un acto que iba a celebrarse en el propio colegio y en el que iban a participar destacadas personalidades de la sociedad barcelonesa. 

Otras fuentes, sin embargo, apuntan que ese acto público se canceló a última hora porque el diario 'El País' publicó información acerca de los abusos perpetrados en colegios bolivianos de la orden por parte de Francesc Peris y también de Lucho Roma, hermano del propio Francesc. 

Abusos enquistados

EL PERIÓDICO destapó en 2019 los abusos sexuales silenciados en otro colegio jesuita de Barcelona, el Sant Ignasi de Sarrià-Sant Gervasi, una investigación periodística que comenzó con la denuncia de dos exalumnos y que se saldó con denuncias policiales contra cuatro sacerdotes.

La comisión de los Jesuitas de Catalunya, activada a raíz de las informaciones de este diario, recibió 19 quejas de exalumnos que señalaron a otros tres sacerdotes jesuitas además de los cuatro ya denunciados policialmente. Según un informe interno de los jesuitas en España, 81 menores escolarizados en centros españoles de la orden han sido abusados entre 1927 y 2020. Las denuncias actuales contra docentes del centro de Casp son posteriores a ambos recuentos.

Suscríbete para seguir leyendo