Pederastia en la escuela

El jesuita Francesc Roma, acusado de abusos sexuales por dos exalumnos del colegio de Casp

Más de 200 exalumnos del colegio Jesuïtes de Casp exigen "transparencia" ante los casos de abusos

Supervivientes de abusos sexuales en la infancia piden que los casos no prescriban

EL PERIÓDICO localiza a dos víctimas de este cura que, la semana pasada iba a presentar su último libro en la escuela a pesar de que a la orden ya le constaban conductas "inapropiadas"

Francesc Roma Padrosa, cura jesuita del colegio de Casp

Francesc Roma Padrosa, cura jesuita del colegio de Casp / El Periódico

Guillem Sánchez

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"Que te llamaran para ir a la tutoría molaba. Porque te perdías clase y porque Roma, como el resto de curas, era un adulto de referencia, era guay que te tuviera en consideración". Roberto –un nombre falso que protege la identidad de un exalumno del colegio Sagrat Cor de Jesús, el centro de los Jesuitas de la calle Casp de Barcelona– lamenta que, casi cuarenta años después, aún sigue reviviendo lo que pasó en aquella tutoría, en forma de pensamientos intrusivos, "día sí, día no". 

Aquel día, que Roberto, nacido en 1975, cree tuvo que ser cuando estudiaba tercero de EGB, el sacerdote Francesc Roma Padrosa, el tutor religioso del curso, iba llamando uno a uno a los alumnos de su clase. Hasta que llegó su turno. Recorrió el pasillo, dobló junto al ascensor de puerta de reja de metal, como casi todos en aquel Eixample, y abrió la puerta del despacho de Roma. 

Fuentes jesuitas admiten que constan casos de conductas "inapropiadas" por parte de Roma pero no una denuncia formal 

"Entré y pasó el cerrojo de la puerta", explica durante su encuentro con EL PERIÓDICO, dejando un silencio entre sus palabras en el que parece recordar el sonido del pestillo. Era un espacio pequeño: una mesa presidida por la silla de Roma y otras dos sillas al otro lado del mueble para quien recibiera en audiencia; una ventana, y nada más. Roma se sentó en una de las sillas asignadas a las visitas y, golpeándose las piernas con las manos, le indicó que debía sentarse sobre su regazo. Contrariado pero obediente, Roberto se dejó aupar. Rodeado por los brazos de un cura, en un despacho cerrado de un colegio religioso, de 1983.  

"Me apretó junto a él y comenzó a acariciarme las piernas. Después, fue subiendo, hasta que las caricias llegaron a los genitales", recuerda. "Fueron tocamientos por encima de la ropa", matiza. Roberto ha olvidado cuánto duraron y cómo regresó a la clase, aunque está convencido de que aquello fue todo. Sin embargo, bastó para que se convirtiera en una escena que no puede olvidar, atornillada a su cabeza por sensaciones que era demasiado pequeño para comprender. Los "pensamientos intrusivos" que, en épocas más removidas como cuando EL PERIÓDICO destapó el Caso Maristas en febrero de 2016, han vuelto para angustiarlo. 

La denuncia

Mientras los colegios Maristas desenterraban su pasado, Roberto acudió discretamente a su antiguo colegio y fue recibido por un cura, anciano, al que no conocía. Ese día de finales de febrero o de principios de marzo de 2016, el colegio de los Jesuitas de la calle Casp tuvo constancia formalmente de los abusos de Roma por parte de un exalumno. Roberto también se dirigió a la comisaría de los Mossos d’Esquadra en la plaza de Espanya y presentó una denuncia contra su exprofesor. Los agentes le avisaron de que se refería a delitos ya prescritos pero encajaron su denuncia. Roberto aporta los correos electrónicos que intercambió con los Mossos para formalizar su denuncia, aunque no la copia de la misma, que ha extraviado.

A pesar de aquellos avisos que datan de 2016, nada cambió en la vida de Francesc Roma, que la semana pasada iba a presentar su último libro en una sala noble del colegio en un acto rodeado de personalidades de la sociedad barcelonesa, que fue finalmente cancelada a última hora. 

Segunda víctima de Roma

EL PERIÓDICO ha contactado con una segunda víctima de Roma, que acepta hablar porque quiere estar del lado de este excompañero y del resto que están alzando la voz actualmente, aunque subraya que cree que ahora los colegios jesuitas son "seguros". La mujer, que también solicita anonimato, respalda con su experiencia el relato de Roberto porque ella sufrió un episodio demasiado similar. También durante una de sus tutorías, el cura Roma la encerró en su despacho y la sentó en su regazo. "Recuerdo que me agarró de la entrepierna para acercarme a sus genitales", relata.

Aunque eran "muy pequeños" cuando ocurrió, esta segunda víctima está convencida de que si los alumnos hacen memoria, muchos recordarán haber pasado por abusos similares a los que vivieron ella o Roberto. 

Cura, maestro y autor de libros educativos

Según la web Cristianisme y Justícia, Francesc Roma Padrosa es jesuita desde 1952 y cura desde 1966. Es "pedagogo y pastoralista y maestro de pedagogos y pastoralistas, autor de varios libros de Religión reeditados muchas veces para la escuela", así se le describe en esta breve biografía.

Fuentes de la organización jesuita consultadas por este diario explican que constan casos de conductas "inapropiadas" por parte de Francesc Roma pero no una denuncia formal. Tampoco a partir de 2019, cuando EL PERIÓDICO destapó abusos en el colegio Sant Ignasi de los jesuitas en Sarrià y se abrió el correo protección@jesuitas.es, se recibió un aviso concreto acerca de conductas delictivas por parte de Roma.

Francesc Roma es hermano de Lluís Roma, más conocido como Lucho Roma. Lucho, también cura y ya fallecido, fue enviado por los jesuitas a Bolivia, donde según publicó la agencia EFE en 2019, abusó de una cifra desconocida de menores bolivianos y, además, fotografió algunos de esos delitos y los guardó en un CD.

Más profesores denunciados

Francesc Roma compartió claustro con Francesc Peris, otro cura que, tal como ha publicado 'El País', abusó de alumnos en los 70, fue enviado a Bolivia en 1983 y allí abusó de menores bolivianos, regresó al colegio de Casp y fue apartado de la docencia en 2005, después de que una familia protestara en la escuela por sus abusos.

El caso de Peris, profesor de Religión como Roma, ha indignado a los exalumnos del colegio de Casp, que este lunes han hecho pública una carta de protesta en la que exigen "transparencia" a la dirección del centro y a la compañía Jesuïtes Educació, institución que está a cargo de los ocho colegios jesuitas de Catalunya. 

Roma y Peris no son los únicos profesores bajo sospecha. También en febrero de 2016, coincidiendo con la eclosión del Caso Maristas, dos exalumnos del colegio Kostka de los jesuitas –cuando este centro para familias sin recursos aún estaba integrado dentro del de Casp– contactaron con el periodista Xavi Pérez de RAC1 para destapar, respectivamente, los abusos de Joan Pere G.M. y de Josep Maria G.P., dos profesores laicos. Pérez recuerda que ambos exalumnos, además de llamar a la emisora, presentaron una denuncia ante los Mossos. 

El Kostka fue más adelante trasladado al barrio de Gràcia pero hasta los 70 estuvo en las plantas quinta y sexta del edificio de Casp. Los padres que no podían pagar la matrícula de la escuela, inscribían a los hijos en el Kostka y, a cambio, estos eran escolanos en las liturgias de fin de semana. El contenido de las dos denuncias presentadas en 2016 contra los profesores Joan Pere G.M. y de Josep Maria G.P describían episodios muy parecidos: abusos sexuales que sufrieron en la enfermería

Paralelamente a estos casos denunciados en 2016, existen acusaciones contra ocho docentes, Francesc Peris y Eduald Garcia Cots, entre ellos, según ha recogido 'El País'.

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