Jardines mediterráneos

¿Qué se puede plantar en la terraza o el jardín que sea compatible con la sequía?

Cambiar petunias por salvia: los expertos recomiendan olvidar las flores que consumen mucha agua y plantar flora mediterránea

marfull

marfull / Wikipedia

Guillem Costa

Guillem Costa

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Ante la pertinaz sequía que sufre Catalunya, varios expertos proponen cambiar petunias, dalias y lirios africanos por romero, lavanda, salvia o genistas. La idea es reconvertir patios, terrazas y jardines de las ciudades y de las casas particulares para que sean sostenibles. Plantean abandonar las bonitas flores exóticas y sustituirlas por la flora mediterránea. "Si la sequía influye en la política, en el turismo y en la industria, ¿cómo no va a afectar a la jardinería?", se pregunta el geógrafo y naturalista Martí Boada.

Él, junto a Jaume Marlès, otro investigador de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), aboga por llenar los patios, terrazas y jardines con plantas autóctonas que tengan opciones de sobrevivir con el agua de la lluvia y poco más. "Tenemos que recuperar el encanto y apreciar la belleza de estas especies que tanto valoramos en el campo pero que no plantamos en nuestros jardines", afirma Boada.

Laureles secos en el Auditori de Barcelona.

Laureles secos en el Auditori de Barcelona. / Manuel Herrera

Ambos científicos pusieron sobre la mesa esta propuesta en una conferencia en el museo Arxiu Tomàs Balvey de Cardedeu. La charla la organizó la fundación Viver de Bell-lloc bajo el título 'Jardinería y futuro sostenible'. Para los dos especialistas, no hay dudas de que la actual situación ambiental no tiene precedentes.

"Por lo tanto, cuando alguien se ponga a planificar un jardín, público o privado, debe tener en cuenta como funcionarán las especies escogidas en los próximos 20 o 30 años", opina Boada. ¿Es posible un jardín "sostenible"? Según Boada y Marlès, tendría que serlo. La clave es escoger plantas mediterráneas de bajo consumo hídrico, compatible con la pluviometría local.

Lo que no tiene sentido, aseguran, es tener que regar las flores cada día. Para ellos, sin embargo, eliminar del todo los jardines tampoco es una opción: "Se tiene que conseguir el efecto bote de miel. Es decir, que las plantas atraigan a polinizadores como las mariposas y las abejas, dos especies en declive.

Esto también servirá de llamada para varias especies de pájaros, por lo que se generará un pequeño ecosistema muy fructífero.

'Buenas' hierbas

¿Pero qué especies hay que plantar y cuáles hay que dejar morir? Boada piensa en la creación de este pequeño oasis de biodiversidad: "Se requieren especies distintas, para asegurarnos de que hay fruto a lo largo de todo el año. Los fringílidos como carboneros, herrerillos o currucas cabecinegras. Así, consigues que la naturaleza entre en tu casa".

Algunos de los posibles árboles, según detalla Marlès, son el olivo, el almez, la encina, el roble, el pino o el algarrobo. Otra posibilidad pasa por intentar plantar arbustos como el durillo, el lentisco, el romero, la salvia, la lavanda o la genista. Las herbáceas típicas mediterráneas son la milhojas, el lirio o la borraja. Y después, están las trepaderas: la glicina o la hiedra son dos de las posibilidades.

Otra opción, todavía más sencilla, económica y transgresora es dejar crecer las mal llamadas "malas hierbas". "Son plantas que funcionan por sí solas, resisten muy bien durante todo el año y hay que permitir que dibujen su camino bajo los árboles y arbustos", recomienda Boada.

Aconseja también replantear la estética y olvidar el concepto "malas hierbas" y sustituirlo por "buenas hierbas": "No nos gustan por una cuestión cultural. Si aprendes a apreciarlas, pueden parecer preciosas".

Boada exige a las administraciones que tengan en cuenta todos estos principios en el momento de diseñar parterres o escoger especies para las ciudades: "Los gobiernos municipales y autonómicos tendrían que asumirlo y aplicarlo".