Sentencia en Barcelona
Condena por un error de diagnóstico que obligó a amputar un testículo a un niño
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El menor sufrió una torsión genital y fue atendido en el Hospital de Mataró
J. G. Albalat
Redactor
Ha trabajado en el Diario de Barcelona, El País y AVUI. Desde hace años en El Periódico cubriendo los acontecimientos judiciales. Premios Ortega y Gasset, Save the Children, Ramon Barnils y Josep Maria Planes por la investigación del 'caso Maristas' sobre abusos sexuales en los colegios. En el 2016, mención honorífica de la Generalitat en el Día de la Justicia. Colaborador de publicaciones jurídicas. Profesor asociado Master de Criminología de la Universitat de Barcelona.
R. M. tenía 7 años cuando, en septiembre de 2017, ingresó de urgencias en un centro sanitario. Su madre lo recuerda: "Me dijo que le dolía mucho y lo llevé al ambulatorio. La pediatra lo derivó al Hospital de Mataró porque podía ser una posible torsión testicular y allí, tras examinarlo, nos enviaron a casa con medicación. El niño no podía ni andar". Han pasado los años y la Audiencia de Barcelona ha certificado en una sentencia la negligencia y que se produjo un error en el diagnóstico de la patología. El tribunal de la Sección 17 ha condenado a la compañía aseguradora del Servei Català de la Salut a indemnizar al menor con 41.713 euros, más los intereses de demora, que suman otros 31.000 euros.
El 1 de septiembre del 2017 fue cuando pisó por primera vez el niño el hospital por ese intenso dolor. En la zona genital presentaba síntomas compatibles con torsión testicular, pero se le diagnosticó una orquiepididimitis, una inflamación que se produce debido a una infección. Como no mejoraba, la madre del pequeño decidió, a los dos días, volverlo a llevar al centro sanitario. El testículo lo tenía muy inflamado, casi "como un puño", relata la mujer. La sola palpación le producía al niño un dolor intenso. Tras consultar con el servicio de cirugía, los facultativos le dieron otra vez el alta y le recetaron antibiótico, aunque con la advertencia médica de que, si no mejoraba en 24 horas, volviera de nuevo.
Así ocurrió el 4 de septiembre. El dolor en el testículo izquierdo continuaba y este órgano estaba inflamado. Esta tercera vez, el Hospital de Mataró derivó al pequeño al Hospital Germans Trias de Badalona, donde fue sometido a una primera operación. Se le practicó una orquidopexia, una intervención para hacer descender los testículos dentro del escroto. A la madre, representada por el abogado José Aznar Cortijo, del despacho Verdún Legal, le dieron esperanzas de que el menor podía salvar el testículo. "Eso es tan pequeñito que se deshace", le explicaron. Sin embargo, estas expectativas se difuminaron y los médicos constataron que podría tratarse de una retorsión testicular, por lo que el pequeño pasó de nuevo por el quirófano y se le extirpó el testículo izquierdo.
Tratamiento de urgencia
La torsión testicular es una dolencia que requiere un tratamiento de urgencia, casi inmediato. Es imprescindible, según el abogado de la demandante, intervenir quirúrgicamente seis horas después de sus primeros síntomas. Más allá de este tiempo, sostiene, la viabilidad del testículo está seriamente comprometida.
En este caso, el menor fue remitido al Hospital de Mataró desde el centro de asistencia primaria (CAP) cuando el dolor estaba presente desde hacía ya unas dos o tres horas. Por lo tanto, y visto el corto periodo que restaba para solucionar el problema, debería haberse actuado con rapidez para evitar la extirpación. Los síntomas que presentaba el niño son propios y típicos de la torsión testicular y, según la demanda, no se le realizaron determinadas maniobras para detectar la situación ni tampoco se actuó con diligencia.
Sentencia revocada
Por todo ello, la Audiencia de Barcelona ha revocado una sentencia de un juez de primera instancia y ha estimado la demanda. El fallo judicial argumenta que se trata de "un supuesto de responsabilidad médico-sanitaria por una incompleta exploración del paciente, por un error en el diagnóstico de la dolencia que le aquejaba y, fundamentalmente, por una muy precipitada prescripción de alta hospitalaria y regreso al domicilio".
La resolución añade que, "aunque se considere más probable la existencia de una infección, lo aconsejable y prudente, ante las consecuencias que aquel (el diagnóstico) fuera errado, era mantener el seguimiento hospitalario del tratamiento". La amputación del testículo le ha producido al niño un perjuicio estético, pero no le ha quedado ninguna otra secuela y podrá tener descendencia. "Juega a fútbol y le da vergüenza cambiarse y ducharse en el vestidor", recuerda la madre. El menor, R. M., que ahora tiene 13 años, está a la espera de que le implanten una prótesis.
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