El tren de la Historia

Estudiar historia en tiempo de inteligencia artificial

Montsoriu, sin inteligencia artificial

Montañas de historia

Homenaje a las bibliotecarias

Transcribir y leer documentos históricos son tareas que todavía no puede realizar una IA

Historia

Historia / Woman wearing a VR headset and interacting with virtual reality, simulation and metaverse concept

Xavier Carmaniu Mainadé

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La Inteligencia Artificial es el tema de moda. Como siempre que aparece alguna novedad tecnológica, la empezamos a perseguir cómo los gatos a un puntero láser. Cada vez ocurre lo mismo. Basta repasar la recepción que tuvieron internet, la electrónica, la televisión, el cine, la radio, la fotografía, el telégrafo... Y la primera generación que convive con cada invento afirma que “esta vez” será la revolución definitiva.

No ponemos en duda la incidencia de la irrupción que tiene, y sobre todo tendrá, la IA en nuestra vida. Cualquiera que haya probado plataformas generadoras de textos o imágenes se habrá dado cuenta de que es un invento con un potencial tan enorme que es imposible imaginar hasta qué punto estas herramientas podrán cambiarlo todo. Pero será una etapa más y después vendrán otras innovaciones que nos dejarán con la boca abierta, porque la mayoría de mortales no tenemos ni idea de qué está pasando en los centros de investigación de todo el planeta. Lo que es seguro es que la cosa no se detendrá y, en el fondo, entendemos que esto forma parte de una especie de proceso “natural”. Solo hace falta recordar cómo era la medicina y el tratamiento de enfermedades hace apenas 50 años.

Lo que no es tan habitual es pensar que los avances también se produzcan en disciplinas como la Historia. Se supone que los hechos del pasado son inmutables, como si estuvieran esculpidos en las tablas de Moisés. Pues no, todo lo contrario. El caso más evidente es el de la prehistoria, que constantemente se actualiza con nuevos hallazgos que cambian lo que creíamos saber de nuestros primeros antepasados. Pero también ocurre igual en el resto de etapas históricas. Esta semana en el Tren de la Historia abordamos lo que para muchos queda más alejado de todo esto: los campesinos medievales.

Señores feudales y campesinos

En la Catalunya de los siglos XI y XII se encontraron dos necesidades. Por un lado estaban los señores feudales que requerían de gente para trabajar sus tierras y, por otro, muchas familias campesinas buscaban un lugar donde establecerse. Así pues, los propietarios ofrecían una masía en la que vivir y a cambio quien la ocupaba cultivaba las tierras. El acuerdo era hereditario e iba pasando de padres a hijos. En caso de querer irse, se tenía que pagar una gran cantidad de dinero. Con el paso de las centurias, aquel acuerdo inicial se transformó en situación de abuso y después de generaciones de aguantar la situación, los remensas del siglo XV dijeron basta y se sublevaron para liberarse.

O al menos eso es lo que pensábamos hasta que investigaciones como la de la profesora de la Universidad de Barcelona, Rosa Lluch Bramon, han demostrado que esta visión no es del todo exacta. Para empezar no todos los remensas eran iguales. Algunos eran pobres, pero otros habían prosperado y tenían mas de una masía. Y lo que es más sorprendente es que a pesar de tener dinero suficiente para pagar la remensa, muchos preferirían no hacerlo porque así se aseguraban la explotación de unas tierras que les daban pingües beneficios.

La conversación mantenida con la doctora Lluch en el Tren de la Historia es una lección magistral sobre un período que en nuestro imaginario colectivo está repleto de clichés. ¿Qué ha pasado para que ahora una nueva visión de los remensas? Investigación. Horas y horas pasadas en los archivos analizando documentos. Junto a Inglaterra, Catalunya es el territorio europeo más rico en documentación medieval. Uno de los ejemplos más extraordinarios tiene que ver con el tema que hablamos. En el Archivo Municipal de Girona (AMGi) se conservan las actas de las reuniones organizadas por aquellos campesinos. Se llama el “Libro del sindicato remensa” y es tan importante que la UNESCO lo incorporó a su programa de Memoria del Mundo, donde se recogen documentos que forman parte del patrimonio colectivo de la humanidad. Consultarlo es muy sencillo. Sólo hace falta entrar en la web de la AMGi, donde lo tienen digitalizado y transcrito. Este trabajo lo realizan paleógrafos como Anna Gironella, que nos ha dado todos los detalles de este tesoro documental en el podcast.

Transcribir y leer documentos históricos son tareas que todavía no puede realizar una IA. ¿Lo hará? Posiblemente sí, pero será necesario que un ser humano interprete y estudie aquella documentación. ¿De qué va a servir? Permitirá profundizar en nuestro conocimiento histórico y evitar que nos deslumbren con el nuevo invento de turno. La rueda se inventó hace muchos milenios y también cambió al mundo. Desde entonces nunca hemos parado de girar. Tampoco lo haremos ahora por más que una máquina escriba y dibuje por nosotros.