Forcejeo 'cuerpo a cuerpo'

El asesino de Canovelles, a los policías de Murcia: "¿Por qué no me habéis matado?"

Roger L.S., un exmilitar de 20 años, llegó hasta Murcia en un coche conducido por dos veinteañeras de Barcelona, que avisaron a las autoridades en cuanto se quedaron solas

Detenido en Murcia el autor del crimen en el club de tiro de Canovelles

Detenido en Murcia el presunto autor de los disparos en el club de tiro de Canovelles. / VÍDEO: EFE

Guillem Sánchez

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Roger L.S., el joven de 20 años arrestado en Murcia después de matar a un instructor del Club de Tiro de Precisión Granollers, preguntó a los agentes de la Policía Nacional que lo localizaron y redujeron que por qué no lo habían matado. Afirmó también que, de haber tenido tiempo, él sí habría disparado a los agentes. Héctor López, uno de los dos policías que lo detuvo el domingo a las 08.00 horas, relata a EL PERIÓDICO en conversación telefónica cómo concluyó la huida de este exmilitar que había asesinado en Catalunya y que había llegado a la estación de tren de Murcia El Carmen en un coche conducido por dos veinteañeras de Barcelona a las que había amenazado a punta de pistola.

El homicida llevaba doce horas inmerso en una fuga que había comenzado en Canovelles (Vallès Oriental), tras descerrajar cinco tiros por la espalda al trabajador del club de tiro del que era socio. El pistolero esquivó oculto en el coche de las dos jóvenes a las que abordó en una gasolinera de Barcelona el amplio dispositivo policial que activaron los Mossos d'Esquadra para dar con él. 

Murcia se preparaba esa mañana de domingo para un día de procesiones. La policía local había desplegado un operativo para minimizar el impacto que iba a tener en el tráfico la celebración religiosa. No era el mejor día para conducir por Murcia y las dos jóvenes y el asesino tampoco conocían la ciudad. Terminaron circulando por un carril en sentido contrario. Una agente municipal detuvo el coche e interrogó a la conductora.

La "valentía" de las mujeres

Las dos mujeres tuvieron "la inteligencia" de ocultar a esa agente de la policía local que estaban siendo retenidas en contra de su voluntad por el joven armado que viajaba en el coche, les reconoce el agente López, quien junto a su compañero se cruzaría minutos más tarde con Roger en la estación de tren. La funcionaria no notó nada extraño y dejó continuar al vehículo tras indicar que se trataba de un carril de sentido contrario. López asegura que Roger dijo a las dos chicas al retomar la marcha que, si la agente le hubiera obligado a identificarse, hubiera sacado el arma.

Tras aquel episodio, Roger soltó a las jóvenes y siguió con su huida a pie. Las mujeres avisaron a las autoridades en cuanto desapareció. La Policía Nacional, gracias a su llamada, ordenó localizarlo. Los agentes disponían de una descripción de cómo vestía, de la fotografía de su carnet del club de tiro y sabían que se trataba de una persona que había matado y que requería extremar la autoprotección. 

Oculto entre los viajeros

Una dotación UPR (Unidad de Prevención y Reacción) integrada por seis efectivos acudió a la estación de tren de Murcia El Carmen. Dos policías comprobaron el exterior, otros dos se acercaron a los andenes y los agentes López y Jesús Marín entraron en el hall de la estación, en el que a esa hora, las ocho de la mañana del domingo de Semana Santa, había unas cuarenta personas. López explica que, en cuanto entraron, identificaron a Roger sentado entre los viajeros. Y que Roger los vio también a ellos, que iban de uniforme.

"La sala estaba llena de personas. Usar el arma podía provocar un desastre. Avanzamos hacia él, no sé si andando o corriendo, sin dejar de mirarlo", explica López. El homicida, cuando comprendió que lo habían reconocido y que venían a detenerlo, sacó una pistola que llevaba oculta en el cinturón –portaba dos armas cortas que había cogido del club de tiro de Canovelles– pero los policías pudieron abalanzarse sobre este antes de que pudiera apuntarlos, subraya López. 

"Le sujetamos los brazos, la pistola cayó al suelo, él trató de cogerla pero pudimos alejarla y después conseguimos colocarle los grilletes”, describe López, que afirma también que Roger comenzó a preguntar poco después lo siguiente: "¿Por qué no me habéis matado?". "Decía también que, si él hubiera tenido tiempo, él sí nos habría disparado", añade el policía. 

El agente López pide que en esta noticia conste que agradece las muestras de apoyo recibidas por parte de los Mossos d’Esquadra –el cuerpo que investiga este caso– y también que debe ponerse en valor la valentía de las dos jóvenes que avisaron a las fuerzas del orden en cuanto Roger las soltó y que, minutos antes, fingiendo ante la agente de la policía local, quizá salvaron una vida. 

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