Quinto aniversario del 17-A

Montserrat Escudé, portavoz de los Mossos: "Hay que combatir todos los discursos del odio"

La portavoz de los Mossos habla con EL PERIÓDICO sobre los atentados de Barcelona y Cambrils de hace cinco años y de cómo debe abordarse tanto la gestión de las víctimas como la prevención para que no vuelva a ocurrir algo así de nuevo: " Pensar que sólo la vía criminal y policial resolverá el problema es tremendamente ineficaz"

La portavoz de los Mossos, Montserrat Escudé, en uno de los pasillos de las dependencias de los Mossos en Travessera.

La portavoz de los Mossos, Montserrat Escudé, en uno de los pasillos de las dependencias de los Mossos en Travessera. / JORDI COTRINA

Fidel Masreal

Fidel Masreal

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¿Qué es lo primero que recuerda cuando se le menciona la fecha del 17 de agosto del 2017?

Estaba en una reunión del plan operativo específico de robos violentos en interior de domicilio. Y recuerdo unos hechos a los que no nos habíamos enfrentado nunca, de una gravedad extrema y enseguida una idea: "qué tenemos que hacer, cómo organizarnos y actuar". Me activaron para ir a la Ciutat de la Justícia con el equipo de policías que comunicábamos las muertes a los familiares.

Duro...

Mucho. Muy bestia.

¿Cómo están, cinco años después, los agentes que abatieron a los terroristas en Cambrils y al autor del atentado de Barcelona?

Esto no se olvida nunca, pero lo han aprendido a gestionar. Se creó el equipo de psicólogos. Con el recuerdo de qué pasó. Es un impacto al que no estás acostumbrado.

"Lo sucedido no se olvida nunca, se aprende a gestionar"

¿Qué puede hacer la sociedad en general en términos preventivos respecto al radicalismo?

Combatir todos los discursos de odio, todas las formas que toma, desde las más leves a las más graves. Hay una escalada que comienza con conductas menos graves, a nivel penal o administrativo, pero que sustentan esta conducta del odio. Se ha de trabajar en todos los ámbitos, en las escuelas... Pensar que sólo la vía criminal y policial resolverá el problema es tremendamente ineficaz e impreciso. Se ha de trabajar en la educación de valores y en estas conductas.

Es decir, no minimizar.

Absolutamente. Poner de relieve la complejidad y no menospreciar estas conductas porque son el sustrato que después permite conductas mucho más graves, que pueden llegar a ser delictivas. En Catalunya tenemos la suerte de que desde la aprobación en diciembre de la ley de trato discriminatorio, se abre la posibilidad de perseguir desde la vía administrativa conductas que si bien son menos graves desde el punto de vista penal, sí lo son desde la significación de la violencia. Cuando el Código Penal se modifica en 2015 y cae todo el libro de las faltas, tu podías insultar a una persona de raza negra y ello no era perseguible. Se ha de trabajar desde lo más micro a lo más macro.

¿Cómo se aborda en la escuela?

En las oficinas de relación con la comunidad se trabajan planes de prevención en las comunidades educativas con un formato nuevo, de tú a tú, basado en el Piet Mentoring, en el que no es el policía uniformado el que va a una clase de 20 alumnos a explicar, porque esto no es eficaz. Y lo que se hace es, a través de los tutores, se forma a un grupo reducido de alumnos que hacen las sesiones formativas. Se busca así la proximidad por edad y crecimiento madurativo para que el impacto sea más elevado. Nosotros somos una herramienta de convivencia pero no somos la única.

"Somos una herramienta de convivencia, pero no la única"

¿Qué opina del apoyo a las víctimas, que estas han juzgado insuficiente?

Desgraciadamente, los atentados han sido un punto de aprendizaje, un punto de inflexión. Cualquier actuación es mejorable. Tengo en la cabeza cuestiones personales de los días en los que se hicieron las comunicaciones. Lo sucedido nos ha hecho crecer a todos. Después de los atentados se hicieron trabajos para mejorar los procedimientos y las víctimas estaban en el centro. Fueron un punto de reflexión importantísimo y clave. El enfoque más víctimocéntrico es clave porque el sufrimiento es incomparable. El sufrimiento de las familias no se puede comparar con nada y nuestra obligación es ponerlo en el centro del debate y en el centro del proceso de mejora continuo.

La visión social de los Mossos, que tras los atentados fueron muy elogiados y posteriormente han recibido críticas severas en otros ámbitos, cambia muy radicalmente. ¿Cómo lo valoran?

No nos hemos sentido nunca cuestionados. Quizás para algunos sectores, sí. Si trabajamos con rigor y profesionalidad, esto nos da legitimidad. Y poderlo explicar y comunicarlo mejor, quizás sí.

¿Cuál es la lección del 17-A?

La mejora continua. No bajar la guardia en temas de terrorismo. Y trabajar en todos los ámbitos, también en la prevención, en el ámbito educativo, de las víctimas. Trabajar a todos los niveles, no solo de investigación pura y dura. Y sentir que podemos mejorar, que este es nuestro deber.

"El sufrimiento de las víctimas no se puede comparar con nada"

¿Hubo momentos humanamente gratificantes?

Sí, con el personal del CUESB (Centro de Urgencias y Emergencias Sociales de Barcelona), con la Cruz Roja, Mossos, policía científica, médicos forenses... El CUESB nos cuidaba a nosotros porque nunca nos habíamos enfrentado a circunstancias tan escalofriantes como un atentado, con familias de fuera, que habían hecho 20 horas de viaje, que no entendían nada, con medios de comunicación dando noticias que no eran ciertas, familias que creían por ello que encontrarían a un familiar vivo y no lo estaba... Me quedo con la lección de civismo de la gente, de compromiso y solidaridad.

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