El profesorado se conjura para la huelga del 15-M en Catalunya

Este martes 15 de marzo Catalunya vivirá la primera de cinco jornadas de huelga convocadas por los sindicatos de docentes en protesta por las políticas --y las maneras-- del ‘conseller’ de Educación, Josep Gonzàlez-Cambray. De las cinco jornadas (15,16,17, 29 y 30 de marzo), la del 15-M será la que suscitará la mayor movilización por parte del profesorado. 

Tiene el apoyo de la escuela pública y también de la concertada. Y, detalle importante, será secundada por las direcciones de los centros públicos de infantil, primaria y secundaria de Barcelona y de comarcas como el Maresme, el Vallès o el Penedés. Asimismo, también se ha sumado el sector del ocio educativo infantil y juvenil. Asociaciones de familias como aFFac o Fapaes apoyan igualmente las movilizaciones.

Servicios mínimos

El Departament de Treball ha decretado unos servicios mínimos en infantil, primaria y ESO de un docente por cada 3 aulas, más de lo que, lógicamente, pedían los sindicatos, y menos de lo que planteaba Educació (1 profesor por cada 2 aulas). En el servicio de acogida, comedor y extraescolares deberá haber un 50% de la plantilla. Y en las escuelas de educación especial deberá estar operativo el 50% del personal. 

Desde UGT han denunciado, recogiendo quejas de profesores, que direcciones de algunos centros están convocando para los días de huelga reuniones de evaluación o de formación. “En días de huelga, no se puede actuar con normalidad y se debe respetar el derecho de huelga”, recuerda el dirigente sindical Jesús Martín.

La portavoz de Ustec, Iolanda Segura, también apunta que los servicios mínimos perjudican a las escuelas pequeñas, como las rurales, donde al haber pocos profesores, estos no podrán hacer huelga. “Debería haber servicios mínimos en función de cada centro”, dice.

Malestar generalizado

La llamada unitaria a la huelga por parte de Ustec, CCOO, Intersindical, Aspepc UGT llega en un momento de agotamiento del profesorado que, como recuerdan las direcciones de los centros en una carta a las familias y a Cambray, se ha visto obligado, por la pandemia, a reinventarse y a dar respuesta a las necesidades del momento, manteniendo al mismo tiempo el compromiso con sus proyectos pedagógicos. 

En este estado de desgaste pandémico les han llegado los cambios impulsados por el Departament d’Educació, cambios que, denuncian, no les han sido ni consultados ni presentados, sino que en ocasiones se han tenido que enterar por los medios de comunicación, caso de los borradores de los nuevos currículos o, la gota que les ha agotado la paciencia, del nuevo calendario escolar.

Son directores de centros en línea con el modelo pedagógico competencial que defiende el Departament los que le han transmitido a Cambray su “malestar” “por la gestión comunicativa y de recursos” del Departament y le reclaman diálogo para consensuar los cambios necesarios para lograr una escuela inclusiva y de calidad. 

Cambios para los que el profesorado, desde direcciones a sindicatos, reclaman unánimemente más recursos económicos y humanos: más recursos para desplegar efectivamente el decreto de escuela inclusiva o para aplicar con garantías los nuevos currículos. 

Piden también más planificación a la hora de introducir, por ejemplo, el nuevo calendario escolar, anunciado de forma “unilateral” y “sin planificar los recursos necesarios”. Sobre este asunto, los directores advierten de que el debate social se ha querido reducir a las vacaciones de los maestros cuando, en realidad, “es un debate mucho más extenso porque es un debate sobre la calidad de la educación”.  

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