Ciencia

Los telescopios echan el cierre a causa del volcán de La Palma

Una decena de instalaciones científicas de La Palma deciden cesar su actividad por precaución

El Roque de Los Muchachos solo se ve afectado por la ceniza cuando hay tiempo sur

El Roque de Los Muchachos con el Grantecan al fondo.

El Roque de Los Muchachos con el Grantecan al fondo. / Visit La Palma

Verónica Pavés

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Una decena de telescopios del Roque de Los Muchachos, entre los que se encuentran el Gran Telescopio de Canarias y los cuatro Cherenkov, llevan dos semanas sin mirar al cielo nocturno con su consecuente perjuicio a las investigaciones astrofísicas en marcha. Lo que ha movido a los investigadores a tomar esta decisión ha sido el principio de precaución, dado que, como manifiesta el director del observatorio, Juan Carlos Pérez Arencibia, tan solo se ha tenido que tomar la decisión de echar el cierre total de los observatorios durante dos noches desde que el volcán de Tajogaite entró en erupción.

Entre los telescopios afectados por esta decisión están el Gran Telescopio de Canarias (GTC), los cuatro telescopios Cherenkov, el Isaac Newton o los Magic. En el caso de los Cherenkov, que es uno de los pocos telescopios cuya estructura permanece a la intemperie, además, los promotores han creado una protección adicional para sus piezas con el fin de evitar que las cenizas se cuelen y puedan causar algún problema.

En activo permanecen un total de seis telescopios de las 17 instalaciones científicas que conforman el observatorio palmero. «Abren algunas noches», recalca Pérez. Lo pueden hacer gracias a que, los responsables del Observatorio cuentan con información de primera mano del Comité Científico del Pevolca y de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet). «Nos ajustamos a las previsiones meteorológicas para tomar decisiones con respecto a la actividad de los telescopios», explica el director. Cada 12 horas, el equipo publica un boletín interno con las previsiones de la Aemet con el que organizan la observación del cielo nocturno.

Por fortuna, el Roque de Los Muchachos se encuentra al norte de la isla, así que son contadas las ocasiones en las que la ceniza del volcán llega. «Las cenizas solo llegan cuando hay tiempo sur, algo muy poco común en esta época del año», reseña el investigador, que remarca que aún cuando la ceniza volcánica logra llegar a la montaña, la incidencia es mínima. «Al estar en altura, por encima del foco eruptivo, y tan lejos del cono principal –a unos 18 kilómetros en línea recta–, los episodios de ceniza que afectan al Observatorio tienen un carácter muy leve», explica Pérez Arencibia. De hecho, las contadas veces en la que la ceniza ha aterrizado en esa zona, lo hace con un tamaño mucho menor y en tan poca cantidad que no se acumula. «Aquí no ocurre como en las ciudades ni vemos imágenes de lluvias de cenizas como las de Santa Cruz de La Palma u otros lugares cercanos al volcán», remarca.

Tampoco han tenido problemas de acceso a la zona, pues todos las carreteras que llevan hasta el Roque de Los Muchachos han permanecido abiertas. Las más de 200 personas que integran la plantilla del Observatorio «han seguido subiendo y bajando como de costumbre», recalca Pérez. En sus visitas diarias continúan haciendo su rutina habitual: tomar medidas preventivas, realizar correcciones o actualizar los software de los telescopios. «Estamos haciendo las labores de mantenimiento con normalidad porque estas tareas se suelen hacer por las mañanas, mientras que por las noches los telescopios tan solo se dedican a mirar al cielo». Un cielo, que por otra parte, no ha perdido ni una pizca de su característico esplendor, pese a que a unos kilómetros haya un volcán en erupción emitiendo continuamente lava y gases contaminantes a 4.000 metros de altura.

El investigador recuerda que el observatorio cuenta con un plan de contingencia para desavenencias climáticas como la de las cenizas. «Nos tenemos que preparar igual que cuando hay episodios de calima, nevadas o lluvias muy fuertes», insiste. Y como ocurre cuando estas desavenencias climáticas hacen acto de presencia, el cierre preventivo de los telescopios por la posible caída de cenizas está generando que el ritmo de los proyectos de investigación se ralentice. «Si la erupción de Cumbre Vieja se prolonga mucho en el tiempo habrá proyectos en los que no se podrá realizar observación este año», resalta el responsable del observatorio.

Los proyectos de investigación se verán ralentizados por el parón abrupto de la actividad

La observación del cielo se reparte en dos semestres, en los que se propone un calendario para que los distintos grupos de investigación –nacionales e internacionales– puedan aprovechar el tiempo de observación que le corresponde por convenio. «Como hay telescopios que han decidido cerrar por completo durante este tiempo, tienen menor capacidad para observar por cada proyecto», resalta Pérez, que insiste en que esto, en todo caso, «se puede corregir». Una vez acabe la erupción, se revisarán los calendarios de observación y se intentarán adecuar a los proyectos en marcha.

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