Regreso a las aulas tras la Navidad

Segunda vuelta al cole con los deberes hechos

Un millón y medio de escolares vuelven este lunes a las aulas en Catalunya, tras demostrar el pasado trimestrea que la escuela es un lugar seguro contra el coronavirus

Algunos maestros y directores viven con temor el reingreso, aún conscientes de que la presencialidad educativa es necesaria para la igualdad de oportunidades y el desarrollo educativo

La brecha digital multiplica por seis la incapacidad de poder seguir aprendiendo en casa entre los niños que viven en hogares asfixiados por la crisis económica

Un padre con mascarilla lleva a su hija en brazos el primer día de colegio el pasado septiembre.

Un padre con mascarilla lleva a su hija en brazos el primer día de colegio el pasado septiembre. / Eduardo Sanz

Elisenda Colell

Elisenda Colell

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Un millón y medio de alumnos y 160.000 profesionales vuelven este lunes a las aulas para empezar el segundo trimestre del curso escolar 2020-2021, el curso en que la pandemia del covid ha tensionado todo el sistema educativo y que ahora, tras un primer trimestre de relativa tranquilidad, afronta una segunda reválida en pleno auge de la tercera oleada del coronavirus. Algunos estudiantes y docentes llegarán hasta la puerta con paso firme, confiados en que el recinto escolar es donde menos probabilidades hay de contraer el coronavirus. Otros lo harán arrastrando los pies, pidiendo más medios al Govern y asustados por el temor a enfermar. Sin embargo, todos se encontrarán de nuevo en las aulas, conscientes de que la apertura es imprescindible y necesaria para garantizar el derecho a la educación y el desarrollo social y cognitivo de los menores.

El primer trimestre costó de arrancar. Entre las familias que no querían llevar sus niños a clase, los maestros que pedían más recursos e implicación del Govern a la hora de hacer los planes, o las demandas transversales de reducir las ratios, los inicios fueron complicados. Tres meses después, según los datos de la Conselleria d'Educació, el 78% de los alumnos fue a clase con total normalidad y el 22% del alumnado tuvo que ser confinado en algún momento. Pese a los temores de cierres constantes por el aumento de contagios, solo lo hicieron 31escuelas, menos del 1% del total.

Esta vez la vuelta al cole tiene componentes distintos. Tras las fiestas y celebraciones navideñas, existe el temor de que el virus circule entre el alumnado o los docentes y que se esparza en clase como una gota de aceite. Es por ello que un grupo de científicos, la asociación de directores de la escuela pública AXIA o el sindicato de maestros USTEC han reclamado que se retrase la vuelta a clase. También han pedido test PCR antes de empezar las clases, para evitar posibles contagios en las aulas después de la Navidad.

La directora del instituto Lluís Vives de Barcelona, Núria Prunés, abre una ventana para ventilar un aula.

La directora del instituto Lluís Vives de Barcelona, Núria Prunés, abre una ventana para ventilar un aula. / Manu Mitru

Test a todos los profesores

El Govern se mantiene en su decisión, tomada ya a finales de diciembre. Las clases vuelven el día 11 y los test a los maestros se harán durante todo el mes de enero. Unos test que se tendrán que hacer los mismos docentes hurgando su propia nariz. El protocolo para los menores sigue siendo el mismo que durante el trimestre anterior: ante la sospecha de síntomas, o de estar en contacto con algún positivo, hay que avisar al equipo del CAP referente para que se persone en el centro y decida si hay que actuar.

Las demandas de más recursos son constantes. Se une a ello el sindicato Comisiones Obreras (CCOO). Piden equipos de ventilación para evitar resfriados, mascarillas FP2 para los profesionales y un aumento en los presupuestos para garantizar la limpieza de las escuelas. "El miedo es evidente, pero si las escuelas cierran, las desigualdades educativas se incrementan de forma considerable, las escuelas no pueden volver a cerrar", sostiene Manel Pulido, portavoz del área de Educación en CCOO en Catalunya. Unas afirmaciones que comparte Belén Tascón, presidenta de las Asociaciones Federadas de Familias de Alumnos de Catalunya (AFFAC). "El derecho a la educación de los niños y niñas solo se puede garantizar desde la presencialidad", comenta Tascón, que añade que también es importante a nivel "emocional" y para garantizar la "socialización" de los menores. Tampoco se le escapa que la escuela saca de apuros a muchos padres que no pueden cuidar de los menores porque tienen empleos presenciales.

En realidad, la convicción que la presencialidad en la escuela y la apertura es necesaria la comparte toda la comunidad educativa. El Govern lo sostiene porque, según recuerdan fuentes de la Conselleria d'Educació, "la presencialidad asegura la calidad del proceso educativo, y los alumnos con pocos apoyos externos corren más riesgo de desvinculación y fracaso escolar". Es evidente que defendemos la presencialidad, y más aún cuando algunas opciones de ocio como los restaurantes siguen abiertos. Es esencial para el derecho a la educación, pero reclamamos seguridad, y que termine esta improvisación", defiende Iolanda Segura, desde el sindicato USTEC.

Brecha digital, el gran reto pendiente

El problema ahora mismo es que los 300.000 ordenadores portátiles y elementos de conexión web prometidos a los alumnos más vulnerables aún no han llegado. El día antes de la vuelta al cole fueron entregados a los docentes, según confirma la 'conselleria', que añade que los dispositivos para la conectividad se han entregado a todos los alumnos de quinto de primaria hasta los ciclos postobligatorios. Pero aún faltan miles de niños que requieren de sus portátiles, según confirman la asociación de directores de la escuela pública, los sindicatos y fuentes del Consorci d'Educació de Barcelona. Estos últimos, han hecho frente a la brecha digital de los niños que se han tenido que confinar con un banco de 3.000 tabletas y ordenadores para los niños con más desigualdades sociales. Dicen, fuentes del ente, que ningún menor confinado en Barcelona se ha quedado sin su dispositivo.

La realidad es que la educación presencial frena de una forma implacable la capacidad para poder seguir aprendiendo. Un estudio hecho durante los meses de confinamiento estricto por el Consorci d'Educació de Barcelona desvela que entre los alumnos atendidos por servicios sociales la brecha digital parece insalvable. Un 19% de los alumnos vulnerables no siguieron las clases, un 21% apenas logró hacer la mitad de las tareas asignadas, y un 15% consiguió seguir con su proceso de aprendizaje. Entre el resto de alumnos de la ciudad solo el 3,2% de niños se desconectaron (seis veces menos), y el 33% pudo hacerlo en su totalidad, más del doble. Los motivos de ello, el 40% de los alumnos pobres no tenían ordenador ni tableta, y solo el 33% disponían de algún dispositivo digital en exclusiva, cuando el 57% del resto de los escolares dispone de un ordenador para ellos solos, y únicamente un 6% del alumnado dice no disponer de ningún dispositivo para seguir las lecciones. Una diferencia, pues, seis veces mayor.

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