UN PROBLEMA DE SALUD PÚBLICA

Los especialistas exigen más prevención para frenar el aumento imparable de partos prematuros

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Manuel Vilaseró / Olga Pereda

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En España, el aumento de partos prematuros como el que ha sufrido la dirigente de Podemos Irene Montero parece imparable. Ha alcanzado ya el 8% del total y podría rondar en el futuro el 12% que registran otros países desarrollados, como EEUU. Y lo que es peor, la tasa de grandes prematuros, los de menos de 28 semanas, ha aumentado un 200% en los últimos 20 años. La única terapia posible para frenarla es la prevención, una asignatura pendiente. Los especialistas apuestan por un mayor control en las consultas ginecológicas y una menor presión social a la futuras madres para que puedan aminorar su ritmo laboral durante la gestación.

“Nos hemos gastado miles de millones de euros en tratar al neonato, con enormes avances que han aumentado la supervivencia de los prematuros y disminuido las secuelas, pero no se ha hecho el mismo esfuerzo en evitar que la situación de produzca prematuros”, lamenta el exjefe de Neonatología del hospital madrileño La Paz, Félix Omeñaca.

Con 46 años de experiencia en el servicio de neonatología de referencia en España, Omeñaca –que ya está jubilado- recuerda que los factores de riesgo de los partos son ya muy conocidos y, por tanto, podrían evitarse en muchos casos.

El mayor factor de riesgo

El embarazo múltiple es, efectivamente, el más importante factor de riesgo. Luego hay que situar la edad de la gestante y el estrés psíquico y físico. Los tres van en aumento en España. Cada vez hay más gemelos o  mellizos por la proliferación de las técnicas de reproducción asistida. La falta de estabilidad laboral y económica y la imposibilidad de conciliar el trabajo fuera de casa con el cuidado de los hijos hace que las mujeres retrasen la maternidad. Y cuando se quedan embarazadas, sienten una intensa presión social para que su ritmo laboral no disminuya.

Las infecciones, el tabaco, el alcohol, un parto prematuro previo y las malformaciones uterinas son también factores de riesgo.

El hecho de sufrir más de una de estas situaciones debería despertar todas las alarmas. En el hospital Puerta de Hierro de Madrid, por ejemplo, dan la baja médica obligatoria por embarazo de alto riesgo a todas las gestantes múltiples a partir de la semana 24 (un embarazo normal son 40 semanas).

Implantar un solo embrión

María De la Calle, jefa de la unidad de Gestaciones Múltiples de La Paz, cree que el primer paso que habría que dar es "que los servicios de reproducción asistida implantaran un solo un embrión". Los datos son inapelables. El 70% de los embarazos múltiples son debidos a estas  técnicas mientras que el 70% de este tipo de gestaciones acaban antes de las semana 37, muchas veces con graves riesgos para la vida y la salud del bebé.

El embarazo múltiple es siempre de alto riesgo, pero las embarazadas carecen de herramientas para percibirlo así. "Ese sentimiento que nos imbuyen de que tenemos que ser como una especie de madres coraje y el no querer renunciar al estatus profesional alcanzado hace de bajar el ritmo que a veces desoigan al especialista. Yo les digo que se lo piensen bien, que las consecuencias de tener un niño prematuro pueden ser para toda la vida mientras que el sacrificio es solo unos meses".

Reducir la actividad

De la Calle tampoco cree que la baja obligatoria sea la solución. "Si una mujer deja de trabajar pero en casa tiene que hacerse cargo de tres niños no ganamos nada", advierte. Las cosas son, a su parecer, más simples. Ante un embarazo de riesgo "hay que reducir la actividad habitual". "No se trata tampoco de pasarse meses tumbada en una cama, eso se ha demostrado que tampoco sirve para nada”, advierte De la Calle.

Trabajar fuera de casa implica un esfuerzo añadido al embarazo, no solo físicamente sino por la presión recibida o autoimpuesta. Las profesionales que imparten clases de preparación al parto siempre dejan claro que el estrés laboral puede afectar a la producción de contracciones o hipertonía (aumento del tono muscular del útero, que ‘se queja’ por un exceso físico o psíquico). “Es preferible bajar algo de ritmo de vida y poder seguir con tu actividad habitual antes que terminar el embarazo en reposo absoluto”, recomienda la ginecóloga Josefina Ruiz Vega en el libro Nueve meses de espera.

“Cuídate”, “haz vida tranquila” y “escucha a tu cuerpo” son los tres consejos básicos que se dan en las clases de preparación al parto. Sin embargo, la realidad es que en muchos centros de trabajo no se mira con buenos ojos a las embarazadas que hacen vida tranquila. Estas profesionales tienen que aguantar miradas y comentarios burlones de superiores y compañeros, que, injustamente, no terminan de creerse la intensidad física y psicológica que implica un embarazo y un parto.

Técnicas avanzadas

También hay técnicas cada vez más avanzadas que no siempre aplican los ginecólogos. La doctora De la Calle, autora además del libro ‘Embarazada de gemelos’, destaca que en su departamento se mide el cuello del útero a partir de la semana 20 y si ha disminuido por debajo de un determinado umbral, al margen de los consejos adecuados, "se pueden implantar un pesario cervical de silicona que no se retira hasta la semana 37 o también se puede suministrar progesterona vaginal". Ambas técnicas contribuyen a retrasar el parto.