"Aprendo el español con mi hija"

Ha decidido que, aunque obtenga la nacionalidad española, seguirá yendo a clases de castellano. «Hasta ahora lo había ido aprendiendo mientras ayudaba a mi hija de siete años con sus deberes y con sus trabajos del colegio. Y la verdad, me he dado cuenta de que se me da bien y me gustaría mejorarlo aún más», explica esta joven de origen indio. Reetika, que llegó hace ocho años a España, es una firme defensora del nuevo sistema de pruebas implantado por el Gobierno central para quienes aspiran a nacionalizarse. «Es que me parece más justo que todo el mundo pase por la misma prueba», argumenta. Lo que no le parece nada bien, agrega, «es lo mal que lo han explicado, la poca información que ha habido».

Reetika tiene cita en el Registro Civil de Barcelona para el próximo 17 de diciembre, «después de dos años de espera». Y ahora, «va y resulta que me va a faltar el certificado de estos dos nuevos exámenes», protesta. Por eso, porque necesita lo antes posible la acreditación, se ha apuntado a unas clases preparatorias en la fundación Servei Solidari, vinculada a la Escola Pia. «Creo que puedo sacármelos bien, estoy trabajando mucho», sostiene. Tiene la suerte (entre comillas) de que su marido esté ahora sin trabajo y así ella puede dedicar más tiempo a estudiar.

Reetika, a la que al nacer no le pusieron apellido (como a muchas otras niñas indias de su época, destinadas a priori a adoptar a una edad temprana el apellido de su esposo), tiene una secreta aspiración. «Mi madre decidió que no valía la pena darme un apellido, porque me lo iba a cambiar al cabo de unos años. Ocurrió entonces que el gobierno indio cambió la ley y yo, por una serie de circunstancias, me quedé sin uno. Por eso, cuando logre la nacionalidad, me pondré por fin un apellido. Será el segundo apellido de mis hijos y eso me hace especial ilusión», confiesa.