Las perspectivas

Megaupload rompió el mito de que nadie paga por la cultura 'on line'

La página clausurada de Megaupload.

La página clausurada de Megaupload. / periodico

   CARMEN JANÉ / Barcelona

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Hay gente que aprecia el valor de la cultura en internet y está dispuesta a pagar si la oferta es razonable. ¿Cómo si no se explica que los usuarios del clausurado Megaupload abonaran entre 9 dólares (unos 7 euros) al mes y 199 dólares (unos 151 euros) por la suscripción de por vida al servicio de descargas cuando podían obtenerlo todo gratis, aunque con una pausa de media hora a los 72 minutos de reproducción? La duda es ahora si la industria está en condiciones de proponer una oferta legal que fidelice a los usuarios como el portal perseguido por el FBI.

«Sí lo está. Los usuarios están dispuestos a pagar por una oferta legal en internet», admite Pedro Pérez, presidente de la Federación de Asociaciones de Productores Audiovisuales Españoles (FAPAE), que agrupa a los productores de cine y de series de televisión. «Hay intentos como Filmin y Youzee [que saldrá en breve] y ya está claro que internet será la segunda ventana para el cine, después de las salas», añade. Para Pérez, solo con el cierre de Megaupload se dan las circunstancias apropiadas para que el negocio «no lo hagan terceros en lugar de sus verdaderos propietarios».

DAMNIFICADOS/ «El cierre de Megaupload demuestra que esto va en serio y que alguien se ha puesto las pilas», opina Eudald Domènech, fundador de Inout TV y, en su día, de MediaXpress, el intento de adaptar Netflix, el gran videoclub estadounidense, al mercado español enviando DVD por correo. «Tuvimos que cerrar porque nos robaban los sobres en los buzones», explica. Luego, las negociaciones con las distribuidoras eran tan arduas que confiesa que se le quitaron las ganas de convertir el negocio en digital. «A los que nos dedicamos a la distribuciónon linede contenidos, el fin de la abeja reina de las descargas nos da mucha moral para buscar inversiones», explica el emprendedor, que ahora ofrece en su Inout TV el acceso a Filmin.

No fue el único que en su día se quedó por el camino. A César Covarrubias no le sirvió de mucho que su aventura de Pomelo TV fuera premiada por el Ministerio de Cultura en el Ficod 2010 como «mejor modelo de negocio innovadorstart-up». Planteaba un clon multiplataforma de Megaupload legal y en alta definición, pero se encontró con una ingeniería fantástica desprovista de contenidos, pese a estar certificada por una productora como Warner.

La web, en la que ha perdido medio millón de euros y mucho tiempo de negociaciones y desarrollo, está hibernada en espera de tiempos mejores. «O yo no toqué las teclas adecuadas o la industria no quiere dar el paso y prefiere seguir vendiendo soportes físicos. Claro que también éramos una zodiac enfrentada a un trasatlántico», afirma.

EL MOMENTO OPORTUNO / Y es que el momento en que se lanza siempre es clave en un negocio de base tecnológica. Cuando Apple presentó iTunes, en el 2001, casi nadie creía que pudiera derrotar al engorroso Napster y al incipiente P2P. Lo tuvo que hacer para un solo dispositivo (el iPod), solo para Mac, y limitado a cinco copias. Aun así triunfó por su sencillez de uso, la calidad de audio y el precio, un dólar por canción y 9,99 el álbum. Napster, agobiada por los problemas legales, cerró a los pocos meses. Hoy iTunes tiene más de 200 millones de usuarios y es la primera tiendaon linedel mundo. Pero se le resiste el negocio de películas, para el que creó el Apple TV. El dispositivo «es unhobbytodavía», explicaba el martes Tim Cook, el sucesor de Steve Jobs al frente de la compañía.

Otros servicios no han despuntado, como el Zune de Microsoft (ahora reconvertido para la Xbox) y Rapsody, que no ha salido de EEUU. También Netflix, la gran esperanza de las películas, ha perdido 500.000 clientes en el último año y ha frenado su expansión internacional, que incluía a España.

Solo en el 2008, la sueca Spotify planteó una alternativa que ofrece tarifa plana para escuchar lo que se quiera en el ordenador a partir de 9,99 dólares al mes, o gratis si el usuario está dispuesto a escuchar anuncios. El modelo es cuestionado por la industria discográfica por los bajos ingresos que genera para los músicos, pero es elogiado por la mayoría de los usuarios, que lo ven cómodo y fácil. En España hay más de 3,5 millones, y aunque la gran mayoría no paga, las limitaciones al servicio gratuito y las nuevas funciones del de pago, como descargar la música al móvil para escucharla cuando no se está conectado a internet, han aumentado las suscripciones.

El gran debate de la industria audiovisual es ahora sobre el modelo de negocio: si pago por visión -la opción de las productoras- o suscripción de tarifa plana -la de muchos usuarios-, De momento, el modelo es mixto y los que funcionan ahora con tarifa plana, como Cineclick, cobran aparte los estrenos.