Psicología

El niño herido y las relaciones de pareja: cuando nuestro dolor toma el mando

Nos vinculamos con los demás influidos por nuestro pasado

Una pareja discute en la calle

Una pareja discute en la calle / IAKOV FILIMONOV / 123RF

Ángel Rull

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Las relaciones de pareja son un terreno fértil para el crecimiento personal y la satisfacción emocional, pero también pueden ser un campo de batalla donde nuestro niño herido toma el mando. Por eso, debemos explorar cómo las heridas emocionales de la infancia pueden influir en nuestras relaciones de pareja, y qué podemos hacer para sanar y construir relaciones más saludables y satisfactorias.

La conexión entre nuestro pasado y nuestras relaciones actuales es más profunda de lo que solemos reconocer. El niño herido que llevamos dentro puede manifestarse de maneras sutiles pero poderosas en nuestras interacciones de pareja. A menudo, esto ocurre de manera inconsciente, lo que hace que sea aún más importante explorar este tema con profundidad.

¿Qué es el niño herido?

El concepto del niño herido se refiere a las heridas emocionales y psicológicas que adquirimos durante la infancia. Estas heridas pueden surgir de experiencias traumáticas, negligencia, abandono, críticas constantes o cualquier situación que cause dolor emocional. A menudo, estas heridas quedan enterradas en lo más profundo de nuestro ser, pero siguen afectando nuestras vidas, especialmente nuestras relaciones de pareja.

Por ejemplo, podemos imaginar a alguien que creció en un hogar donde sus padres se divorciaron de manera conflictiva. Este individuo puede llevar consigo la herida del abandono y la inseguridad en las relaciones, lo que podría llevarlo a temer la pérdida y a actuar de manera impulsiva para evitar ser abandonado en su relación actual.

El impacto en las relaciones de pareja

Cuando llevamos nuestras heridas de la infancia a una relación de pareja, pueden surgir una serie de problemas. Esto genera un alto nivel de malestar y haría aún más grandes las heridas previas.

Estas son las tres formas en las que el niño herido puede tomar el mando:

1. Repetición de patrones

Las personas tienden a recrear patrones familiares en sus relaciones de pareja. Si se crece en un entorno donde había conflictos constantes o relaciones poco saludables, es probable que se repitan esos mismos patrones en las propias relaciones. Esto puede llevar a una dinámica destructiva que es difícil de romper.

Por ejemplo, si un individuo creció en una familia donde sus padres tenían discusiones intensas y nunca resolvían sus problemas de manera constructiva, es probable que repita este patrón en su relación de pareja. Esto puede generar una atmósfera de constante tensión y conflicto.

2. Dependencia emocional

Las heridas de la infancia pueden llevar a una dependencia emocional en la edad adulta. Buscamos en nuestra pareja la validación y el amor que no recibimos en la infancia. Esto puede poner una presión abrumadora en la relación y hacer que dependamos en exceso de nuestra pareja para nuestra propia felicidad.

Por ejemplo, alguien que experimentó una falta de afecto y apoyo emocional durante su infancia puede buscar constantemente la aprobación y el cariño de su pareja en un intento de llenar ese vacío. Esto puede crear una dinámica de necesidad que puede ser agotadora para ambas partes.

3. Autoestima y autoimagen

Las heridas emocionales de la infancia también pueden afectar nuestra autoestima y autoimagen. Si alguien es constantemente criticado o desvalorizado cuando es niño, es posible que lleve esas creencias negativas sobre sí mismo a la relación de pareja. Esto puede llevar a la inseguridad, los celos y la necesidad constante de aprobación.

Por ejemplo, alguien que fue ridiculizado o menospreciado en su infancia puede desarrollar una baja autoestima y sentirse constantemente inadecuado en su relación de pareja. Esto puede llevar a comportamientos autodestructivos y a una constante búsqueda de validación.

Sanando al niño herido

Sanar al niño herido es un proceso necesario para construir relaciones de pareja más saludables y satisfactorias. Aunque puede ser un camino largo, sí acaba siendo tanto necesario como satisfactorio.

Estos son algunos pasos que se pueden seguir:

1. Autoconciencia

El primer paso para sanar al niño herido es tomar conciencia de las heridas emocionales que lleva consigo. Reflexionar sobre la infancia y cómo esas experiencias pueden estar afectando las relaciones actuales. La terapia psicológica puede ser de gran ayuda en este proceso.

Por ejemplo, un individuo que se da cuenta de que su necesidad constante de aprobación proviene de la falta de apoyo emocional en su infancia puede comenzar a trabajar en la aceptación de sí mismo y en el desarrollo de su autoestima a través de la terapia.

2. Aceptación

Debemos aceptar que las heridas emocionales son parte de nuestra historia, pero no definen quiénes somos. Aprender a perdonarnos a nosotros mismos por las heridas que sufrió el niño interior y comprender que no somos responsables de lo que ocurrió en la infancia.

Por ejemplo, alguien que vivió un trauma infantil puede aprender a perdonarse a sí mismo por no haber tenido el control sobre la situación en ese momento. La aceptación es el primer paso hacia la curación.

3. Terapia

Buscar la ayuda de un terapeuta especializado en relaciones y trauma infantil puede ser esencial para sanar al niño herido. La terapia proporciona un espacio seguro para explorar las emociones y trabajar en la curación.

Por ejemplo, a través de la terapia, una persona puede explorar las conexiones entre su infancia y sus patrones de comportamiento en las relaciones de pareja. El terapeuta puede ayudar a identificar y abordar las heridas emocionales de manera efectiva.

Construyendo relaciones saludables

Una vez que se comienza a sanar al niño herido, estamos en camino de construir relaciones de pareja más saludables. Esto nos lleva directos a una mayor sensación de bienestar.

Estos son algunos consejos para mantener relaciones satisfactorias:

1. Comunicación abierta

La comunicación es clave en cualquier relación. Aprender a expresar las necesidades, deseos y preocupaciones de manera abierta y respetuosa. Escuchar activamente a la pareja y fomentar un ambiente donde ambos se sientan seguros para compartir.

Por ejemplo, practicar la escucha activa puede ayudar a evitar malentendidos y conflictos innecesarios. Cuando te comunicas de manera efectiva, puedes resolver los problemas de manera constructiva.

2. Autocuidado

No depender exclusivamente de la pareja para la felicidad y bienestar emocional. Dedicar tiempo a cuidarse a uno mismo, desarrollar los intereses y mantener la independencia.

Por ejemplo, tomarte tiempo para practicar tus pasatiempos, estar con amigos y cuidar de tu bienestar físico y emocional puede fortalecer tu relación al hacer que seas una persona más equilibrada y feliz.

3. Trabajo en equipo

Una relación de pareja exitosa implica trabajo en equipo. Colaborar con la pareja para superar los problemas y celebrar los éxitos juntos. Apoyarse mutuamente en el crecimiento personal es esencial.

Por ejemplo, si enfrentas un problema importante en la relación, como la crianza de hijos o dificultades económicas, trabajar juntos como equipo fortalecerá la conexión entre ambos. El apoyo mutuo en momentos difíciles puede fortalecer la relación en el largo plazo.

Las heridas emocionales de la infancia pueden ejercer un poderoso impacto en nuestras relaciones de pareja, pero no tienen por qué definirlas. Al tomar medidas para sanar al niño herido, podemos construir relaciones más saludables y satisfactorias. La autoconciencia, la aceptación y la terapia son herramientas óptimas en este proceso de sanación. Al trabajar juntos, podemos liberarnos de los patrones negativos del pasado y crear un futuro lleno de amor y conexión genuina en nuestras relaciones de pareja. La sanación del niño herido es un viaje continuo hacia relaciones más plenas y satisfactorias, y cada paso nos acerca a ese objetivo.

* Ángel Rull, psicólogo.