Psicología

No gestiono mis emociones: cinco maneras de empezar a hacerlo

Entender y manejar lo que sentimos se relaciona con el bienestar emocional

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Ángel Rull

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La gestión emocional se refiere a la habilidad de reconocer, comprender y regular nuestras emociones y las de los demás. La gestión emocional es una habilidad importante que nos permite controlar nuestras emociones en situaciones difíciles, lo que nos ayuda a tomar decisiones más informadas y a interactuar de manera más efectiva con los demás. La gestión emocional también puede ayudarnos a manejar el estrés y la ansiedad, mejorar nuestras relaciones y aumentar nuestra capacidad de empatía y compasión.

¿Qué es la gestión emocional?

La gestión emocional no se trata de negar o suprimir nuestras emociones, sino más bien de aprender a manejarlas de manera efectiva. Esto significa que debemos aprender a reconocer nuestras emociones y comprender lo que las desencadena. También debemos aprender a regular nuestras emociones para que no nos dominen y afecten nuestra capacidad de pensar y actuar de manera efectiva.

La gestión emocional es especialmente importante en situaciones de alta presión o de conflicto, como en el lugar de trabajo o en nuestras relaciones personales. En estas situaciones, es fácil sentirse abrumado por nuestras emociones y reaccionar de manera impulsiva. Sin embargo, con la gestión emocional, podemos controlar nuestras emociones y tomar decisiones informadas y efectivas.

¿Qué ocurre cuando no gestiono mis emociones?

Cuando no gestionamos nuestras emociones, pueden ocurrir una serie de consecuencias negativas. Estas son algunas de las posibles consecuencias de no gestionar adecuadamente nuestras emociones:

·       Estrés y ansiedad

Cuando no gestionamos nuestras emociones, pueden acumularse y causar estrés y ansiedad. Si estamos constantemente sintiendo emociones intensas, como la rabia o la tristeza, es probable que experimentemos niveles más altos de estrés y ansiedad. Esto puede afectar nuestra salud mental y física a largo plazo, lo que nos hace más vulnerables a enfermedades mentales y físicas.

·       Problemas de relación

Cuando no gestionamos nuestras emociones, también podemos experimentar problemas en nuestras relaciones. Si estamos siempre sintiendo emociones intensas, podemos ser más propensos a reaccionar de manera exagerada o inapropiada a los comentarios o acciones de los demás. Esto puede causar tensiones en nuestras relaciones y hacer que los demás se sientan incómodos o alejados de nosotros.

·       Decisión impulsiva

Si no gestionamos nuestras emociones, también podemos tomar decisiones poco óptimas. Cuando estamos experimentando emociones intensas, como la rabia o la tristeza, es más difícil pensar con claridad y tomar decisiones que de verdad nos ayuden. En lugar de tomar decisiones basadas en la razón y la lógica, podemos tomar decisiones impulsivas que no son beneficiosas para nosotros a largo plazo.

·       Baja autoestima

Cuando no gestionamos nuestras emociones, también podemos experimentar una baja autoestima. Si estamos constantemente sintiendo emociones intensas, podemos comenzar a sentirnos abrumados o impotentes, lo cual impacta contra nuestra valía personal, haciendo que baje la autoestima.

Cinco pasos para aprender a gestionar mis emociones

La gestión de las emociones es una habilidad esencial que todos necesitamos para navegar por la vida de manera efectiva y saludable. Las emociones pueden ser positivas, como la felicidad, el amor y la alegría, o negativas, como la tristeza, la rabia y el miedo. Aprender a gestionar nuestras emociones puede ayudarnos a manejar mejor situaciones estresantes, a mantener relaciones saludables y a tomar decisiones más óptimas. Aquí hay cinco pasos que pueden ayudarte a aprender a gestionar tus emociones.

Paso 1: Reconoce tus emociones

El primer paso para gestionar tus emociones es reconocerlas. Muchas personas tienen dificultades para identificar sus emociones, especialmente las emociones negativas como la rabia o la tristeza. A menudo, las personas tratan de ignorar o reprimir sus emociones, en lugar de enfrentarlas y procesarlas adecuadamente.

Para reconocer tus emociones, es útil prestar atención a las sensaciones físicas que experimentas cuando estás emocionalmente cargado. Por ejemplo, ¿sientes un nudo en el estómago cuando estás ansioso? ¿Tienes dolores de cabeza cuando estás estresado? ¿Sientes un aumento en la presión arterial cuando estás enfadado? Estas sensaciones pueden ayudarte a reconocer cuándo estás experimentando una emoción y qué emoción es.

Además, puedes hacer preguntas para ayudarte a identificar tus emociones. ¿Qué estoy sintiendo en este momento? ¿Es esto una emoción que he sentido antes? ¿Qué desencadenó esta emoción? ¿Es una emoción que quiero sentir o quiero cambiarla? Al hacer estas preguntas, puedes comenzar a reconocer tus emociones y a comprender cómo te afectan.

Paso 2: Acepta tus emociones

Una vez que hayas identificado tus emociones, el siguiente paso es aceptarlas. Muchas personas se sienten incómodas al experimentar emociones negativas y tratan de suprimirlas o ignorarlas. Sin embargo, esto puede ser perjudicial para tu bienestar emocional a largo plazo.

En lugar de tratar de evitar tus emociones, trata de aceptarlas. Reconoce que todas las emociones son válidas y que es normal experimentar tanto emociones positivas como negativas. En lugar de juzgarte a ti mismo por sentir una emoción en particular, practica la autocompasión y la aceptación.

Paso 3: Comprende tus emociones

Una vez que hayas reconocido y aceptado tus emociones, es importante comprenderlas. Trata de averiguar por qué estás experimentando una emoción en particular y qué la está desencadenando. ¿Estás experimentando ansiedad debido a una situación estresante en tu vida? ¿Estás enfadado con alguien que te ha lastimado? ¿Estás triste porque estás experimentando una pérdida importante?

Comprender tus emociones te ayuda a procesarlas de manera efectiva y a tomar medidas para mejorar tu bienestar emocional. Por ejemplo, si estás experimentando ansiedad debido a una situación estresante en tu vida, puedes trabajar en la resolución del problema o en el desarrollo de estrategias para manejar mejor el estrés.

Paso 4: Identificar los desencadenantes

A menudo, nuestras emociones son desencadenadas por algo específico, como una persona, un evento o una situación. Identificar los desencadenantes de nuestras emociones puede ayudarnos a anticipar y manejar mejor nuestras respuestas emocionales. Al hacerlo, podemos evitar reacciones impulsivas o exageradas que pueden empeorar la situación.

Paso 5: Practicar la atención plena

La atención plena es la práctica de prestar atención al presente sin juzgar. Cuando practicamos la atención plena, podemos observar nuestras emociones sin ser arrastrados por ellas. En lugar de sentirnos abrumados por nuestras emociones, podemos observarlas y responder de manera más adecuada. La atención plena también nos ayuda a ser más conscientes de nuestros pensamientos y sentimientos, lo que nos permite tomar decisiones más conscientes y controladas.

Las emociones son una parte fundamental de nuestra vida y nos permiten conectarnos con el mundo y con los demás. Sin embargo, cuando no somos capaces de gestionar adecuadamente nuestras emociones, estas pueden convertirse en un problema y tener consecuencias negativas en nuestra vida.

* Ángel Rull, psicólogo.