La difícil supervivencia del comercio local

Se despide el último pequeño comerciante del Mercat Vell de Sant Cugat: "Ya no queda nada del mercado degustación de siempre"

Javier García, propietario del comercio Peixagogo, explica a EL PERIÓDICO sus motivos para abandonar el emblemático enclave comercial

CONTEXTO | Casi un millar de las paradas de los mercados de Barcelona están vacías

Último comerciante del Mercat Vell de Sant Cugat, Javier García (de espaldas porque prefiere no aparecer de cara) que cierra su parada debido a la entrada de Ametller Origen en el edificio municipal

Último comerciante del Mercat Vell de Sant Cugat, Javier García (de espaldas porque prefiere no aparecer de cara) que cierra su parada debido a la entrada de Ametller Origen en el edificio municipal / Ferran Nadeu

Clàudia Mas

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Reanimar el cada vez más maltrecho comercio local es uno de los grandes retos que afrontan las grandes ciudades de de la región metropolitana de Barcelona. Muestra de ello es la transformación radical de los mercados municipales, cada vez más debilitados en los contextos locales por múltiples causas entre las que destacan el auge de las compras en línea y las grandes superficies.

El Mercat Vell de Sant Cugat del Vallès (Vallès Occidental), ubicado en el centro de la gran ciudad catalana, es un ejemplo paradigmático. Desmontar puestos de venta cerrados ha sido una tónica frecuente desde hace casi una década. Entre 2015 y 2024 han desaparecido más de la mitad de establecimientos de la red municipal de abastecimiento de alimentos, tal y como confirman fuentes del Ayuntamiento de Sant Cugat a EL PERIÓDICO. Concretamente, se ha pasado de disponer de ocho establecimientos a dos (uno de ellos un supermercado y otro una cadena de panadería; ambos han entrado recientemente). 

El Mercat Vell de la plaza de Sant Pere fue reconvertido en 2015 a mercado de degustación, un proyecto aprobado por unanimidad en el Pleno municipal del Ayuntamiento de Sant Cugat en 2013. En sus inicios nació con ocho establecimientos de restauración de los que actualmente no queda rastro. Escenario que se agrava con el cierre de la última pequeña parada de comercio local, gestionada bajo el conocido nombre de Peixagogo

“Esto ya no es lo de antes: no hay paradas, no hay comercio, no hay vida”, lamenta a este diario Javier García, propietario de Peixagogo, empresa que hasta ahora gestionaba dos establecimientos del mercado de degustación: un establecimiento de comida japonesa (cerrada hace unos ocho meses) y una pescadería, que cerró este pasado jueves 15 de febrero. "La entrada de Ametller Origen ha cambiado por completo el modelo de mercado del que participábamos los pequeños comerciantes", comenta García.

También lamenta la “dejadez” por parte del consistorio y de la empresa concesionaria hacia el mercado y la “falta de cumplimiento de la contrata”. Algo, dice, que piensa llevar a los tribunales: “Las obras para la remodelación del mercado no nos dejan trabajar. Cada día que levantamos la persiana nos encontramos la parada llena de polvo. ¡No podemos hacer más, me están echando!”, exclama García. 

Según el propietario de 'Peixagogo', el acuerdo de concesión del mercado "impedía que un gran supermercado como Ametller Origen se instalara en el edificio". Sin embargo, fuentes del Ayuntamiento de Sant Cugat explican a este diario que Ametller Origen supone una “unión de ocho paradas”, una argumentación que les permite pasar a integrar el Mercat Vell de Sant Cugat. 

Desde 2015 era un mercado degustación, ahora el proyecto se termina debido a su cierre

Desde 2015 era un mercado degustación, ahora el proyecto se termina debido a su cierre / Ferran Nadeu

Cierre de todos los establecimientos

Actualmente, en el mercado únicamente queda una panadería (propiedad de la empresa que gestiona el mercado) y una tienda de Ametller Origen (supermercado que ocupa el 43% de la superficie del edificio). Esta última marca comercial se estableció en noviembre de 2023 con el objetivo de dotar de vida a un mercado en el que la tónica eran los cierres, contexto acentuado con la pandemia.

Las paradas han ido abandonando el mercado por una doble razón: “la pérdida de ingresos y la mala gestión del mercado”. Así lo explica el dueño de la carnicería Boket, Manuel Illa, quien actualmente dispone de un establecimiento en la Boqueria de Barcelona desde 1930, otro en la Illa Diagonal (desde 1993) y dentro de un mes abrirán otro en la Sagrada Família. Su propietario manifiesta que “el negocio nos funciona perfectamente, pero en Sant Cugat, lamentablemente, no encontramos la manera de sobrevivir”. En 2020 decidieron marcharse de la ciudad del Vallès y apostar por la capital catalana. 

Illa explica que los principales motivos fueron “la mala gestión del mercado por parte de la gerencia, la cual exigía pagar gastos descomunales e inasumibles” y, a consecuencia de este, el segundo motivo: “No me salían los números”, recuerda. Otro ejemplo de comercio malparado es la famosa cadena sancugatense de panaderías Bonaparte (la cual dispone actualmente de tres establecimientos en la ciudad, uno de ellos dentro del mercado de Torreblanca), que estuvo hasta 2020 abierta en el mercado de degustación. 

Su dueño, Daniel Ahedo, rememora que, pese a los esfuerzos por dinamizar el mercado, tuvieron que cerrar debido “a la falta de apoyo de la gerencia y problemas financieros”. Desde Bonaparte también lamentan haber perdido "mucho dinero y energía" en un proyecto que no funcionó como esperaban: “El Mercat de Sant Cugat necesita más vida; la falta de atractivo del mercado afecta a la zona”.

Obras que se están haciendo a el Mercat Vell

Obras que se están haciendo a el Mercat Vell / Ferran Nadeu

Por su parte, fuentes de Ametller Origen explican a este diario que "estar en el Mercat Vell supone una oportunidad para apostar por un sitio histórico", así explican que después de estos primeros meses en funcionamiento, su valoración "es muy positiva". "Además de ayudar a revitalizar el espacio, tenemos una oferta diferenciadora que es atractiva para la gente de Sant Cugat. Estamos muy satisfechos y el recibimiento ha sido muy bueno", detallan.

El mercado degustación nació de la mano de la compañía Gourmets Sant Cugat y se instaló en el edificio modernista en la plaza Sant Pere, declarado Bien Cultural de Interés Local. Aunque el mercado es municipal, en 2013 se externalizó a esta empresauna concesión firmada por 40 años. Tras dos años de reformas, se convirtió en el primer mercado municipal gastronómico de Catalunya, ya que el 80% de las paradas eran de degustación. 

Lluís Martínez, arquitecto y propietario de Gourmets Sant Cugat, rebate que el 'exilio' de estos establecimientos sea signo de la decadencia del comercio local. Defiende que el cambio de modelo permite ganar un espacio llamativo para hipermercados, las opciones de avituallamiento mayoritarias: “Nos adaptamos a las necesidades del vecindario y Ametller es una marca que funciona muy bien en Sant Cugat”.

Un nuevo proyecto

A pesar del “éxito” con el que valora Martínez el mercado degustación, casi el 60% del mercado no se alineó con el proyecto original, lo que ha llevado a Gourmet Sant Cugat a la búsqueda de nuevas estrategias. Explican que la mitad del mercado continuará siendo un mercado de degustación con la nueva entrada de al menos cuatro establecimientos de restauración más. Precisamente es algo de lo que se queja Peixagogo, la construcción de un muro entre Ametller y el resto de mercados: “Se está destrozando un edificio que acabará con todo el comercio local”, lamenta Javier García. 

Además, ante la entrada de los nuevos establecimientos, la empresa gestora pretende crear una sala polivalente para eventos y actividades culinarias en la planta superior del mercado. “Es una idea innovadora para la ciudad que queremos proyectar para finales de año”. De todos modos, le tendrá que dar el visto bueno el consistorio, ahora capitaneado por un gobierno municipal con mayoría absoluta de Junts y ERC.

Aunque el Mercat Vell ha experimentado una reducción en el número de paradas en la última década, tanto el Mercat de Torreblanca como el Mercat de Mirasol han mantenido su actividad constante desde 2015. En el caso de Torreblanca, que contaba con 46 establecimientos por entonces, aún dispone de 43 en 2024. Por su parte, el Mercat de Mirasol tenía 15 establecimientos, cifra que se ha mantenido.

Fuentes municipales señalan que ambos mercados continúan operando con éxito. Sin embargo, el Mercat de Volpalleres, inaugurado en 2019, ha tenido un rendimiento ligeramente inferior en comparación con los mencionados. A pesar de mantener un total de cinco establecimientos, igual que en 2015, solo el 42% de las paradas están actualmente ocupadas y el resto han quedado desiertas.

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