Llegó en octubre desde Cancún

Operado de nuevo con éxito el niño Óliver, al que se la extirpado el resto del tumor cerebral

El menor, tratado en Sant Joan de Déu, se encuentra bien y en unos días empezará un tratamiento de protonterapia

El niño Oliver, de dos años, en una imagen colgada por su padre en Instagram.

El niño Oliver, de dos años, en una imagen colgada por su padre en Instagram.

Beatriz Pérez

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Óliver, el niño de dos años y medio con un tumor cerebral que viajó en octubre a Barcelona para ser tratado de un tumor cerebral en el Hospital Sant Joan de Déu (Esplugues de Llobregat) ha vuelto a ser intervenido con éxito este lunes. Los médicos le han extirpado lo que quedaba del tumor, pues la primera vez lograron extirparle más del 90%, pero no todo.

Tras una operación que ha durado cinco horas, el niño se encuentra bien, según fuentes del hospital. "Se le ha extirpado lo que quedaba del tumor y de aquí a unos días irá a prontoterapia, que es radioterapia con protones", certifican estas mismas fuentes.

Tras la primera cirugía en octubre, el niño fue después intervenido para tratarle la hidrocefalia (acumulación de líquido en las cavidades del cerebro) que sufría. Desde entonces y hasta hoy, Oliver ha estado recibiendo quimioterapia y el tumor no ha crecido, según fuentes de Sant Joan de Déu. Óliver es uno de los mil casos de cáncer infantil que se diagnostican anualmente en España. 

Desde Cancún

Óliver llegó el miércoles 26 de octubre a Barcelona en un avión medicalizado desde Cancún (México), donde vive con sus padres. La familia es de origen malagueña. Tras varios aplazamientos, el vuelo, que ha costado cerca de 200.000 euros y que pagó un empresario español que prefiere mantener el anonimato, aterrizó en Barcelona a mediodía. En el avión medicalizado solo viajó el enfermo y un acompañante, en este caso la madre de Óliver.

Los padres de Óliver lo llevaron por primera vez al hospital, en Cancún, el 13 de octubre al notar que le costaba andar, estaba apático, débil y había perdido el apetito. Allí le realizaron varias pruebas diagnósticas que concluyeron que Óliver tenía un tumor cerebral en la fosa posterior y también hidrocefalia, es decir, acumulación de una cantidad excesiva de líquido cefalorraquídeo en el cerebro.

El hospital mexicano en el que estaba ingresado Óliver no se atrevía a extirparle el tumor y le daba "entre quince días y un mes de esperanza de vida". Al conocer su caso, el Hospital Sant Joan de Déu de Barcelona se puso en contacto con la familia y se ofreció a valorar a Óliver y a realizar la operación.