Salud mental
Los secretos de la depresión no solo están en el cerebro
Los psiquiatras buscan pistas en el sistema inmune y en la flora intestinal para abordar una enfermedad cada vez más extendida
Beatriz Pérez
Periodista
Responsable del área de sanidad/salud de EL PERIÓDICO DE CATALUNYA desde 2018. En este tiempo he podido profundizar en temas de relevancia social y humana, como la pandemia de covid-19, el sistema de salud catalán, los avances médicos o las desigualdades en el acceso a la sanidad. En abril de 2024, gané la primera edición del Premi Salut i Drets Socials del Col.legi de Periodistes de Catalunya (demarcación de Tarragona).
La depresión será la primera causa de discapacidad global en 2030. Lo dice la Organización Mundial de la Salud (OMS). Es una enfermedad cada vez más prevalente. En Catalunya, más de 700.000 personas están diagnosticadas de depresión, según Salut, un 3,5% más que en 2020. En España, la sufren unos dos millones de ciudadanos. En Europa, 37 millones. En el mundo, 300 millones. Este 13 de enero se celebra el Día Mundial de la lucha contra la Depresión.
La pandemia de covid-19 ha puesto en el centro del debate los trastornos de salud mental, entre ellos la depresión. Ha empujado a la gente a hablar más sobre esta dolorosa problemática. También, a repensar con más profundidad nuevos modelos de tratamiento. Por ejemplo, unos de los que se están poniendo sobre la mesa son los psicodélicos para tratar depresiones y el estrés postraumático.
"Llevamos 30 años hablando de que la depresión está causada por un déficit de serotonina [la sustancia química producida por el cerebro y la médula espinal que regula las emociones]. Hay algunas depresiones que sí, pero otras que no, que están relacionadas con el sistema inmunológico o la microbiota", apunta Amanda Rodríguez, psiquiatra del Hospital Vall d'Hebron (Barcelona). "Los psiquiatras debemos salir del cerebro para tratar la depresión", insiste.
Los estudios apuntan a que la microbiota, la flora intestinal, tiene una "relación directa" con la depresión. Vall d'Hebron está en una investigación europea llamada 'Discovery' que estudia esta asociación. "La microbiota es como un cerebro virtual que da información al cuerpo, que activa o desactiva el sistema inmune. Una microbiota alterada está relacionada con cambios depresivos", asegura Rodríguez.
De momento se ha visto una "asociación", que no una "causalidad". "No podemos decir que la microbiota causa estados depresivos. Pero sí podemos decir que hay alteraciones en la microbiota que se han visto en personas con depresión", dice esta psiquiatra.
"Enfermedad multicausal"
La depresión, explica Rodríguez, al igual que todos los trastornos mentales, es una "enfermedad multicausal", esto es, no hay un único factor que la explica. No hay una sola causa de la misma en el cuerpo humano. "Un sistema inmunológico alterado, o un sistema hormonal alterado, o el tracto gastrointestinal -también llamado el 'segundo cerebro'- pueden haber sido el origen del estado depresivo", prosigue.
Así, no todas las depresiones son iguales, el origen de las mismas es "muy diverso" y por eso los psiquiatras deben tener en cuenta diferentes factores sistémicos a la hora de tratar estos trastornos. "Comer bien o tener relaciones sociales saludables es importante para prevenir estados depresivos futuros", señala. Por ejemplo, ahora con la pandemia se ha visto que el entorno social está relacionados con la depresión.
Todo esto cambia el paradigma de tratamiento de la enfermedad porque, si hay una depresión mediada por el sistema inmunológico, habría que tratarla con antiinflamatorios, por ejemplo. O si está mediada por la microbiota, con probióticos. Aquí se englobarían las llamadas "depresiones resistentes": aquellas que no responden a los tratamientos antidepresivos convencionales. "La ideología de la depresión es muy diversa y en los últimos 30 años nos hemos focalizado en una sola, en tratarla con serotonina", dice esta psiquiatra.
Todos estos aspectos están ahora en investigación. Así, los psiquiatras han comenzado recientemente a dar esketamina [un psicodélico disociativo] a personas con depresión resistente. "Es un fármaco muy novedoso y ha dado respuestas muy buenas. Los fármacos que subían la serotonina en el cuerpo han sido un fracaso en estos pacientes", cuenta.
En su opinión, "posiblemente" cuando la sociedad está muy dañada y los índices de depresión suben tanto, es porque se trata de una enfermedad "muy relacionada con el ambiente". "Probablemente las hipótesis que hemos desarrollado los psiquiatras hasta ahora no han sido del todo completas y ahora estamos abriendo la veda a nuevas terapias. Los médicos debemos salir del cerebro para tratar la depresión", concluye Rodríguez. Es decir, salir de la prescripción de ansiolíticos y antidepresivos y ampliar fronteras.
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