Investigaciones científicas

Catalunya avanza en el uso de psicodélicos para tratar trastornos mentales

Varios hospitales catalanes iniciarán este año la fase tres de ensayos de la psilocibina contra la depresión y del MDMA contra el estrés postraumático

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Beatriz Pérez

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Durante décadas, Occidente mantuvo una gran cruzada contra las sustancias psicodélicas. La Ley de Sustancias Controladas de EEUU (Control Substances Act), promulgada en 1970, inició una "guerra contra las drogas" y en concreto contra los psicodélicos (el LSD, la psilocibina), que fueron incluidos en el nivel 1 de la norma, el más restrictivo. Toda la investigación clínica que se había hecho en torno a ellos en los años 50 y 60 se frenó en seco. Pero desde el 2000, con el cambio de milenio, se produjo una especie de "renacimiento psicodélico". Y ahora, al amparo de la pandemia de la salud mental causada por el covid-19, el interés por estas sustancias como posibles fármacos para tratar trastornos mentales ha aumentado.

"No es una cosa nueva utilizar psicodélicos para tratar enfermedades mentales. Pero últimamente se ha abierto de nuevo este campo y se están desarrollando ensayos para determinar la eficiencia, efectividad y seguridad de estos tratamientos con diferentes patologías psiquiátricas, fundamentalmente la depresión", explica Narcís Cardoner, director del Servei de Psiquiatria del Hospital de la Santa Creu i Sant Pau (Barcelona) y presidente de la Societat Catalana de Psiquiatria, que forma parte de la Acadèmia de les Ciències Mèdiques. Estos ensayos no evalúan solo la sustancia, sino la psicoterapia con ese tratamiento en un contexto clínico.

EEUU es pionero en este ámbito. Por ejemplo, este país ya ha arrancado la fase tres (la previa antes de la comercialización del medicamento) de dos ensayos: el del MDMA (o éxtasis, una droga sintética que actúa como estimulante y alucinógeno) para tratar el estrés postraumático y el de la psilocibina (una sustancia alucinógena que se obtiene de determinados hongos) para tratar la depresión. Hay más investigaciones, pero estas son los dos más avanzadas, especialmente la de la psilocibina, que podría ser aprobada en EEUU próximamente.

Estudios similares se están realizando también en Europa y en concreto en Catalunya, aunque van un poco por detrás de los de EEUU. Aquí la fase tres empezará a lo largo de este año. El Hospital Sant Joan de Déu (Esplugues de Llobregat) inició el ensayo clínico con la psilocibina, cuya fase tres realizará el Vall d'Hebron Institut de Recerca (VHIR). Ambos centros también realizarán la fase tres del estudio con MDMA. Sant Joan de Déu, VHIR y el Hospital Clínic, además, van a investigar también el alucinógeno 5-DMT para la depresión resistente (aquella que no responde a los fármacos convencionales).

"En los próximos años, de aquí a 2028 o antes, podríamos ver aprobado el MDMA y la psilocibina con terapia asistida", apunta Óscar Soto Angona, psiquiatra e investigador del VHIR y presidente de la Sociedad Española de Medicina Psicodélica, entidad creada el pasado agosto que busca acercar el uso clínico de las sustancias psicodélicas con finalidad terapéutica. "También se está estudiando el LSD, pero hay menos ensayos en marcha porque su mecanismo de acción es prácticamente igual que el de la psilocibina y es más complejo. Aun así, hay estudios muy preliminares del LSD para la fibromialgia, el alzhéimer o el dolor crónico", añade Soto.

"Libres de tratamientos de por vida"

Todos estos ensayos científicos demuestran cómo los psicodélicos se están convirtiendo en un posible tratamiento para algunos trastornos mentales graves. "Son muy prometedores porque podrían lograr que algunos pacientes se libraran de tratamientos convencionales que ahora mismo son de por vida", dice Soto. Son sustancias que se administran "una o dos veces" dentro de un programa de psicoterapia. "Hemos visto que hay personas que, con unas sesiones previas y posteriores, quedan libres de síntomas", añade.

Aunque todavía queda mucho por investigar, estas sustancias se están estudiando con "psicoterapia asistida", es decir, dentro de un programa médico, en un marco temporal limitado y con la supervisión de psicólogos y psiquiatras. "A los científicos nos toca hacer mucha pedagogía sobre estas terapias, que se deben realizar de manera óptima. Estas sustancias no son adictivas en el ámbito clínico o terapéutico", insiste este psiquiatra. "Son sustancias seguras en un contexto clínico regulado, que requieren de un entorno adecuado y un acompañamiento psicoterapéutico controlado", incide por su parte Santiago Madero, psiquiatra del Hospital Clínic.

¿Qué se ha visto?

Según Cardoner, hay publicados diferentes estudios para usar la psilocibina para cuadros depresivos que no responden a "tratamientos ordinarios". "Es una depresión muy difícil de tratar porque es resistente al tratamiento. Aquí se ha comenzado a estudiar la psilocibina y el resultado es tan positivo, que se abre una puerta", destaca este psiquiatra de Sant Pau.

"Un tratamiento ya aprobado y que se puede comparar a los psicodélicos es la esketamina -un psicodélico disociativo-, que en el año 2000 demostró ser efectivo en la depresión resistente y que desde el 1 de noviembre puede usarse en los hospitales para tratar esto", cuenta Cardoner.

El mismo concluye que, de todos los psicodélicos, el más estudiado y el que tiene más "evidencia" es la psilocibina. "Si la tercera fase de estudio vuelve a ser positiva, las agencias del medicamento, tanto de EEUU como de Europa, podrían aprobar su uso", asegura.

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