Salud

Hongos, LSD y MDMA: estas son las drogas psicodélicas que tratan enfermedades mentales en Estados Unidos

MDM, LSD, ketamina y psilocibina son las sustancias utilizadas en los nuevos tratamientos

hongos alucinógenos

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Idoya Noain

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Cuatro sustancias centran los esfuerzos de la nueva era de investigación de terapias psicodélicas en Estados Unidos.

MDMA

Popularmente conocido como éxtasis o 'molly' en la cultura de uso recreativo de drogas desde que saltó en los 70 a la contracultura y en los 80 a las pistas de baile, el derivado sintético de la anfetamina es un psicodélico que actúa como estimulante y alucinógeno. 

Igual que antidepresivos como el prozac, la sustancia se une a proteínas que regulan la serotonina, pero además de bloquear la reabsorción de ese neurotransmisor va más allá y refuerza su señal química, y elevan además niveles de oxitocina y dopamina. El entactógeno produce sentimientos de empatía, compasión y confianza, lo que ha hecho que se esté probando en terapias de pareja.

El MDMA parece tener la capacidad de reabrir lo que la neurociencia llama “periodo crítico”, el momento durante la infancia en que el cerebro es más maleable y tiene capacidad de hacer y almacenar nuevas memorias. Y por eso su principal objeto de su estudio como terapia está en su uso para tratar el estrés postraumático.

Ilegalizado en 1985 y colocado en la lista de drogas de tipo I en la clasificación de la DEA, aquellas a las que no ve beneficio médico y sí riesgo de adicción, los buenos resultados en estudios en ese campo hasta la fecha hacen que se considere el más cercano a la aprobación por parte de la FDA. En uno de esos estudios, por ejemplo, se vio que, emparejado con terapia conversacional permitía a un 67% de los participantes haber superado el estrés postraumático dos meses después del tratamiento. 

Psilocibina

El principio activo de los “hongos alucinógenos” o “setas mágicas” es posiblemente la sustancia más estudiada y también la que junto al MDMA se considera más próxima a la aprobación de la Agencia del Medicamento de EEUU como terapia para lidiar con la depresión resistente a otros tratamientos, distintas formas de adicción o estrés relacionado con enfermedades terminales y se explora también como potencial para dejar de fumar.

La posesión y consumo de la psilocibina, que en su viaje provoca sentimientos de euforia y mayor conciencia del ambiente y favorece experiencias transformadoras, ya están descriminalizados en varias ciudades de EEUU y en dos estados y han estado surgiendo clínicas privadas que ofrecen tratamientos en un terreno legalmente gris.

La psilocibina es también protagonista fundamental junto al LSD en EEUU del auge de las microdosis, en el que las personas incorporan a sus rutinas fuera de un escenario médico el consumo de pequeñas cantidades (normalmente no más del 10%) de las sustancias. Sin el “viaje” asociado al consumo de una dosis completa, aseguran que ven elevada desde la creatividad y la productividad hasta la atención o el estado anímico, aunque la mayoría de estudios sobre el impacto de las microdosis hasta ahora no son concluyentes.

LSD

La dietilamida de ácido lisérgico, coloquialmente conocida simplemente como “ácido”, fue descubierta en 1938 en Suiza por Albert Hofmann, que la sintetizó por primera vez. Quizá la droga más asociada a la contracultura, está siendo estudiada como agente que, combinado con terapia, puede tratar la depresión y paliar el estrés de enfermos terminales. Seis ensayos clínicos con 536 participantes también vincularon una sola dosis de LSD a la reducción del consumo excesivo de alcohol.

Ketamina

La droga conocida popularmente como “Special K” es un anestésico que se usa con humanos y animales en todo el mundo. Sintetizada por primera vez en 1956, es una de las llamadas “dirty drugs,” que actúan en distintas partes del cerebro a la vez, y fue aprobada en 1970 en EEUU por la FDA.

Psicodélico disociativo que afecta al glutamato, un neurotransmisor que regula la percepción del dolor, emociones, aprendizaje, memoria y respuestas al ambiente, gradualmente su uso se fue extendiendo para tratar la depresión. 

En 2006 el Instituto Nacional de Salud Mental concluyó que una sola dosis intravenosa tenía rápidos efectos antidepresivos y para 2019 la FDA aprobó su uso limitado contra la depresión.

Cerca de 300 estudios clínicos han explorado ese uso, cientos de clínicas de ketamina han abierto en EEUU y para 2020 los médicos recomendaban medicar con ella a pacientes suicidas. 

En 2019 la FDA aprobó su uso limitado un espray nasal de uno de sus derivados, la esketamina, fabricado por Johnson & Johnson, que administrado junto a un antidepresivo reduce significativamente síntomas depresivos y pensamientos suicidas según probó un pequeño estudio de 2018.

En otro estudio más amplio publicado el pasado marzo y realizado con 537 personas entre 2016 y 2020, más de la mitad de los pacientes que recibieron ketamina por vía intravenosa experimentaron mejoría, casi el 30% logró la remisión y un 73% de los que tenían pensamientos o comportamientos suicidas vieron reducidos.

Otros psicodélicos

Hay otras sustancias que también están siendo objeto de estudio en esta era de renacimiento de la psicodelia. Entre ellos figuran la mescalina (que ocurre de forma natural en el cactus peyote pero también puede ser sintetizada), la ibogaina o DMT, el compuesto alucinógeno de la ayahuasca.

Otros psicodélicos

Hay otras sustancias que también están siendo objeto de estudio en esta era de renacimiento de la psicodelia. Entre ellos figuran la mescalina (que ocurre de forma natural en el cactus peyote pero también puede ser sintetizada), la ibogaina o DMT, el compuesto alucinógeno de la ayahuasca.

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