Un derecho fundamental

Abortar en Catalunya: la desigualdad territorial obliga a muchas mujeres a desplazarse

Aunque Salut ha ampliado la red, las entidades denuncian que las pacientes no siempre pueden elegir el método para interrumpir el embarazo ni tienen acceso a todos los servicios

Pareja que viajó a Bruselas para abortar

Pareja que viajó a Bruselas para abortar / FERRAN NADEU

Beatriz Pérez

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Aunque Catalunya es, como las Illes Balears, una de las comunidades que más posibilidades ofrece a la mujer para abortar, la desigualdad territorial sigue marcando el acceso a este derecho fundamental. Si la mujer quiere abortar farmacológicamente (la Conselleria de Salut ha ampliado el plazo a las 14 semanas -antes estaba en nueve-), tiene más posibilidades de no salir de su comarca. Pero, si por el contrario decide abortar quirúrgicamente, con mucha probabilidad deberá desplazarse a Barcelona, donde están las clínicas acreditadas para ello.

Entidades como la Associació de Drets Sexuals i Reproductius llevan tiempo poniendo el foco en la inequidad territorial, al tiempo que denuncian que, debido a ello, la mujer no siempre tiene opción de elegir qué método emplear para interrumpir el embarazo, un derecho que sin embargo está recogido en la ley estatal.

El nuevo protocolo de atención a la interrupción voluntaria del embarazo (IVE) en Catalunya, además de incorporar el aborto farmacológico hasta las 14 semanas, "amplía la red", según anunció Salut a finales de septiembre. Así, el nuevo documento estipula que en Lleida, Berga, Tortosa y Manresa ya se puedan realizar abortos quirúrgicos y que en Tremp, la Seu d'Urgell, Puigcerdà y Vielha ya haya acceso al IVE farmacológico.

"Las dos zonas de más desigualdad territorial eran Terres de l'Ebre y Lleida. Pero se ha cambiado con el protocolo", señala Anna Torrent, que formó parte del equipo de elaboración del documento y que es vocal de la Societat Catalana d'Obstetrícia i Ginecologia, de la Acadèmia de les Ciències Mèdiques. Sin embargo, las entidades siguen denunciando trabas y desigualdades.

El derecho a elegir el método

"La posibilidad de escoger el método con el que abortar no es equitativa en Catalunya. En la Catalunya Central, Manresa, Terres de Ponent y Pirineus es más difícil. Hasta hace dos años el aborto quirúrgico solo se hacía en Barcelona ciudad, en Tarragona y Girona, porque es donde están las clínicas acreditadas para ello", explica Sílvia Aldavert, coordinadora de la Associació de Drets Sexuals i Reproductius.

La entidad llegó a contabilizar, en 2020, un total de 604 mujeres al año que tenían que trasladarse fuera de su comarca para hacer un aborto "del tipo que fuera". Sobre todo un aborto quirúrgico, ya que el farmacológico en principio se puede hacer, a través de los servicios de atención a la salud sexual y reproductiva (ASSIR), en el centro de atención primaria (CAP), pero "no en todos".

Según Aldavert, pese a la reciente ampliación de la red por parte de Salut, "sigue habiendo problemas". "No sabemos cuántas de esas 600 mujeres anuales siguen teniendo que desplazarse porque no se han publicado los últimos datos", apunta la coordinadora de la entidad. Pese a los anuncios de Salut, denuncia la entidad, siguen sin poderse hacer abortos quirúrgicos en Manresa y Lleida, por ejemplo. Aunque se anunció que habría una clínica acreditada para el aborto quirúrgico en Lleida, la realidad, según Aldavert, es que , de momento, "todos los abortos que se hacen en Lleida son farmacológicos".

Aborto farmacológico

En cuanto al aborto farmacológico, las mujeres de Terres de Ponent, Catalunya Central o Terres de l'Ebre antes ni siquiera podían elegir entre un aborto farmacológico o quirúrgico. O sea, tenían que desplazarse sí o sí a Barcelona. "Aquí -reconoce Aldavert- se ha hecho algún avance. Por ejemplo, en los hospitales de Pallars, Lleida o Terres de l'Ebre ya se están haciendo abortos farmacológicos, aunque con muchas dificultades".

La Associació de Drets Sexuals i Reproductius denuncia que esta "dificultad de acceso" tiene que ver con la "poca voluntad" de hacer un "seguimiento" del tema. Y, por otro lado, la "objeción de conciencia" en muchos de estos hospitales públicos es "muy importante". "Por ejemplo, el Hospital de Pallars tiene un profesional de fuera porque los que trabajan ahí son objetores de conciencia", apunta Aldavert. No obstante, desde la Sociedad Catalana d'Obstetrícia i Ginecologia, Torrent asegura que el número de objetores es "muy bajo".

Cuando una mujer desea abortar debe acudir al ASSIR de su centro de salud. Allí, según la ley, deberían poder ofrecerle las dos opciones para abortar: o farmacológica o quirúrgicamente. Los abortos quirúrgicos se hacen, mayoritariamente, en clínicas acreditadas. Solo hay algunos abortos quirúrgicos que se hacen en hospitales cuando ya están muy avanzados y tienen complicaciones graves. Aldavert cree que la ampliación a las 14 semanas del aborto farmacológico implicará una reducción del quirúrgico.

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