La fallida desescalada

Cronología de un julio fatal: el mes en que el covid-19 dilapidó el verano de Catalunya

La variante delta y un excesivamente temprano levantamiento de restricciones hicieron cerrar el ocio nocturno, imponer un toque de queda y temer por otro colapso sanitario

Park Güell

Park Güell / Ferran Nadeu

Beatriz Pérez

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La quinta ola del covid-19 no puede entenderse sin la variante delta del coronavirus. Al ser hasta un 60% más contagiosa que la su predecesora (la alfa), la variante delta ha supuesto un antes y un después en la pandemia. Ella y un levantamiento excesivamente temprano de las restricciones han hecho de julio un mes fatal, especialmente en Catalunya, que no ha bajado de una incidencia acumulada en los últimos 14 días de unos mil casos por 100.000 habitantes.

Los centros de atención primaria (CAP) comenzaron a estar saturados a principios de julio. Pero, a diferencia de estas oleadas, las personas que llegaban a ellos con síntomas de covid-19 o con sospecha de tener la enfermedad, eran jóvenes: pacientes de entre 18 a 29 años que no estaban vacunadas. Por primera vez en 16 meses, la pandemia comenzó a cebarse con la juventud.

Los médicos alertaron de que, si no fuera por la vacuna, se hubiera vuelto al confinamiento domiciliario

La explosión de contagios, que llegó a ser comparable con la de marzo de 2020, puso contra las cuerdas a unos CAP que tuvieron que volver a desprogramar actividad, aunque los primeros días la presión no llegaba a los centros hospitalarios ni a sus ucis, ni tampoco aumentaba la mortalidad. Los CAP, al borde del colapso, pidieron ayuda a los hospitales para hacer PCR y vacunar. El presidente del Col.legi Oficial de Metges de Barcelona (COMB), Jaume Padrós, llegó a decir en Twitter que, si no fuera por la vacuna, que evita la enfermedad grave, las autoridades deberían plantearse un confinamiento domiciliario.

Freno a la desescalada

La cosa fue a peor. El 6 de julio de 2021, Catalunya se vio obligada a pegar un brusco frenazo a la desescalada ante el fuerte ascenso del covid-19. Ese día la Generalitat decretó el cierre del interior del ocio nocturno inicialmente durante 15 días. Pero a día de hoy el sector sigue cerrado. Sin embargo, mantuvo la celebración del Festival Cruïlla porque era al aire libre. La Rt superaba entonces los 3 puntos. Pese a que la obligatoriedad de la mascarilla en el exterior es competencia estatal, Catalunya empezó a recomendar su uso. "Seguimos recomendando el uso de la mascarilla también en exterior, especialmente cuando no se puede guardar la distancia", defendía la subdirectora general de Coordinació i Gestió d’Emergències de Protecció Civil, Imma Solé.

La situación obligó a la Conselleria de Salut a cambiar el protocolo contra el covid-19 el 8 de julio: dejó de hacer test de antígenos a los contactos asintomáticos, les pidió que no acudieron al CAP y que se autoconfinaran directamente. Mientras, los megabrotes entre veinteañeros colocaron a Barcelona en la cabeza de la quinta ola a nivel europeo. Y, ante el descontrol de contagios en este colectivo, tomó más fuerza una preocupación médica que ya llevaba meses existiendo: el covid persistente. El 'conseller' Argimon advirtió en rueda de prensa a los jóvenes que, pese a que pasaran una infección leve, podían desarrollar esta enfermedad para la que de momento no hay cura. La sufren un 10% de los infectados de coronavirus.

Más restricciones

A medida que avanza julio, las restricciones van a más. Casi a mediados de mes, el Govern decreta el cierre de toda la actividad nocturna a las 00.30 horas e impone un toque de queda a la 1 de la madrugada. Hay tantos contagios entre jóvenes, que algunos de ellos empiezan a enfermar grave. "El porcentaje de pacientes menores de 40 años en ucis, que antes era del 4%, ahora es ya del 25%", alerta Argimon. Días después, los test de antígenos llegan a las farmacias de toda España. La secretaria de Salut Pública de Catalunya, Carmen Cabezas, advierte de que la variante delta obliga a subir la inmunidad de grupo "a un 85% o 90%": no bastará con aquel 70% prometido inicialmente a finales de agosto. La presión del covid-19 comienza a notarse ya en hospitales y ucis, que ahora superan los 2.000 y 500 pacientes ingresados respectivamente.

A finales de mes, bajan los contagios entre jóvenes y suben entre los mayores: aumenta la mortalidad

En la última semana de julio, la quinta ola toma un cariz diferente. Comienzan a bajar los contagios entre jóvenes, así como sus ingresos, pero empiezan a subir entre las personas mayores.  Son, fundamentalmente, personas de mediana de edad, de entre 40 y 60 años, que no están vacunadas o que tienen solo una dosis. Y sube también la mortalidad por covid-19, aunque no es comparable con la de otras oleadas gracias a la vacuna. "El 73% de los ingresados en ucis por coronavirus desde el 1 de julio no están vacunados y a la mayoría de ellos se les había ofrecido la vacuna", revela Cabezas. Argimon predice que las ucis llegarán a un pico de 700 enfermos en agosto. Los contagios diarios llevan ya unos pocos días bajando.

El 29 de julio, el 'conseller' de Salut reconoce su error de cálculo sobre esta quinta ola, que no vio venir, en el Parlament de Catalunya. Cerca de cinco millones de catalanes tienen ya la pauta completa de la vacuna.

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