Crisis climática
El temporal Ciarán enciende el debate sobre si deben salvarse las playas que engulle el mar
Govern y científicos chocan con ayuntamientos al considerar que el último temporal evidenció la imposibilidad de preservar todo el litoral
Barcelona lleva ya ocho años pidiendo sin éxito arena para sus playas
La Generalitat rechaza salvar playas con más arena y da por hecho que algunas desaparecerán
Guillem Costa
Ciarán, el temporal de la última semana, evidenció de nuevo la fragilidad de las playas mediterráneas y ha reabierto un debate cada vez más ineludible: ¿se debe mover cielo y tierra para evitar que las playas pierdan más arena o ha llegado la hora de asumir que algunas de ellas seguirán estrechándose año tras año?
Las imágenes hablan por sí solas. En Barcelona, Badalona, Premià o Pineda de Mar, algunas playas han quedado reducidas prácticamente a la nada. En algunos puntos se han formado pequeñas fallas por la fuerza del oleaje, ya que el mar impacta contra elementos artificiales (espigones o cemento) en lugar de extender su energía a lo largo de un lecho arenoso. Y también hay que decirlo: otras playas, con el temporal, han recibido importantes aportaciones de arena y son ahora más anchas que una semana atrás.
Ante esta situación, el Govern de la Generalitat se mantiene firme en lo que viene asegurando en los últimos meses. Fuentes del Departament d'Acció Climàtica apuestan por lo que recoge el documento 'Estratègia catalana d'adaptació al canvi climàtic 2021-2030'. Reconocen que todas las playas no se pueden salvar y que se debe aceptar que algunas desaparecerán, mientras que otras crecerán. Desde el Govern recuerdan también que las costas son competencia exclusiva del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico.
Desde el Institut de Ciències del Mar se apunta que se deberán derribar algunas construcciones en primera línea de mar
Ayuntamientos afectados
Por lo tanto, en última instancia, el plan que se trazará para hacer frente a estos fenómenos meteorológicos típicos de otoño e invierno dependerá del ministerio dirigido por Teresa Ribera (a día de hoy en funciones). Sin embargo, lo que la Generalitat deja claro es que no está de acuerdo en un modelo basado en trasladar toneladas de arena que meses después el mar puede engullir de nuevo.
Albiol ha enviado una carta a la ministra Ribera exigiendo soluciones
Además del punto de vista de la Generalitat, están los ayuntamientos. Los alcaldes y alcaldesas que sufren la debilidad de sus playas a menudo deciden reclamar arena al ministerio para salvar la temporada de verano. De hecho, Xavier García Albiol, este lunes, no ha tardado en levantar la voz para exigir soluciones y ha decidido enviar una carta a Ribera. En la misiva, el alcalde badalonés pide respuestas urgentes para paliar las consecuencias de temporales como Ciarán.
¿Y qué dice la ciencia? ¿Es viable continuar aportando arena? Jorge Guillén, investigador del Institut de Ciències del Mar (ICM - CSIC), sin descartar del todo este método de forma quirúrgica, considera que no: "No es sostenible ecológicamente, porque el fondo del mar no es una mina infinita, pero tampoco económicamente. A medio plazo, llegará a ser más caro ir aportando arena cada ciertos años que replantear el urbanismo litoral".
Casas en riesgo
¿Pero qué significa modificar el urbanismo? Guillén advierte de que estos temporales cada vez serán más dañinos (porque cada año hay menos playa, por lo tanto, menos freno para las olas) y pone el foco no solo sobre la pérdida de playas sino sobre los edificios que están amenazados por una especie de cóctel fatal. La mezcla está formada por tres ingredientes nocivos: "No llegan sedimentos de las rieras y los ríos, los paseos marítimos están demasiado urbanizados (poco naturales y muy antropizados) y el nivel del mar aumentará más de 50 centímetros en las próximas décadas".
"El reto es planificar nuestras costas sabiendo que el mar puede ganar 100 metros"
Entonces, ¿la solución será derribar algunas construcciones en primera línea de mar? "En algunos casos, sí se podrían estudiar este tipo de medidas, mediante expropiaciones de la Administración", dice Guillén. "Pero no hay una solución única sino que se deben combinar distintas acciones", añade.
El investigador afirma que en algunas playas se puede intentar renaturalizar la costa, para que las dinámicas naturales frenen al empuje de los temporales. "En otras, puntualmente, sí se puede verter arena para intentar que se regeneren", matiza. Pero es una medida que no se debe desarrollar a la brava: "Ha de ir acompañada de la protección a través de escolleras paralelas a la playa".
De todas formas, Guillén admite que las escolleras son difíciles de construir y no desempeñan ninguna función natural. Propone tomar este tipo de decisiones solo cuando proteger la costa sea realmente indispensable y cita un estudio científico que plantea la desaparición de la mitad de las playas del mundo: "A lo mejor no serán tantas, pero no hay duda de que algunas desaparecerán. El reto, como especie, es ser capaces de planificar nuestras costas, teniendo en cuenta que el mar, dentro de 50 años, puede haber ganado tranquilamente 100 metros.
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